Opinión
Ver día anteriorLunes 6 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Concluyó la millonaria fiesta del voto ¿Qué sigue?

¡Ciudadanos, favor de retirarse, estamos en pleno reparto del pastel!... ya los convocaremos en tres años

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Aspecto de la manifestación del pasado sábado en demanda de justicia por la muerte de 42 niños durante el incendio en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora. La movilizacion partió de las oficinas del IMSS, en Paseo de la Reforma, hasta la casa representación del estado, ubicada en PolancoFoto José Antonio López
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oncluyó la multimillonaria fiesta del voto, y los mexicanos regresan a la cruda realidad, si es que la dejaron a un lado para ejercer su derecho de ir a las urnas. Bien, ¿qué sigue? De entrada, sean los electores tan amables de olvidar el voluminoso catálogo de compromisos –notariado o no– y tirar al cesto de la basura el inagotable inventario de promesas asumidas por los candidatos a lo largo de sus campañas, porque ya con la constancia de mayoría en el bolsillo los triunfadores sólo ratificarán su condición de sordos, ciegos y mudos ante las urgencias nacionales, pues difícilmente la clase política habrá entendido el mensaje de hartazgo de los ciudadanos.

¿Qué sigue? Reacomodos en las dirigencias de los partidos políticos, de acuerdo con los respectivos resultados concretos (by by Germancito), en medio de una minoritaria participación ciudadana, la cual, tal vez, sea histórica; jaloneos, negociaciones, reacomodos y reparto de la cobija en el seno del Instituto Federal Electoral (IFE) y bajo la siempre imparcial supervisión del Trife; dos meses de limbo en la Cámara de Diputados, hasta la instalación de la 61 Legislatura, cuya primera chamba será el presupuesto de egresos 2010, todo indica que con reforma fiscal, en plena sacudida económica y social; y, por supuesto, tres años más de calderonato, con una perspectiva verdaderamente famélica, pero, eso sí, con muchos discursos.

Felicidades, pero ¿qué sigue? Bueno, conocer el detalle, tras los resultados definitivos, de cuál fue el costo económico para los ciudadanos por cada voto depositado (si el cálculo de 70 por ciento de abstención fue correcto, entonces cada sufragio costó algo así como 522 pesos; si fue de 50 por ciento, el precio baja a 307 pesos, en números cerrados, sin considerar espots en medios electrónicos y otras gracias, lo que en cualquiera de los casos resulta terriblemente oneroso).

También qué candidatos perdieron y cuáles ganaron, amén de conocer, un poco más adelante, quiénes serán los nuevos coordinadores de las bancadas en San Lázaro, la mayoría de ellos, por no decir todos, diputados por la vía plurinominal, no por elección ciudadana. Por si fuera poco, nos enteraremos que, lo más seguro, alrededor de 55 millones de mexicanos decidieron no ir a las urnas y sólo 23 millones sufragaron, o lo que es lo mismo tres de cada 10; conoceremos cuántos de estos últimos anularon el voto, qué rebanada de los sufragios emitidos se llevó cada uno de los partidos políticos participantes y los nombres de los que mordieron el polvo y quedaron fuera de la cobija presupuestal, al perder el registro.

Muy bien, la numeralia será interesante e ilustrativa, pero ¿qué sigue? Claro, algo muy creativo: que precisamente el miércoles 8 de julio de 2009, a las 17 horas, justo en medio del conteo de votos con miras a los resultados definitivos, el jaloneo, las mentadas entre los partidos, los alegatos de fraude en uno u otro distrito, las denuncias sobre las violaciones a la ley, de las solicitudes para anular casillas, y demás etcéteras en el caliente circuito poselectoral, ante los legisladores comparecerá el director del Instituto Mexicano del Seguro Social, Daniel Karam, para dar su versión, con un mes de retraso, sobre lo sucedido en la guardería ABC de Hermosillo y, eventualmente, hacer público el inventario (quizá con un buena maquillada) de los beneficiarios con la subrogación de este tipo de establecimientos, originalmente concebidos como parte fundamental de la política social del Estado, y ahora convertidos en simples negocios privados, preferentemente de familiares y amigos de los que hoy se ocupan y preocupan de cómo quedó el pastel electoral.

Obvio, pero resultón, es el truco –marca manos limpias– de reacomodar tal comparecencia (originalmente calendarizada para el jueves 16), para que lo dicho por Karam se pierda entre el conteo del y los zarandeos en el IFE y lo dicho por el flamante funcionario (defensor, claro está, de Juan Molinar Horcasitas y de la amiga de Los Pinos Carla Rochín Nieto) pase a un lejano segundo plano, pues el espacio principal se lo llevará el tradicional zafarrancho poselectoral y los números definitivos del reparto del pastel entre la clase política. Y cómo no recordar que en dicho reacomodo varios legisladores tienen mucho que ver. Total, qué son 48 niños muertos. ¿Habrán registrado la marcha del pasado sábado?

Pues bien, como si el país no registrara uno de los más peligrosos capítulos de su historia, con una sociedad harta de la falta de resultados y enfrentando un capítulo más de la sempiterna crisis mexicana, parece que, en efecto, lo anterior es lo único que sigue para la clase política, de hecho lo único que le interesa. Es la segunda parte de su fiesta y de su pastel, la más bonita y jugosa, mientras la realidad corroe a los mexicanos y ninguna autoridad se da por enterada. Entonces, después de las elecciones, ¿hay alguien allí? ¿Existe algún plan para reflotar al traqueteado navío de gran calado y hacerlo operativo? ¿Quién se ocupa de, cuando menos, hacer el intento? Más allá del reparto del pastel, ¿a alguno de ellos le preocupa lo que suceda?

¡Albricias! Concluyó el día de los ciudadanos (Calderón dixit, en una de sus brillantes intervenciones dominicales), ergo ya no se les requiere, así que favor de retirarse que estamos en pleno reparto. Ya los convocaremos dentro de tres años para que gocen otro día de los ciudadanos, si es que sobreviven después de preguntarse ¿qué sigue?

Las rebanadas del pastel

No fue la única, pero la empresa familiar más conocida y rentable de México, el Partido Verde, obtuvo grado de excelencia en este proceso electoral: se pasó el Cofipe por el mismísimo arco del triunfo, públicamente violó la ley a plenitud y a pesar de todo mantiene el registro, por medio del cual seguirá recibiendo multimillonarias regalías. Ahora que ese descaro sólo es posible con una autoridad electoral endeble y lenta, como el IFE comprenderá…