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Exhibe festival obras de artistas consagrados y de jóvenes con tendencias vanguardistas

La fotografía mexicana colma los sitios más recónditos de la capital española
Foto
Manuel (escobas), 2008, imagen incluida en la serie de la fotógrafa mexicana Alejandra Laviada que fue galardonada en el festival PhotoEspaña
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 23 de junio de 2009, p. 7

Madrid, 22 de junio. La fotografía mexicana más diversa y contrastante ocupa los sitios más recónditos de Madrid, ciudad convertida en estos días en gran escaparate para la creación fotográfica de México.

En algunos casos por coincidencia, en la mayoría por la firme e inequívoca apuesta de PhotoEspaña y diversos organismos culturales españoles por la fotografía mexicana –como el Instituto Cervantes–, la capital española muestra desde la obra de históricos de las instantáneas, como Graciela Iturbide, hasta de los jóvenes de las tendencias más vanguardistas, como la fotógrafa Alejandra Laviada y sus imágenes poéticas del paso del tiempo y la transición de los espacios.

Muestra inspirada en Galeano

PhotoEspaña es un singular festival que se inició como un intento por convertir a Madrid en una inmensa galería, donde se muestre tanto las fotografías de los grandes genios hasta los lenguajes y las miradas de los jóvenes.

Ahora, en la decimosegunda versión, este festival ha crecido dentro de la península ibérica –incluido Portugal– y hacia su frontera idiomática, América Latina.

La mirada de PhotoEspaña se ha fijado de manera especial en México, por su larga y rica tradición fotográfica, pero también por la incesante y dinámica actividad artística. Esto permite que entre las diferentes exposiciones que hay en estos momentos en Madrid se puede ver la mirada cruda y desgarradora de Nikola Okin Frioli, quien ha registrado con su cámara las huellas de la migración centroamericana; personas con extremidades mutiladas, con la mirada perdida en un fondo negro y áspero.

La exposición Resiliencia, lleva el título inspirado en una pequeña obra de Eduardo Galeano, que dice: “Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales, hay fuegos grandes, fuegos chicos y fuegos de todos los colores (…)”

Además de la obra de Frioli, en esta muestra en la sede central del Instituto Cervantes de Madrid se reunieron 10 miradas distintas, siete de fotógrafos residentes en México y tres en Perú. Entre ellos la obra de dos creadores que empezaron a hacer sus proyectos por separado, pero al final del trayecto encontraron que sus obras se tocaban; uno –Dante Busquets– sobre la vida cotidiana en Villa Coapa y la otra –Pavka Segura– en Ciudad Satélite. En sus obras viven habitantes que pertenecen a una clase media que se siente afectada por las oscilaciones económicas del país y se resiste a perder las señas de identidad, explicó a La Jornada Claudi Carreras.

En esa exposición también figura la mirada de Óscar Fernando Gómez, taxista con una obra rigurosa que ha provocado el aplauso de expertos y aficionados.

La poética de Laviada

La fotógrafa mexicana Alejandra Laviada (DF, 1980) tiene dos razones para estar feliz: ganó uno de los principales concursos del festival madrileño, Descubrimientos; y, el segundo motivo, coincide en Madrid con una exposición de uno de sus referentes: la retrospectiva de Graciela Iturbide, en la Fundación Mapfre.

Mis fotografías tienen que ver con la memoria, pero desde una mirada con sentido del humor, como asignarle una función a estos objetos descartados, que son de alguna manera inútiles, explicó.

En la mirada de Laviada se percibe la impronta que ha dejado en ella su interés desde pequeña por las artes plásticas, pues lo mismo reconoce que se ha retroalimentado de los grandes genios de la fotografía mexicana –entre ellos Iturbide, por supuesto– que de la tradición pictórica más añeja hasta las corrientes artísticas contemporáneas. Lo mismo habla de posmodernidad que de Gabriel Orozco y Francisco Toledo.

No sé si mi trabajo es posmodernista, pero sí hay muchos elementos de diferentes corrientes estéticas y conceptuales. Si me preguntaran mis guías de inspiración o de influencia, la mayoría son artistas y escultores. Y donde se cruzan todos estos intereses es donde surge mi lenguaje, explicó.

PhotoEspaña también reconoció la trayectoria del fotógrafo malí Malick Sidibé, quien obtuvo el premio PhotoEspaña Baume y Mercier –el más importante del festival–; así como a Isabel Muñoz, con el galardón Bartolomé Ros; a Carlos Sanva, con el de Revelación, y a Simona Ghizzoni, con el Ojodepez de Valores Humanos.