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El poeta recibió un homenaje por sus 70 años y la medalla de oro de Bellas Artes

Cómo retribuir amor, salud y la alegría del trabajo, inquirió Jaime Labastida

Por vetas oscuras y secretas, se alimenta la poesía, dijo el también ensayista y filósofo

El historiador Miguel León-Portilla lo califico de toltécatl, hombre sabio que sabe dialogar

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Miguel León-Portilla, Teresa Vicencio, Jaime Labastida, Ernesto de la Peña y Adolfo Castañón, antenoche, durante el homenaje a Labastida en el Palacio de Bellas ArtesFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de junio de 2009, p. 5

El poeta, ensayista, editor y filósofo Jaime Labastida (Los Mochis, Sinaloa, 1939) recibió la medalla de oro de Bellas Artes en reconocimiento por su amplia trayectoria intelectual, editorial y literaria, durante el homenaje que con motivo de sus 70 años se realizó la noche de este miércoles en el Palacio de Bellas Artes.

Carezco de palabras suficientes para expresar, como debo, mi enorme sentimiento de gratitud, dijo.

Con su trabajo literario y de investigación, Labastida retribuye en una mínima parte, sostuvo, “todo aquello que la vida, mi país y mi familia me han otorgado.

“El simple hecho de vivir –manifestó– nos vuelve deudores. Soy un deudor, le debo mucho a la vida, cómo pagar lo que la vida nos concede, de qué manera retribuir el amor, la salud y el trabajo que es una alegría y no una maldición.”

Después de recordar los años en que colaboró en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Labastida explicó que la poesía se alimenta mediante vetas secretas que el poeta mismo ignora.

“La poesía se ha vuelto más compleja cada día, como una derivación inesperada de todo proceso de lectura y relectura.

Por vetas oscuras y secretas se alimenta, pues el poeta, aunque se encuentre en soledad, otros hombres y otras mujeres lo acompañan; una multitud de rostros siguen el suave movimiento de plumas; un conjunto de manos debate sobre el teclado de su computadora, escriben con nosotros porque también escriben por nosotros.

Guardián de las letras

La titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), Consuelo Sáizar, reconoció el talento de Jaime Labastida en el homenaje que congregó a personajes como Enrique González Rojo, Juan Bañuelos, Ignacio Toscano, Jose G. Moreno de Alba y Diego Valadés; representantes del gobierno de Sinaloa, y la directora del INBA, Teresa Vicencio.

Adolfo Castañón, Miguel León-Portilla y Ernesto de la Peña destacaron aspectos de la vida y obra de Jaime Labastida.

Castañón indicó que el homenajeado “pertenece a la oleada de autores que vivieron la guerra fría con todos sus temores y fantasmas; esperanzas y desilusiones. Poeta no de la muerte ni de la vida, sino de ambas o, más precisamente, poeta de la agonía y de la ansiedad por el desfallecimiento de la palabra, de la belleza”.

Abundó que Labastida, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2008, es un guardián de las letras, de la razón como filósofo y como maestro, y un celoso vigilante de su peso en su calidad de editor.

Al finalizar su intervención, Castañón obsequió a Labastida el libro Chilam Balam de Chumayel, en versión maya de Antonio Mediz Bolio.

La palabra como destino poético

En su turno, el historiador Miguel León-Portilla, con el humor que lo caracteriza, hizo una disquisición de vocablos griegos que en lenguas indoeuropeas derivan las palabras poesía y poeta, para calificar a Labastida como un escritor polippoyetez, que trasladado a lengua española significa poli-poeta o pluri-poeta. Un hacedor y creador de numerosas realidades.

También lo calificó como un hombre toltécatl, el sabio que sabe dialogar con su corazón, que encuentra lo que busca y logra con calma lo que desea.

Recomendó que para captar el pensamiento de Labastida, lo mejor es acudir a su libro El edificio de la razón (2007), en el cual recrea y analiza paso a paso desde las perspectivas de la ciencia y la filosofía, cómo en el complejo edificio de la razón se ha ido construyendo y reconstruyendo el objeto científico.

Por su parte, Ernesto de la Peña resaltó el pensamiento filosófico del autor de Animal de silencios, así como su navegación con la palabra como destino poético.

Señaló que en Jaime Labastida confluyen dos facultades habitualmente distantes: lirismo y pensamiento discursivo; espíritu armonioso, porque es el de un hombre que busca las verdades últimas y ha sabido hacer a un lado la invasión de la angustia.

Los escritores que participaron en el homenaje desearon largos y felices días de vida y de escritura a Jaime Labastida, quien el pasado 15 de junio cumplió 70 años.