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Golpe de Estado en Honduras

No reconozcan más opción que a Zelaya, clama a los mexicanos otro miembro del gabinete

El mundo debe impedir que los años de sangre vuelvan a CA, afirma ministra hondureña

Desde antes del mediodía, apagón informativo total en el país, según relatos de habitantes

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Pobladores hondureños bloquean las calles de la capital, Tegucigalpa, para impedir el paso de transportes militaresFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Lunes 29 de junio de 2009, p. 29

Poco antes del mediodía, cuando ya la población hondureña estaba enterada del golpe de Estado castrense y del secuestro y expulsión del presidente constitucional Manuel Zelaya, se cortó el suministro eléctrico y las telecomunicaciones en todo el país; justo cuando se anunciaba la transmisión de una entrevista de prensa del mandatario depuesto desde Costa Rica.

Para colmo, caía tremendo aguacero en una localidad –no identificada– desde donde la ministra del trabajo, Mayra Mejía, hablaba para La Jornada desde un teléfono celular con la pila agonizante. Los integrantes del gabinete estamos resguardados como podemos, inermes ante las armas del ejército, pero firmes al lado de nuestro presidente y nuestro pueblo.

Funcionaria de larga carrera y buena memoria sobre los años en los que el ejército hondureño ponía y quitaba presidentes, desaparecía ciudadanos –80 detenidos-desaparecidos en la década de los ochenta– y prestaba el territorio para que el Pentágono lo usara como base de operaciones contrainsurgentes en El Salvador y trampolín de la contrarrevolución en Nicaragua, Mejía reconoce: Nunca me imaginé volver a vivir un golpe de Estado. Hago un llamado al mundo, que reflexione, que no permita que los años de sangre vuelvan a Centroamérica.

¡Ayúdenos, hermanos!

A su lado estaba otro miembro del gabinete, el ministro de la Juventud Gustavo Cáceres. Informa que ya a esa hora, desde los departamentos donde las organizaciones sociales son más fuertes –Itibucá, Lempira, Olancho, Santa Bárbara, Colón, Atlántida– han arrancado caravanas y peregrinaciones de obreros y campesinos, de lencas, misquitos y garífunas en bus, en bici, a pie, en burro, como se pueda, hacia la capital en respuesta a la convocatoria que circulaba por los escasos celulares activos para iniciar la resistencia civil.

“Y quiero clamar al pueblo mexicano y a su gobierno –agregó– que no reconozcan ninguna opción que no sea nuestro presidente Zelaya. ¡Ayúdenos, hermanos!, oigan el llamado de este hijo de una mujer lenca.”

Los dos ministros saben que ya a esa hora circulan órdenes de aprehensión contra todo el gabinete. Estamos absolutamente desarmados, inermes, solos, esperando. La gente nos está pidiendo que no dejemos desarticulado el pueblo, dice Mayra Mejía.

Cuatro de la tarde. Desde otro lugar, Beatriz Isabel Cáceres, del consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas en Intibucá, se muestra sorprendida, pues a pesar de que desde hace más de 12 horas está en marcha el golpe de Estado, la gente no dejó de acudir a las urnas. “No hubo desmovilización, al contrario, el pueblo hondureño se está movilizando de manera impresionante. A esta gente no la van a detener ni el presidente espurio Roberto Michelett ni las bayonetas. La consigna es profundizar la movilización en aldeas, barrios, caseríos, municipios. Estamos esperando que regrese nuestro presidente. Y que no se preocupe de que las fuerzas oligárquicas no estén con él. Sabemos que Mel (el apodo con el que se conoce a Zelaya) no va a dejar desamparado al pueblo.”

Emisoras sólo difunden mentiras

El apagón informativo es total. Solo transmiten las emisoras del duopolio Radio América-HRN y Corporación Televicentro. Lo que informan, dicen los hondureños que logran hablar por teléfono a México, son cosas baladíes y mentiras. Cuando Zelaya o algún dirigente opuesto a los golpistas habla por la cadena CNN, la señal es interrumpida en todo el país; por lo tanto, los hondureños se mantienen con el oído pegado a sus aparatos de radio que, aun sin onda corta, logran captar las estaciones de las radioemisoras salvadoreñas, que en esta hora juegan un papel central.

Beatriz Cáceres a esa hora no lo sabe, pero contra ella ya circula una orden de aprehensión. Nos explica que ella y otros líderes del Copin se están moviendo porque sus locales son asediados por soldados. Queremos decirles a las bases de las fuerzas armadas y policías que desobedezcan las órdenes de los golpistas, que se incorporen a la lucha del pueblo.

Desde otro lugar del país, La Jornada habla con Suyapa Alemán, dirigente departamental de Partido de Unificación Democrática. Hace pocos minutos concluyó en la capital la sesión del Congreso donde el poder legislativo asumió con aplausos y gritos el golpe e invistió a Micheletti como presidente. Dice que la bancada de su partido no asistió para desmarcarse de la actitud sumisa de los demás legisladores. A otros diputados opuestos al derrocamiento de Zelaya no se les permitió el ingreso al recinto parlamentario.

A esa hora algunos miembros del PUD y de organizaciones populares han viajado al exterior para hacer llegar la denuncia de lo que está pasando en Honduras. Y es que también cerraron la vía diplomática. Al arrestar a la canciller Patricia Rodas y a los embajadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua que fueron a su casa a protegerla, están impidiendo que nosotros, los que resistimos aquí, nos podamos mover por la vía diplomática.

De regreso a los 80

Seis de la tarde. También por teléfono, habla con este diario Rafael Alegría. Junto con otros líderes populares encabeza una congregación masiva y espontánea en la plaza frente al Palacio Presidencial. Informa que son cerca de 20 mil personas y esperan muchas más, aunque los retenes en las carreteras impiden el paso de numerosas marchas. En ese momento la cadena CNN en Español, único medio que informa constantemente sobre el desarrollo del golpe, dice que los manifestantes son apenas un puñado.

Alegría, dirigente histórico del movimiento campesino, recientemente amenazado de muerte, expresa su temor de que el gobierno golpista quiera imponer toque de queda. Y anuncia que convocarán a un paro en todas las oficinas pública este lunes.

Opina que el Congreso hondureño se prestó al golpe de Estado en una sesión vergonzosa porque estos legisladores son los mozos de los banqueros, de los terratenientes, de los empresarios. Ellos son los que han utilizado a las fuerzas armadas, a los medios de comunicación, al ministerio público y a los congresistas. Ellos nunca han sido los legítimos representantes del pueblo.

Siete de la tarde. Desde algún lugar en el oriente del país, hondureños que piden el anonimato hacen un pequeño corte informativo telefónico con los escasos datos que logran reunir, pues a esas horas se mantiene fuera del aire a todas las radios comunitarias (cerca de 300 en todo el territorio): se sabe que han sido arrestados César Ham, dirigente del Partido Unificación Democrática, Andrés Pavón, ex dirigente de la no gubernamental Comisión de Derechos Humanos Hondureña. En el caso de Ham incluso corrió el rumor, afortunadamente desmentido, de que había sido asesinado.

Hay órdenes de aprehensión contra Bertha Isabel Cáceres, Cruz Alfaro y Salvador Zúñiga, del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas (Copin). Entre sus temores más acentuados está la seguridad de más de 2 mil médicos cubanos destacados en misiones sanitarias en los lugares más remotos del país. Se sabe que algunas de sus clínicas han sido hostigadas.

Nueve de la noche. Se instaura el toque de queda. Honduras ha regresado a la década de los ochenta.