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Exigen leyes más estrictas para industria de la fertilización
 
Periódico La Jornada
Sábado 7 de marzo de 2009, p. 2

Los Ángeles, 6 de marzo. El caso de Nadya Suleman, la madre de los octillizos que ya había engendrado a otros seis hijos mediante la fertilización in vitro, desató un acalorado debate sobre la aprobación de leyes reproductivas más estrictas y, además, se ha convertido en excusa para retomar el tema del aborto.

En una reciente entrevista en el canal de noticias NBC, Suleman habló sobre los seis embriones congelados que utilizó para su último embarazo. Esos eran mis hijos. No podía vivir con el hecho de que nunca los usaría... no permitir que esos pequeños embriones vivieran o darles la oportunidad de crecer, señaló.

Sus palabras han provocado que grupos antiaborto del estado Georgia exijan leyes más estrictas para regular la industria de la fertilización, que factura anualmente unos 3 mil millones de dólares.

Algunos doctores ya han mostrado su preocupación por el hecho de que los octillizos sean utilizados como excusa para aprobar leyes que restrinjan el derecho al aborto.

Georgia cuenta con una legislación llamada Ley del Tratamiento Ético de los Embriones Humanos, que define al embrión como un ser humano biológico, por lo que prohíbe la destrucción de células congeladas.

La iniciativa, que es respaldada por el senador republicano Ralph Hudger, limitaría a dos o tres el número de embriones que podrían transferirse a una mujer. En el caso de Suleman se usaron seis, cifra que excede las recomendaciones.

Al igual que Georgia, Missouri busca la aprobación de leyes que regulen esta lucrativa industria. El único otro estado que prohíbe la destrucción de los embriones humanos es Louisiana.

Por su parte, defensores de los derechos de reproducción, como Sean Tipton, de la Sociedad Americana de la Medicina Reproductiva, creen que la ley de Georgia es una excusa para aprobar medidas extremas antiaborto.

Esto además es un golpe bajo para las clínicas de fertilidad, que tendrán que enfrentar regulaciones más fuertes. Además, los pacientes probablemente tendrán que viajar de un estado a otro en busca de leyes más favorables para sus necesidades particulares.