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El barítono Jesús Suaste lanza disco con temas clásicos del género

Como cantante clásico, mi profesión está anclada en el mundo del bolero
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de abril de 2009, p. 3

Para Jesús Suaste queda muy claro que la esencia del canto radica en lo que se dice y cómo se dice. Forma y fondo. Por ello no tiene empacho en abordar la música que sea. El único parámetro que establece es que le diga y le haga sentir algo y, por supuesto, que le agrade.

Así es como después de una trayectoria de 26 años en el ámbito del llamado canto clásico decidió incursionar en el terreno popular, del bolero, género que tienen mucho significado en su vida emocional, y al cual, sostiene, le debe en gran medida ser cantante y tener ese sello tan particular en su manera de decir cuando canta.

El debut del barítono en dicha vertiente se da con la grabación del disco compacto Mujer. Boleros que México canta, álbum que a su vez tiene especial significado para el panorama discográfico del país, por representar el nacimiento de la productora Lituus.

Fundada por el músico e ingeniero de audio Xavier Villalpando, esta nueva empresa se fijó como misión servir de plataforma y escaparate a propuestas diferentes y arriesgadas para quienes hacen música de concierto en el país, al tiempo de atender iniciativas más convencionales.

Sociólogo de profesión, cantante por vocación, Jesús Suaste ofrece una sabrosa gama de 16 canciones, cuya columna vertebral son temas de Agustín Lara y María Grever, con siete y cuatro temas, respectivamente.

Piensa en mí, Mujer, Rival, Cuando vuelva a tu lado y Por si no te vuelvo a ver son algunas de esas piezas que comparten créditos con temas de Felipe Valdez Leal, Mario Fernández Porta y Juan B. Leonardo.

Con un repertorio que alcanza casi los 90 roles de la ópera, además de 13 grabaciones –entre las dedicadas al concierto sinfónico, el oratorio, el recital, el lied y los títulos operíticos–, el barítono platica en entrevista que su incursión en el bolero significa en realidad una mirada hacia atrás.

Explica: es un género que “tiene mucho que ver con mis primeros contactos con la música cantada. Está anclado en cómo se escuchaba la radio en la casa paterna y en los artistas preferidos de mis padres en aquellos años. Por haber crecido en la década de los 60, por supuesto estaban Pedro Vargas, Agustín Lara, Toña La Negra, Juan Arvizu, Alfonso Ortiz Tirado y Jorge Negrete.

“Creo que mi profesión como cantante clásico está anclada en ese mundo, porque las voces que llamaron mi atención eran aquéllas que, con el tiempo, supe que habían sido entrenadas dentro de este estilo de cantar (el clásico).

Eran artistas que se preocupaban por el contenido y la forma. Por forma vamos a decir, la correcta escuela de canto, y por contenido, la intención dramática de cada canción. Eso lo integré sin darme cuenta, y hoy, al hacer ópera, sin duda están presentes en mí, sobre todo en mi manera de decir. Sin duda, es algo que debo a la música popular de mi niñez y juventud.

Sin antecedentes musicales en su familia, Jesús Suaste cuenta que nunca pensó convertirse en cantante popular, mucho menos de ópera.

Su interés estaba volcado hacia la investigación, por eso estudió sociología. El giro en su vida se dio una tarde en Bellas Artes, al asistir a una función de La Bohemia: “En cuanto se abrió el telón supe que ésa era mi vida, que quería ser cantante. Fue una revelación, ésa de la que habla Octavio Paz en la Llama doble, la de la vocación”.

Que pasara más de un cuarto de siglo para que el barítono se animara a incursionar en un género popular no obedeció a prejuicios o temores, sino a una ambición estética dentro del ámbito clásico, que lo ha orillado a explorar diversos repertorios y descubrir las posibilidades de su voz.

Si algo no termina por entender es por qué algunos colegas de su ámbito le hacen el feo a la música popular. La del bolero, considera, “es una música con hondura, validez y exigencia; la debe cantar quien pueda. Me han preguntado que por qué canto esto, y contesto: ‘primero, porque puedo; segundo, porque quiero, y tercero, porque lo gozo mucho.

Hoy canto por igual a Agustín Lara que a Bach o música contemporánea con el rigor estilístico que se merecen, porque puedo hacerlo. En este momento de mi profesión es un gustazo; es como la culminación de muchos años de búsqueda, de trabajo, como llegar a un punto en el que se ve todo lo que falta por conseguir para llegar a asir por momentos la belleza a través de la música y el canto.

–¿Qué tuvo que hacer para abordar el repertorio de este disco?, ¿cómo se quitó el saco de cantante de ópera?

–No hice algo en especial. Hay un criterio con el cual canto lo que sea: ser respetuoso y fiel a la poesía de la pieza. Los cantantes somos decidores de versos. Entonces, al cantar, uno debe apropiarse de la poesía y cantarla desde una experiencia de vida personal. Es un criterio que debe aplicarse lo mismo para Schubert que para Agustín Lara, para un personaje de ópera o un disco de boleros.