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TOROS
En España sólo se habla del gesto de Paco Camino
 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de marzo de 2009, p. a45

De buenas a primeras, el doctor No Doy Una canceló la vigésimo segunda y última corrida de la temporada 2008-2009, porque los toros que le había obsequiado la ganadería de Barralva eran enanos y no contaban siquiera con reservas para sustituir a aquellos que la gente rechiflara en exceso por impresentables. Así que, para evitarse otra tarde pesadillesca en el biombo, el juez de complacencias, Miguel Ángel Cardona, rechazó el encierro y el magnate cerró la plaza México hasta nuevo aviso.

La noticia, tan vacía de importancia en sí misma, fue borrada de la mente de los taurófilos mexicanos por el sorpresivo gesto del ex matador Paco Camino allá en el reino de Juan Carlos I, quien anunció que devolverá al Estado español la medalla de las bellas artes que le fue otorgada en 2005, como un postrero reconocimiento a su carrera de matador de toros.

Camino llamó a los medios para comunicarles su decisión cuando el ministerio de Cultura del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero le adjudicó el mismo premio a Francisco Rivera Ordóñez. La impresión inicial fue que el maestro de Camas no quiso compartir esa forma de la gloria con Rivera Ordóñez, pero él mismo se encargó de aclarar que sus razones eran muy otras.

Estoy en desacuerdo con el sistema y la valoración para concederla, dijo en alusión a la medalla. Por eso devuelvo la mía, agregó después de subrayar el respeto y el afecto que le tiene a Rivera Ordóñez: cuando nos vemos me abraza y yo a él, y nada va a enturbiar tan buena relación.

Al explicar por qué no cree en esa medalla ni en los criterios de selección de los ganadores, ni en la autoridad de quienes los eligen, Camino recordó los nombres de algunos grandes de su época que no la han recibido, como Diego Puerta, Julio Aparicio y, sobre todo, ese genio del arte del toreo que se llama Pepín Martín Vázquez.

Y ya entrado en gastos, mencionó también a dos toreros a caballo, que hoy pocos recuerdan: Ángel Peralta, auténtico revolucionario del rejoneo, que respetó las más estrictas normas del clasicismo, y Álvaro Domecq, que estuvo tanto tiempo en la cumbre, y cuya actividad en el retiro es de amor desmedido por el toro y el caballo.

Si la actitud de Camino causó alboroto internacional, porque los toreros no suelen protagonizar desplantes como éste, que recuerda a John Lennon, cuando devolvió su título de caballero del reino británico, a no pocos observadores les llamó la atención que el maestro utilizara un lenguaje más bien propio de un crítico de arte. Pero el señor habla así.