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La institución, pionera mundial en estudios hormonales para medir el estrés en el cánido

Emprende la UAM proyecto que busca liberar al lobo mexicano

Mediante registros de metabolitos, como cortisol y esteroides, establecerán qué ejemplares son capaces de huir del hombre, característica esencial para que repueblen su hábitat

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Arriba, cachorros de lobo mexicano que nacieron en el zoológico de Chapultepec, en 2002Foto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Sábado 18 de julio de 2009, p. 2

El lobo mexicano está a punto de regresar a libertad, luego de que a mediados del siglo pasado prácticamente se extinguió debido a las campañas de erradicación emprendidas por los gobiernos de México y Estados Unidos. Actualmente, en el país sólo existen 307 ejemplares, todos en cautiverio.

Investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) realizan los primeros estudios en el mundo de concentraciones hormonales para medir los niveles de estrés del cánido y con ello establecer su comportamiento, a fin de que los ejemplares más aptos puedan regresar a la vida silvestre.

Miguel Ángel Armella Villalpando, jefe del Departamento de Biología de la Unidad Iztapalapa de la institución, explicó que a diferencia de lo que se cree, en condiciones normales el lobo no ataca al humano, sino que huye de él.

Dijo que para que el proyecto se concrete debe proporcionarse al mamífero un hábitat adecuado y restituir las especies de las que se alimenta. Un bosque con lobos es un bosque sano, de ahí la importancia ambiental que representaría para el país el regreso de estos ejemplares a la fauna silvestre.

Estigma de demonio

El experto explicó que debido a mitos exagerados, en 1928 los gobiernos de Estados Unidos y México acordaron acabar con el lobo mexicano en ambos territorios –únicos sitios en los que habita–, para lo cual se usó el compuesto 1080 (monofluoroacetato de sodio), uno de los venenos más potentes del mundo, además de que se incitó a la población a acabar con ellos. Esto provocó que para 1950 esta especie prácticamente desapareciera.

Su argumento –dijo el académico– era que atacaba a humanos, aun cuando en el continente no existe un solo reporte de agresión; también se le acusó de expandir enfermedades como la rabia y del exceso de depredación del ganado.

Se le trató con el estigma de que era el demonio y que como tal había que erradicarlo.

Décadas después, en Estados Unidos se aprobó una ley que obligaba a las autoridades a proteger a las especies en peligro de extinción, por lo que estableció un convenio con México para buscar a los lobos mexicanos que quedaran vivos. Así, luego de cuatro años de búsqueda, en 1975 se hallaron los últimos cinco ejemplares en libertad, en la sierra de Durango, los cuales fueron resguardados para trabajar en su reproducción y posterior liberación.

A fin de poder analizar sus conductas y hallar a los ejemplares más propensos para sobrevivir a su liberación en sitios adecuados, como las partes altas de los bosques, los investigadores de la UAM analizan las concentraciones de metabolitos, como cortisol y esteroides, contenidas en las heces fecales de estos mamíferos.

La población de lobos mexicanos en el país habita en zoológicos y unidades de manejo del medio. Las autoridades ambientales, en coordinación con universidades y otras entidades, han emprendido desde hace varios años un programa para la liberación del lobo mexicano, lo cual iniciará cuando se considere que existe una cantidad representativa, que el acondicionamiento para la vida en libertad se ha logrado –la última generación previa a la liberación no ha tenido contacto alguno con el hombre y ha sido preparada para la caza– y cuando se hayan identificado las áreas idóneas y recónditas para que se reintegre a la vida natural.

Armella explicó que el hábitat de los cánidos son los bosques de pino y encinos. Requieren terrenos muy grandes; las zonas más propensas son las partes muy altas de las sierras, occidental u oriental, que además son los lugares menos habitados en el país. Es un animal que vive por arriba de los 2 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Necesita una base importante de presas, en lo que trabajan otras instituciones: debe haber poblaciones abundantes de venados, pecaríes, guajolotes de monte, para evitar que tengan necesidad de depredar ganado vacuno u ovino. También requieren recursos naturales limpios, como agua y vegetación. Por ello, afirmamos que un bosque con lobos es una región sana.

Indicó que la principal característica de los ejemplares candidatos a regresar a la vida silvestre es que huyan del hombre. Además de que deben aprender a cazar y a no depender de la alimentación que se les da en cautiverio.

El lobo forma vínculos familiares muy fuertes. Viajan juntos, están cerca y cuidan a sus cachorros de manera muy similar a los humanos, tanto macho como hembra cuidan de los cachorros por casi año y medio, hasta que éstos son dependientes. Son animales sociables: cuando cazan o se mueven de territorio lo hacen en grupo.

Merecen un sitio en la naturaleza

Algunos ejemplares de esta especie ya han sido liberados en Arizona y Nuevo México, pero el proyecto en el que trabajan los investigadores de la UAM es el primero en su tipo en el país.

Es una especie única y exclusiva de la nación: en su nombre lo lleva. Tiene derecho a un lugar en la naturaleza, tratando de disminuir al máximo el contacto con los humanos, pero como mexicanos es importante tomar conciencia de que es una de nuestras grandes riquezas; parte de la diversidad biológica y herencia cultural; muchas culturas originarias se relacionaron con el animal, por eso tenemos que hacer un esfuerzo porque tenga su lugar en la naturaleza; no se trata de que estén en todas partes, pero sí en el sitio al que pertenecen.