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Pide Obama mayores precauciones por la seriedad del problema; se confirman 91 casos

Primer muerto de influenza porcina en EU; ya son 10 estados con brotes

La víctima, un mexicano de casi 2 años; se ignora si se infectó en México o Estados Unidos

Texas declara situación de desastre; no hay motivo para el pánico, dice el gobernador Perry

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En un lugar no revelado por las autoridades del Departamento de Salud de Ohio, se recibió ayer un envío de Tamiflu, medicamento que se utiliza para tratar la influenza porcina. Nueva York es una de las primeras ciudades que han recibido gran cantidad del antiviralFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 30 de abril de 2009, p. 38

Washington, 29 de abril. Con el anuncio de la primera muerte en Estados Unidos –un niño mexicano que viajó a Texas recientemente– se elevó el nivel de alerta nacional con el presidente Barack Obama afirmando que la situación es cada vez más seria.

El número de casos de influenza porcina confirmados en Estados Unidos se incrementó de 64 a 91 en las últimas 24 horas (con 51 sólo en la ciudad de Nueva York), y ahora son 10 los estados donde se ha registrado el brote, informaron hoy los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Esta noche se confirmaron otros dos casos más, incluido un oficial de los marines en una base en California. Hasta la fecha cinco han sido hospitalizados, incluyendo el niño que falleció.

Aparte de los casos letales en México y del niño mexicano en Texas, aún no se registran muertes a causa del virus A/H1N1 en Estados Unidos u otros países, lo que resulta un misterio para expertos y científicos.

Esto es obviamente una situación seria, suficientemente seria para tomar las mayores precauciones, comentó hoy el presidente Obama, y recomendó que escuelas con casos confirmados y sospechosos de la enfermedad deberían considerar cerrar temporalmente.

Un centenar de escuelas, cerradas

Se calcula que han cerrado unas 100 escuelas en varias partes del país, reporta la agencia Ap, mientras que en Texas y otros estados se están suspendiendo algunas actividades deportivas.

Obama declaró al público que necesitamos su asistencia, e instó a los ciudadanos a lavarse las manos frecuentemente, permanecer en casa si están enfermos, y cubrir sus bocas al toser.

El niño de 23 meses de edad viajó con su familia desde la ciudad México a la frontera el 4 de abril, cruzó para visitar a parientes en Brownsville, Texas, donde manifestó síntomas de la enfermedad el 8 de abril. Fue internado primero en un hospital el 13 de abril, y al agravarse su condición, fue trasladado a otro en Houston donde falleció la noche del lunes, informaron las autoridades de salubridad en Texas. Hoy los CDC confirmaron que estaba infectado con la influenza porcina. No se sabe si el niño fue infectado en Estados Unidos o México.

Con el primer caso de una muerte en este país y el hecho de que los brotes ya están apareciendo de costa a costa y con mayores números identificados casi cada hora, la ansiedad crece por el país. Ahora hay casos confirmados en Nueva York (51), Texas (16), California (14), Massachusetts, Michigan, Kansas, Arizona, Nevada, Indiana y Ohio.

Esta ansiedad fue nutrida hoy cuando la Organización Mundial de la Salud elevó su nivel de alerta a 5, lo que indica la inminencia de una pandemia. Los comentarios de Obama hoy sugiriendo que los padres y las comunidades empiecen a pensar sobre planes de contingencia ante posibles cierres de escuelas también ofrecieron indicaciones de que su gobierno esta anticipando la posibilidad de mayor riesgo ante la enfermedad.

De hecho, el gobierno de Obama declaró que opera como si fuera una situación de fase 6, la más alta de la OMS, declaró hoy la secretaria de Seguridad Interna Janet Napolitano, quien agregó que se está preparando todo en caso de que esto se vuelva una pandemia plena.

Un día después que California hizo lo mismo, el estado de Texas emitió hoy una declaración de desastre para responder al brote de la influenza porcina, lo cual permite que el estado implemente una serie de medidas de emergencia y solicitar fondos federales. El gobernador Rick Perry dijo que no hay motivo para el pánico, pero que el gobierno estatal deseaba hacer todo lo posible en caso de una pandemia.

A la vez, las noticias e imágenes desde México, el vínculo de algunos de los casos aquí con ese país (gente que ha regresado recientemente de viajes al país vecino) y la muerte del niño en Texas, han alimentado algunas reacciones alarmistas con tintes antimigrantes tanto a nivel local como en Washington, donde varios políticos están preguntando cada vez más sobre la necesidad de cerrar la frontera.

En audiencias ante el Senado, altos funcionarios del gobierno de Obama rechazaron estas sugerencias al reiterar que cerrar la frontera tendría un efecto nulo. No hay circunstancia en donde cerrar la frontera tendría valor, afirmó la almirante Anne Schuchat, subdirectora en funciones para salud pública de los CDC. Afirmó que una vez que se ha dispersado una enfermedad de un país vecino a otro, ya no es contenible en una frontera.

Pero el senador Joseph Lieberman articuló una de las razones por las cuales él y sus colegas se preocupan sobre el tema de mayor control fronterizo, al argumentar que el gobierno debería por lo menos considerar mayor inspección de trabajadores migrantes que llegan de México, porque si no, habrá una creciente presión para en verdad cerrar los puntos de entrada a este país, o sea, presión política entre la población.

Napolitano respondió que eso no ofrecía ninguna ventaja en la lucha contra esta enfermedad, y sólo provocaría largas demoras y altos costos en los puntos de entrada en las fronteras. Dijo que más allá del simbolismo de cerrar la frontera, los científicos afirman que no hay nada que ganar con esa medida. El virus ya está dentro de Estados Unidos, toda teoría de contención ya no tiene merito, afirmó.

Organización latinas y de defensa de inmigrantes, como el Consejo Nacional de la Raza, han denunciado declaraciones y comentarios que han vinculado el brote de la influenza porcina en Estados Unidos a los inmigrantes, sobre todo a los indocumentados. En algunos sitios de Internet y en publicaciones conservadores, se multiplican argumentos sobre cómo a falta de un control fronterizo y la inmigración ilegal Estados Unidos está en riesgo de contagiarse con enfermedades que provienen de México y otras partes del mundo en desarrollo vía los migrantes.

Pero aunque casi todos ya toman como hecho que el epicentro de este brote es México, incluso eso, como casi nada en este asunto, está comprobado. Tal como sugirió Laurie Garrett, experta de políticas internacionales de salud del Council on Foreign Relations, es tanto incorrecto como absurdo empezar a acusar a un país u otro de ser el origen de algo como esto.

En respuesta a La Jornada en una teleconferencia esta semana, Garrett afirmó que en los hechos, por ahora, “la primera evidencia de una trasmisión de la influenza porcina fue en Estados Unidos, en septiembre, en Texas; el caso fue un niño de 10 años. Ni los CDC ni el Departamento de Salud de Texas podían confirmar, ni negar, este caso a La Jornada hoy.

Garrett dijo que los siguientes casos confirmados fueron dos en California y uno en Texas a mediados de marzo, y los primeros en México que se confirman aparecen hasta abril. Si yo soy México, y me cuestionan así, yo igualmente podría apuntar hacia Estados Unidos y preguntar por qué no nos estaban avisando a nosotros... Esto no es para culpar a nadie.

Sin embargo, un veterano observador de la política hemisférica aquí en Washington comentó a La Jornada que si resulta que el primer caso fue aquí, no será cierto eso del dicho de que cuando Estados Unidos estornuda, a México le da pulmonía.