Sociedad y Justicia
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En el programa Oportunidades harán prácticas profesionales; único trámite que les hacía falta

Cumplen parteras de San Miguel requisitos de título para ejercer

Estamos a tiempo de rescatar el parto como un proceso natural humano, dicen egresadas

 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de julio de 2009, p. 40

Las responsables de la Escuela de Parteras Profesionales que funciona en San Miguel de Allende desde 1997 llegaron a pensar que su modelo educativo, único en México, había topado con un escollo insalvable y que el próximo paso en su historia de más de una década sería, irremediablemente, cerrar. De esta institución egresan cada año cerca una treintena de muchachas altamente capacitadas para acompañar a otras mujeres en el embarazo, parto y posparto sin intervención hospitalaria.

Explica Maricruz Coronado, su directora: Las normas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las de la propia Secretaría de Salud (Ssa) exigen que una partera titulada haya atendido al menos 25 partos, además de haber acreditado todas las materias teóricas, para obtener su célula profesional. Pero nuestras alumnas no podrían cumplir el requisito porque, por años, las autoridades nos negaron lo que se llama el campo clínico necesario; esto es, espacios en clínicas y hospitales para que nuestras estudiantes completen sus prácticas.

Desde 2000, cuando se presentaron las primeras solicitudes para realizar prácticas en el sistema hospitalario público, este modelo topó con la burocracia del sistema asistencial. En 2006 lograron el aval de la Ssa, pero sólo en el papel, pues las plazas no se abrieron. “Fue toda una lucha contra el sistema médico. Y al final –subraya– ganamos”.

Diversas evaluaciones, entre ellas la del Instituto Nacional de Salud Pública y el Departamento de Obstetricia de la Universidad de California y de la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos para la Salud, avalaron lo que, apenas hace unas semanas, se traduce en luz verde para que las pasantes de la escuela, procedentes de los estados de alta marginación, donde la mayoría de mujeres recurren a comadronas, culminen su formación profesional y técnica.

Por el acuerdo logrado, 10 egresadas prestarán servicio social en cinco hospitales del IMSS Oportunidades, luego de haber obtenido 93 por ciento de calificación en sus evaluaciones.

Es, finalmente, el paso que esperaban para considerar consolidado el proyecto que arrancó en 1997 y que proyecta expanderse a otros estados.

La alternativa a varias carencias

En México, donde el universo de unas 28 mil parteras practicantes (una tercera parte de ellas sin registro ni licencia) tiende a reducirse por la pérdida de transmisión de conocimiento de las abuelas a madres y nietas, la protección de esta especialidad es una alternativa indispensable frente a la realidad: insuficiente cobertura médica en zonas remotas, altas estadísticas de muerte materno-infantil y –como reconocen las autoridades de salud en privado– muchos médicos egresados de las universidades , reacios a irse a las regiones más deprimidas.

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Las egresadas de la Escuela de Parteras Profesionales desde la primera consulta monitorea la evolución del embarazo y lo atenderá si todo tse presenta de manera normalFoto La Jornada

Esto puede significar, agregan Mélida y Maricruz, el antídoto para la epidemia de cesáreas innecesarias que afecta la práctica de dar a luz en toda la República. Citan estadísticas conocidas y reconocidas por las autoridades. En los hospitales públicos, el 35 por ciento de los partos son por cesárea. En los privados, la cifra sube de 70 a 80 por ciento. En contraste, en el hospital perteneciente a CASA, el mismo proyecto que desarrolló la escuela de partería, la tasa anual de intervenciones quirúrgicas es de 13 por ciento.

Ante la dificultad de capacitar a las comadronas tradicionales, la Escuela de Parteras enfiló sus baterías hacia sus hijas, nietas o sobrinas. La idea prendió de inmediato. Tres años de estudios que cubren un programa de ciencias básicas, cursos de nutrición, farmacología, obstetricia y cuidado neonatal, más las experiencias clínicas, permiten a las graduadas ejercer el oficio que practicaron sus antepasadas, pero con título, educación, entrenamiento y un salario. En las distintas evaluaciones que se aplicaron a este modelo, sus estudiantes destacan por su desempeño. Maricruz muestra uno, entre los muchos expedientes que presentó ante las autoridades. Es el de Fátima del Rosario Ramírez, pasante de partería, originaria de Zacatipan, Tamazunchale, que hizo sus prácticas en un hospital del IMSS. En los 414 partos a los que asistió, todas sus calificaciones fueron de 10. Su caso no es el único. En general, ninguna de nuestras estudiantes ha obtenido una calificación menor de 8.5.

El vínculo con los conocimientos ancestrales, sin embargo, es aún esencial en la carrera. Somos las guardianas de lo normal, expresa Mélida. Maricruz lo ilustra: “Desde la primera consulta la partera profesional monitorea la evolución del embarazo. Sabemos, desde el principio, que somos expertas en lo que transcurre de manera natural, no en lo anormal. Así, si se detectan problemas –preclamsia, presión alta, labor de parto demasiado larga– se deriva a la parturienta a una atención especializada.”

De regreso a San Miguel de Allende, con el acuerdo que otorga campos clínicos para las prácticas de todas sus pasantes, las dos parteras van con una nueva carga de optimismo: “Todavía –dicen– estamos a tiempo de rescatar el parto como un proceso natural, humano.”