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Anuncia el Gobierno del DF instalación de sistema de videovigilancia en la plaza

Botelleros de Garibaldi, dispuestos a regularizar su trabajo y pagar impuestos

Niegan vender bebidas adulteradas y aseguran que hasta los comercios de la zona nos compran

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La remodelación de la plaza Garibaldi incluirá la construcción de la Escuela del Mariachi, el Museo del Tequila y un lienzo charroFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de julio de 2009, p. 36

Entre mariachis y cientos de personas que se reúnen en Garibaldi, principalmente los fines de semana, alrededor de 30 botelleros o meseros en vía pública, como ellos mismos se llaman, recorren cada noche la plaza para ofrecer bebidas alcohólicas, muchas de ellas adulteradas, según la SSP-DF y trabajadores de negocios establecidos.

Además, de acuerdo con el subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales, Javier Cerón Martínez, se han identificado siete grupos de sexoservidoras que se mueven en la plaza, invariablemente en pareja, y a las que se conoce como goteras, pues mezclan gotas oftalmológicas con las bebidas con el fin de narcotizar a sus clientes y despojarlos de sus pertenencias.

La actividad de los botelleros termina hasta muy entrada la madrugada, pues a las cuatro de la mañana aún se puede ver a grupos de personas escuchando canciones y bebiendo, mientras hombres de entre 40 y 50 años caminan por la plaza buscando clientes, observan si la gente está bebiendo o preguntan a los músicos antes de ofrecer sus servicios. Una vez que alguien les pide alguna copa en especial, los botelleros se retiran al extremo sur de la explanada y en pocos minutos regresan con la botella, refresco y un vaso para preparar la bebida frente al consumidor.

Luis Jorge Martínez Montaño, líder de estos meseros, reconoce que su actividad es irregular, pero afirma que no cometen ningún delito ya que, aseguró, las bebidas que expenden, a un precio de entre 40 y 50 pesos, son originales, pues las compran en tiendas de prestigio, además de que ya han pedido a las autoridades que se norme su trabajo, pues están dispuestos a pagar impuestos si es necesario.

Sin embargo, los trabajadores de los restaurantes, bares, discotecas y cabaretes que hay en la zona recomiendan no utilizar los servicios de los botelleros, pues allí, a menos de que sea cerveza, lo demás es adulterado, dijo un mesero del restaurante Tenampa, a lo que Luis Jorge Martínez respondió que se trata de una competencia desleal, pues incluso esos mismos establecimientos nos compran a nosotros.

Funcionarios de la SSP-DF aseguraron que en el lugar se venden bebidas adulteradas, razón por la cual anunció operativos en la plaza para evitar estas prácticas, ya que las autoridades de la delegación Cuauhtémoc han permitido que continúe, pese a que es su obligación verificar la calidad de las bebidas que allí se expenden. Sin embargo, Martínez Montaño asegura que luego de varias negociaciones, las autoridades aceptaron esta actividad, lo que convirtió a Garibaldi en una zona de tolerancia para la venta de alcohol en la vía pública.

Big brother de la ciudad

Ante estos hechos, el gobierno capitalino anunció la instalación de un sistema de videovigilancia, que se complementará con cámaras dentro y fuera de los establecimientos, que se convertirá en el “big brother de la ciudad”; el retiro del ambulantaje, el cierre de giros negros y la remodelación de la zona, que incluirá la construcción de la Escuela del Mariachi, el Museo del Tequila y un lienzo charro.

La creación de su propia autoridad y fideicomiso, con recursos propios, permitirá proteger y supervisar todo lo que suceda en Garibaldi, que será el primer lugar que contará con un reglamento específico, a fin de extirpar cualquier signo de corrupción o delincuencia y hacer de este icono un lugar seguro para los visitantes nacionales y extranjeros, para lo cual se buscará el apoyo del gobierno federal para reposicionarlo internacionalmente, indicó.

Además, ofrecerá a sus visitantes permanentes alternativas para reinsertarse en la sociedad. Hoy, 42 por ciento de la gente que ahí está y lleva una vida licenciosa son profesionistas que se quedaron a seguir la fiesta, por alguna situación, de acuerdo con resultados de un estudio de antropología social, destacó el gobierno de la ciudad.