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Los alborotadores no hicieron caso a los disparos de advertencia para dispersar la marcha

Admite el gobierno de Xinjiang haber matado a 12 miembros de la minoría uigur

Insisten autoridades chinas en que las protestas son alentadas por separatistas en el exilio

 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de julio de 2009, p. 25

Pekín, 19 de julio. El gobernador de la provincia china de Xinjiang, Nur Bekri, aceptó la responsabilidad por la muerte de 12 manifestantes de la etnia uigur, a quienes calificó de alborotadores, en los recientes disturbios étnicos en la ciudad de Urumqi.

Bekri afirmó que la policía abrió fuego de forma resolutiva tras darse cuenta de que los disparos de advertencia no fueron efectivos para dispersar a los uigures.

El gobernador aseguró que las protestas fueron un intento de los separatistas en el exilio por escindir Xinjiang de China, pero los emigrados uigures negaron la acusación y aseguraron que los disturbios fueron provocados por las muertes el mes pasado de dos trabajadores de su grupo étnico en una fábrica del sur de China.

Los manifestantes usaban el Internet y las conversaciones de larga distancia –cortadas en la región desde los disturbios– como los principales canales de comunicación. Por eso, dijo, el gobierno desconectó esos servicios, a fin de estabilizar las emociones de la gente y restablecer el orden social.

El diario estatal People’s Daily señaló que, de acuerdo con testigos y grabaciones hechas con cámaras de seguridad, los enfrentamientos étnicos fueron bien planificados y coordinados para que se desarrollaran en 50 lugares de Urumqi, incluidas oficinas de gobierno y estaciones policiales, adonde se dirigieron los provocadores.

Las protestas de uigures desembocaron en una ola de disturbios el 5 de julio en la capital de la región autónoma de Xinjiang, Urumqi, ubicada en el noroeste del país. Según las cifras oficiales, 197 personas fallecieron, si bien los grupos de uigures en el exilio aseguran que el saldo total fue de unos 800 muertos, producto de los enfrentamientos entre uigures y miembros de la etnia han –mayoritaria en China– y de la represión policial.

Xinjiang –conocida antes como Turkestán del este– ha sido por largo tiempo un semillero de tensión étnica, alentada por la brecha económica entre uigures y han, el control gubernamental de la religión y la cultura musulmana, y un constante flujo de inmigrantes han, que actualmente es mayoría en gran parte de las principales ciudades de la región.

En la vecina Kasajastán, unos 5 mil uigures, incluidas varias mujeres que usaban pañuelos blancos en señal de duelo, se reunieron hoy en el centro de la ciudad de Almaty, para expresar su repudio a la represión china en Xinjiang.

¡Libertad para el Uigurstán!, gritó la multitud tras un minuto de silencio, agitando puños y banderas azules con medias lunas blancas, que simbolizan el movimiento independentista uigur.