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Af-Pak: la guerra de Obama
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Cristianos paquistaníes se disputan los alimentos, que fueron distribuidos después de la misa por el Viernes Santo en una iglesia de LahoreFoto Ap
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f-Pak es el nuevo acrónimo que inventó el gobierno estadunidense para referirse a Afganistán-Pakistán. Su significado es que existen preocupaciones geopolíticas de Estados Unidos que hacen que su estrategia a proseguir impliquen a ambos países simultáneamente, y que no puedan considerarse por separado. Estados Unidos ha enfatizado esta política designando a un solo representante extraordinario para ambos países: Richard Holbrooke.

Fue George W. Bush quien envió tropas estadunidenses a Afganistán. Y fue Bush quien inició la política de utilizar aviones estadunidenses no tripulados [conocidos comúnmente como drones en inglés por su zumbido grave] para bombardear sitios en Pakistán. Pero, ahora que –después de una cuidadosa revisión de las políticas– Barack Obama abrazó ambas políticas, se convirtieron juntas en la guerra de Obama. No es esto una sorpresa porque durante la campaña presidencial Obama indicó que era posible que hiciera estas cosas. Ahora, ya lo hizo.

En retrospectiva esta decisión puede verse como la decisión más grande en política exterior estadunidense que haya hecho Obama, una que los futuros historiadores enfatizarán como algo que le imprimió un sello a su reputación. Y es probable que también se considere su error más grande. Porque, como aparentemente advirtiera el vicepresidente Biden en el debate interno acerca de la política sobre el asunto, es posible que se vuelva un pantano del cual sea tan difícil salirse como la guerra de Vietnam.

Por tanto hay dos preguntas. ¿Por qué lo hizo? ¿Cuáles son las posibles consecuencias durante el periodo de su cargo?

Comencemos por su propia explicación de por qué lo hizo. Él dijo que la situación se tornaba más y más peligrosa, que el futuro de Afganistán está inextricablemente vinculado al de su vecino Pakistán y que para el pueblo estadunidense la región fronteriza [de Pakistán con Afganistán] se había vuelto el lugar más peligroso del mundo.

¿Y por qué es tan peligroso? Muy sencillo. Porque es un refugio seguro para que Al Qaeda entrene terroristas y trame ataques –no sólo contra Afganistán y Estados Unidos sino en cualquier parte del mundo. A la lucha contra Al Qaeda ya no se le llama guerra contra el terrorismo pero no es fácil ver la diferencia. Obama alega que el gobierno de Bush perdió su foco y que él ahora ha instalado una nueva estrategia abarcadora. En resumen, Obama va a hacer esto mejor que Bush.

Entonces, ¿cuáles son los nuevos elementos? Estados unidos enviará más soldados a Afganistán –17 mil tropas de combate y 4 mil entrenadores de las fuerzas afganas. Enviará más dinero. Propone otorgarle a Pakistán mil 500 millones de dólares anuales por cinco años para que construya escuelas, caminos y hospitales. Propone enviar especialistas agrícolas y educadores, ingenieros y abogados a Afganistán para que desarrollen una economía que no esté dominada por las drogas ilícitas. En resumen, Obama dice que cree que una campaña contra el extremismo no va a triunfar con tan sólo balas o bombas.

Sin embargo, a diferencia de Bush, implícitamente, esto no significará un cheque en blanco para los gobiernos de estos países. Pakistán debe demostrar su compromiso con erradicar a Al Qaeda y a los violentos extremistas que se hallan dentro de sus fronteras. En cuanto a Afganistán, Estados Unidos buscará un nuevo acuerdo formal con el gobierno afgano que quiebre los comportamientos corruptos. Los gobiernos afgano y paquistaní están complacidos de obtener nuevos recursos. No han dicho que cumplirán las condiciones de Obama. Y éste no ha dicho qué hará si uno de los dos gobiernos incumple sus condiciones.

Y en cuanto al camino a seguir, Obama asegura que no habrá paz sin una reconciliación con los anteriores enemigos. ¿Reconciliación? Bueno, no con el núcleo de los talibanes que no negocia, o con Al Qaeda, pero sí con aquellos talibanes que tomaron las armas por coerción, o simplemente por un precio. Para hacer esto, Obama quiere asistencia. Propone la creación de un nuevo Grupo de Contacto que incluirá no sólo a nuestros aliados de la OTAN, sino también a los estados de Asia central, las naciones del golfo e Irán, Rusia, India y China.

El aspecto principal de este importante compromiso es el poco entusiasmo que ha convocado por todo el mundo. En Estados Unidos fue aplaudido por los remanentes de los neoconservadores y por McCain. Hasta ahora, otros políticos y la prensa se han reservado. Y no sería nada exacto decir que Irán, Rusia, China e India se están montando al carro. Están particularmente reservados en cuanto a la idea de la reconciliación con los aliados talibanes moderados. Y tanto The Guardian como McClatchy informan que los propios talibanes reaccionaron creando unidad al interior de sus divididas filas –tal vez lo opuesto a lo que Obama intenta conseguir.

¿Así que dónde estaremos dentro de seis meses? Habrá más tropas estadunidenses en Afganistán, y los comandantes estadunidenses probablemente dirán que los 21 mil que está enviando Obama no son suficientes. Habrá más retiradas de tropas de la OTAN de ahí –una repetición del escenario iraquí. Habrá más bombardeos en Pakistán, y tal vez sean más extensos, por lo que en consecuencia serán más intensos los sentimientos antiestadunidenses en el país. El gobierno paquistaní no se movilizará contra los talibanes por tres razones, por lo menos. El muy influyente componente ISI del ejército paquistaní apoya de hecho a los talibanes. El resto del ejército está conflictuado –y en cualquier caso probablemente sea muy débil para emprender la tarea. El gobierno realmente no los presiona a que hagan más porque esto sólo serviría para fortalecer al principal partido rival, que se opone a tales acciones. El resultado entonces podría ser otro golpe de Estado por parte del ejército.

En resumen, el claro y enfocado objetivo que propone Obama –de perturbar, desmantelar y derrotar a Al Qaeda en Pakistán y Afganistán, y evitar su retorno a cualquier de ambos países en el futuro– probablemente esté más lejos que nunca de cumplirse. La pregunta es: ¿qué puede hacer Obama entonces? Puede mantener el rumbo (sombras de Rumsfeld en Irak), escalar constantemente el compromiso de las tropas mientras cambia el liderazgo político local (sombras de Kennedy/Johnson y Ngo Dinh Diem en Vietnam). O puede dar la vuelta y emprender la retirada (como finalmente hizo Estados Unidos en Vietnam) Y no lo van a vitorear por ninguna de estas opciones.

Tengo la impresión de que Obama piensa que su discurso le dejó algún espacio para maniobrar. Pienso que descubrirá qué tan pocas opciones tendrá que puedan paladearse. Pienso entonces que cometió un gran error, probablemente irreparable.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein