Opinión
Ver día anteriorViernes 7 de agosto de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Penultimátum

Extraña racha amorosa

¿L

a comezón del séptimo año? ¿La venganza por lo que ayer tanto criticaron?  Son algunas de las preguntas que se hacen los estadunidenses al conocer los pormenores de la extraña racha amorosa que afecta a dos prominentes miembros del Partido Republicano, mencionados en los corrillos políticos como posibles candidatos a la presidencia de Estados Unidos en 2012. El primero es el senador John Ensign, líder del Comité Político de su partido. Tuvo que admitir que durante nueve meses sostuvo una relación extramarital con Cynthia Hampton, funcionaria que trabajó para él durante la pasada contienda electoral.

Nada de extraño un desliz extramarital, si no fuera porque el senador Ensign fue uno de los más feroces críticos de los encuentros que el presidente William Cinton tuvo en la oficina oval de la Casa Blanca con la becaria Monica Lewinsky. También condenó al senador de su partido Larry Craig cuando fue sorprendido en los sanitarios de un aeropuerto intentando seducir a un hombre que resultó ser un agente encubierto. Craig tuvo que renunciar a su escaño.

El segundo caso es el que más interés despierta, y su protagonista es el gobernador de Carolina del Sur, Mark Sanford, casado con una multimillonaria y padre de cuatro hijos. El gober se enamoró perdidamente de una bella mujer argentina, María Belén Chapur, de 43 años, divorciada y con dos hijos; trabaja en una empresa agropecuaria y habla varios idiomas. Sanford es una de las figuras más distinguidas e influyentes del Partido Republicano, presidente de la asociación de gobernadores republicanos y varias veces integrante del Congreso de su país.

Aunque su esposa supo hace tiempo que su marido le era infiel, el escándalo estalló cuando el gober desapareció misteriosamente de la escena social y burocrática. Algunos hasta llegaron a pensar que había sido víctima de un secuestro o estaba enfermo. Lo estaba, pero de amor y para curarse viajó en secreto a Buenos Aires para disfrutar una semana con la mujer que desde hace apenas ocho años le quita el sueño. Confesó públicamente que ese había sido el viaje de despedida, pues le interesaba más la gente de su estado y su familia que el idilio a distancia. Entre lágrimas, pidió perdón a su esposa, a sus hijos, a sus votantes y compañeros de partido.

Sanford atacó a Clinton por su relación con la Lewinsky. Ahora desea rehacer su matrimonio, luego de que su esposa aceptara una separación temporal para la reflexión mutua. Pero en tanto, el gober se comparó con el rey David que cayó con estrépito, pero se levantó y reconstruyó su reinado. Eso espera hacer en la arena política. Si es que lo permiten sus electores que suelen perdonar deslices amorosos, pero no mentir y presumir virtudes inexistentes. Si no, pregúntenle al ex presidente Bush.