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Presentan una retrospectiva del artista en el museo Ángel Zárraga, de Durango

José Luis Calzada escoge las imágenes de la fantasía popular como materia prima

Se exhiben 100 piezas en aguafuerte, linóleo y madera que forman parte de la donación del grabador al programa Pago en Especie

Cierra un ciclo para experimentar otras técnicas

 
Periódico La Jornada
Martes 4 de agosto de 2009, p. 7

El Museo de Arte Contemporáneo Ángel Zárraga, de la capital de Durango, muestra un centenar de obras de José Luis Calzada.

Se trata de la Retrospectiva de obra gráfica, 1988-2009, que hace unos días se inauguró en ese recinto.

Esta colección de 100 grabados en aguafuerte, linóleo y madera forma parte de la donación que Calzada hizo al recinto como parte del programa nacional Pago en Especie, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Para su coterráneo, el poeta, ensayista y crítico literario Evodio Escalante, el arte de Calzada “tiene su origen en un impulso de la más pura naturaleza romántica. Él cree en los poderes intactos de la imaginación, como también cree –y éste es otro rasgo que anuncia su cepa romántica– en la fuerza de las imágenes generadas en el seno de una comunidad”.

Autodidacta de formación, José Luis Calzada aprendió a pintar mediante la práctica constante de más de un cuarto de siglo. Es dueño de una obra ensoñadora y evocadora, en la cual se perciben constantes como la luna menguante, que sirve de fondo a sus personajes subliminales.

Gozosa inmersión en la literatura

Calzada, prosigue Escalante, pertenece a esa rara clase de artistas que ha escogido las imágenes de la fantasía popular como materia prima a partir de la cual habrá de elaborar un discurso propio.

En él sorprende su insistencia no sólo en retomar algunos de los grandes momentos de la historia de la pintura, desde el Renacimiento hasta nuestros días, sino su gozosa inmersión en el mundo de la literatura.

Sin embargo, Calzada no pretende ilustrar sus fuentes literarias. Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, José Revueltas proporcionan, en su caso, un pretexto y una materia prima a los que el artista agregaría la gota transformadora de la fantasía pictórica y el toque subversivo de la ingenuidad, agrega Escalante.

En 1970 el incipiente artista quemó sus pinturas en un acto público en la Plaza de Armas de la capital de Durango, en protesta por el mercantilismo del arte. Una década después retomó los pinceles y profundizó en los pintores italianos del Renacimiento.

Según el artista, en estas dos décadas su obra se ha enriquecido y evolucionado. En lo que respecta a su temática, las fuentes han sido constantes en la medida que tienen que ver con poesía, literatura, cine y música. La obra ha ganado en ampliar más bien una colección de grabados, apunta.

Con esa donación, Calzada cierra un ciclo para experimentar con otras técnicas y temáticas en el grabado y la obra de caballete.