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El museo Quai Branly deconstruye el mito y aborda cómo se entienden las culturas primitivas

Abre en París la exhibición más completa que existe de Tarzán

La muestra sugiere que Hollywood desmereció la historia original de Edgar Rice Burroughs

El personaje de la novela es complejo, y el de las cintas gruñe, señala el curador Roger Boulay

Foto
El actor y ex medallista olímpico Johnny Weissmüller en un fotograma de Tarzán y las sirenas, de 1948
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 16 de junio de 2009, p. 8

París. Moi Tarzan, toi Jane. Quienes visiten la torre Eiffel este verano harán bien en estudiar con cuidado la obra de acero, porque podrían ver, o imaginar que ven, una figura conocida saltando de una viga a otra.

Tarzán de los Monos se ha mudado al Museo de Quai Branly, ubicado cerca de la base de la torre y especializado en formas de arte no occidentales o, como algunas personas insisten en decir, primitivas.

París tal vez parezca un lugar poco común para encontrar la exhibición más documentada que se ha reunido jamás acerca de Tarzán, también conocido como lord Greystoke. Después de todo, era un aristócrata inglés huérfano, que fue criado por simios en la selva africana. Fue creación literaria del escritor estadunidense Edgar Rice Burroughs, quien nunca se molestó en visitar África (y era tan poco versado en temas africanos que su hombre mono luchaba con tigres y leones por igual).

El museo ha resuelto deconstruir el mito de Tarzán como parte de su misión de explorar la forma en que la cultura popular occidental entiende, o mal entiende, las culturas no occidentales.

¿Es Tarzán un sexista y racista que subyuga a Jane y trata como niños a los negros? ¿Es un macho colonialista con un taparrabo de piel de leopardo? ¿O fue el primer superhéroe ecologista: un hombre ataviado con un atuendo reciclable de origen local, que luchaba para proteger su prístina selva de los codiciosos intereses comerciales?

Dos leyendas distintas

Según el celebrado sociólogo y antropólogo francés Roger Boulay, curador de la exposición, la respuesta depende de a cuál Tarzán de los Monos nos refiramos. Existe una gran diferencia entre el Tarzán original de las novelas de Burroughs y el culturalmente empobrecido de las películas de Hollywood, comenzando con las del cine mudo, declaró a The Independent.

El personaje de Burroughs es complejo y con el tiempo llega a dominar 12 idiomas. El de las películas es a menudo una caricatura que habla sólo con gruñidos.

El primer lenguaje hablado por Tarzán, en la novela original de 1912, fue el de los simios... mucho antes de que los científicos descubrieran que en verdad tienen lenguaje. El catálogo de la exhibición contiene un fascinante estudio lingüístico de las palabras usadas por el clan de simios que adoptó a Tarzán, los waziris. Son 250 palabras, entre ellas varios verbos, que se usan sólo en modo infinitivo, a semejanza de la neolengua de George Orwell. Vale la pena anotar que el segundo idioma que Tarzán habló en la novela fue el francés, el cual aprendió de un militar que rescató de los caníbales. París y el Quai Branly tienen un derecho legítimo sobre Tarzán, después de todo.

La exhibición, que se inaugura este martes 16 y estará abierta hasta el 29 de septiembre, explora los muchos vínculos entre Tarzán y la cultura popular, en especial las más de 80 películas sobre el hombre mono (mucho más numerosas que los libros de Burroughs). Se hace un débil elogio de la serie de 12 cintas protagonizadas por Johnny Weissmüller en las décadas de 1930 y 1940, así como del indestructible erotismo de algunos de los primeros filmes mudos.

Fondo erótico

En general, la muestra sugiere que las películas hicieron un flaco favor a Burroughs y a Tarzán, hasta que el filme británico Greystoke (1984) se volvió más o menos hacia la historia original. Sin embargo, la exhibición contiene una secuencia de esa cinta en la que Tarzán (Christopher Lambert) corre en forma convincentemente simiesca hasta meterse en la cama de Jane (Andie MacDowell). Tal incidente no figura en el libro original, pero el erotismo siempre ha sido parte importante del atractivo de Tarzán. La exhibición hace comparaciones con King Kong y el mito persistentemente llamativo de la mujer blanca secuestrada por simios.

Jane Parker, hija de un científico, rescatada por Tarzán de unos simios malvados, es la figura central en la primera novela de Burroughs, Tarzán de los Monos (1912). Luego desaparece casi por completo y es remplazada por una serie de otras parejas, algunas rudas y otras seductoras.

La línea de diálogo más celebrada de los tiempos modernos –”yo Tarzán, tú Jane”– no aparece en ninguno de los libros de Burroughs. El primero que la usó fue Weissmüller, ex medallista de oro en natación en los Juegos Olímpicos, en la cinta Tarzán y su compañera, de 1934.

La exhibición también cuenta con una magnífica colección de placas originales de historietas de Tarzán. Están mezcladas, en forma un tanto extraña, con lanzas y escudos africanos auténticos de la colección del museo, y con un león disecado de aspecto acariciable.

Tarzán fue inventado por un escritor de ciencia ficción oriundo de Chicago, que detestaba la civilización moderna que esa ciudad representaba. A diferencia, digamos, de Rudyard Kipling, Burroughs nunca ganó aceptación como figura literaria. La calidad de su escritura es pobre, en particular en algunos de los últimos 26 títulos sobre Tarzán.

Boulay señala, sin embargo, que en su mejor momento es mucho más que un mero escritor de basura. No sabía nada de África, porque estaba interesado sólo en una África imaginaria para las necesidades de su relato. Sus libros son novelas de aventuras, pero tienen un trasfondo y un propósito intelectual. Explora las implicaciones de la teoría darwiniana de un antepasado común entre el hombre y el mono, comentó Boulay. Explora las fallas de la civilización, pero también las de la vida salvaje. Mucho antes de que las preocupaciones ecológicas se volvieran comunes, puso a Tarzán a defender el mundo natural contra los depredadores humanos.

De Rómulo y Remo al hombre mono

La exhibición se titula Rousseau chez les Waziri (Rousseau en casa de los waziris), en homenaje al pensador francés, creador de la teoría del buen salvaje, en la cual Burroughs se inspiró para crear a Tarzán.

Boulay destacó que la historia del hombre mono está arraigada en uno de los mitos más persistentes de la cultura occidental, desde Rómulo y Remo hasta el Mowgli de Rudyard Kipling. Lo que hace diferente a Tarzán de otros hijos de la naturaleza, agregó, es que el musculoso hombre mono oscila entre la selva y el mundo moderno. Viaja a Inglaterra para recobrar su título aristocrático, pero luego decide arrojar el sombrero de hongo y regresar a África. Se debate entre dos mundos en conflicto y al final reúne algunas de las mejores cualidades de ambos.

En un texto para el catálogo, otro antropólogo francés, Pascal Dibié, sostiene que Tarzán es un héroe perfecto para la era posmoderna. Comenzamos a darnos cuenta de que somos parte de la naturaleza, la cual debe ser la base de la futura civilización, y el tema de la naturaleza es el asunto político más importante del siglo XXI. Si tiene la habilidad de sujetarse de una nueva rama, Tarzán vivirá durante mucho tiempo todavía.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya