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En 10 años será de los principales problemas de salud en México

OMS: crecerá el número de personas con dolor crónico

Se activa la misma zona del cerebro con el sufrimiento físico y emocional

 
Periódico La Jornada
Lunes 11 de mayo de 2009, p. 20

En los próximos 10 años, los casos de dolor crónico se incrementarán de manera considerable, pues, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco personas en el planeta sufre este padecimiento, afirmó Benjamín Domínguez Trejo, especialista de la Facultad de Sicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien agregó que se convertirá en el problema de salud más importante entre los mexicanos en edad productiva.

Frente a un contexto de crisis como el que enfrenta el país, agregó, constatamos que hay un aumento en los casos de sufrimiento crónico, tanto físico como el llamado dolor social, que se produce cuando nos sentimos excluidos, discriminados, estigmatizados, humillados, o incluso cuando perdemos el empleo o a un ser querido.

Actualmente, indicó, hay un mayor número de personas con estrés, hipertensión, trastornos del sueño y fatiga crónica, a consecuencia, entre otros factores, de estilos de vida donde no existe un manejo adecuado de la presión que genera vivir en grandes ciudades o estar en el desempleo o tener un fracaso sentimental.

En entrevista con La Jornada, dijo que investigaciones recientes, realizadas por la especialista Naomi Eisenberger, adscrita a la Universidad de California, en Estados Unidos, revelaron la primera evidencia científica de que la zona neuronal que se activa en el cerebro cuando tenemos un padecimiento físico es la misma que reacciona ante el sufrimiento social.

El dolor crónico, agregó, se identifica porque dura más de tres meses y, al igual que las enfermedades crónico-degenerativas, de las que forma parte, no hay tratamiento médico que permita la desaparición definitiva de los síntomas.

Aclaró que la emisión de señales del sistema nervioso central, generadas por la activación de receptores sensoriales que informan al cerebro sobre alguna lesión física en el cuerpo, es denominada nocicepción, mientras que la fase sicológica-emocional de este fenómeno es lo que conocemos simplemente como dolor, ya que se trata básicamente de una experiencia sensorial y, por lo tanto, subjetiva.

Domínguez Trejo destacó: hay evidencia científica de que la activación del área del cerebro que produce sufrimiento no se pone en funcionamiento exclusivamente con estímulos nociceptivos, sino también con factores como la humillación, el desempleo, la exclusión social, con el rompimiento de una relación de pareja o la pérdida de un ser querido. No tiene que ser un daño físico: incluso la representación mental de una situación dañina, lo que llamamos sentimientos, es suficiente para activar esa zona”.

Con una experiencia de 25 años en el estudio del dolor crónico en pacientes de cáncer, afirmó que, en promedio, 70 por ciento de las personas son capaces de soportar condiciones de estrés intenso de forma adaptativa, es decir, sin que pase una gran factura a nuestra salud, mientras que 30 por ciento no lo logran.

Como sicólogos, indicó, nos ha llamado la atención el porqué algunas personas son resistentes al estrés y otras no. Sin duda, hay factores genéticos, pero también se trata de una respuesta emocional. En nuestros pacientes de cáncer tratamos de identificar estos elementos, y encontramos varios aspectos que contribuyen a tener la capacidad de soportar el estrés intenso, e incluso, transformarlo en tranquilidad y serenidad.

Se trata de un proceso mental muy complejo que los mexicanos conocemos bastante bien. Es muy parecido al aprendizaje que adquirimos al ingerir picante a lo largo de nuestra vida, pues el chile contiene una sustancia denominada capsaicina, que es considerada el estímulo nociceptivo más poderoso, señaló.

Conforme adquirimos conocimiento sobre su efecto en la boca, que es una de las zonas más sensibles del cuerpo, podemos transformar la sensación de dolor en una experiencia que, con el tiempo, puede llegar a ser placentera al paladar.

“Lo que tratamos de enseñar a los pacientes con dolor crónico –indicó– es a desarrollar este aprendizaje en condiciones de estrés intenso, pues no se trata de desaparecer el tumor canceroso; tratamos de modificar el significado y su respuesta orgánica-emocional, ante un estímulo nociceptivo”.

El primer paso es enseñarles a responder a su dolor, a que se acostumbren a que está ahí, y después, aprender a transformarlo para que no genere un estrés tan intenso, y poder alcanzar un mayor grado de tranquilidad, concluyó.