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En poco más de un año, regresó al Foro Sol con su gira Somewhere Back in Time...

Iron Maiden recompensó a sus fanáticos con dos horas de heavy metal intenso y puro

Con Run to the hills la banda británica elevó el ánimo del público a niveles demenciales

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El concierto lo cerraron con impresionante interpretación de SanctuaryFoto Chava Rock
 
Periódico La Jornada
Lunes 2 de marzo de 2009, p. a17

Únicamente pasaron 370 días para que 48 mil amantes mexicanos del inconmensurable sonido de Iron Maiden, reunidos en el Foro Sol la noche del sábado, volvieran a sentir en la piel los impresionantes riffs acompasados de Janick Gers, Dave Murray y Adrian Smith; el poder de la batería de Nicko McBrain; el bajeo golpeante/omnipresente de Steve Harris, y la frenética voz de Bruce Dickinson, en el retorno a México de la gira Somewhere Back in Time World Tour Final Leg 2009, la cual se extenderá a Sudamérica.

En esta ocasión La Doncella de Hierro, a diferencia de su concierto ofrecido el domingo 24 de febrero de 2008 en el mismo inmueble, actuó en pandilla. Como teloneros estuvieron los mexicanos de Ágora, Lauren Harris (hija de Steve), los estadunidenses de Morbid Angel, los californianos de Atreyu y los ingleses de Carcass, quienes hicieron las delicias de un ansioso público que esperaba a la banda estelar para recibirla con el grito uniforme de Maideeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen, Maideeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen, Maideeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen.

Maiden Fest

El Maiden Fest, como se rebautizó a este concierto, lo inauguró la banda mexicana de metal Ágora, que en punto de las 15:30 horas tomó el escenario para reunir a unos cuantos miles con su propuesta musical. El sexteto recibió sus mayores ovaciones cuando el vocalista daba las gracias entre cada tema y cuando se dirigió al público: Es un honor para nosotros estar aquí, muchas bandas de México se lo merecen, pero nosotros estamos acá arriba... Metal ciento por ciento mexicano... Listos para seguir mateando. El sol caía franco y no había venta de cerveza por órdenes de la delegación, según refirió un vendedor.

Después del cambio de instrumentos, a las 16:17 horas, tres minutos antes de su salida apareció Lauren Harris, una chiquita metalosa que presentó las canciones de su disco debut Calm before the storm, quien apegándose a este título no causó ningún efecto en las estoicas almas de los aferrados que tomaron las primeras filas, sólo algunas procacidades y abucheos.

La sorpresa en el Maiden Fest llegó cuando Morbid Angel subió el octanaje por encima del nivel medio que había prevalecido, con un sonido potente y ágil. El cuarteto de Florida se echó a la bolsa a los 35 mil asistentes reunidos hasta ese momento, a las 17:10 horas, lo mismo que a los jóvenes que llegaron de Ecatepunk, Minezota y de Arabronx que a los adultos contemporáneos de Coyoacán way of life y Condechi. Morbid Angel fue la primera gran banda del día en el momento que la venta de cerveza se liberó.

Cuando todo indicaba un levantón que ni Dios padre podría parar, los californianos de Atreyu salieron para menguar los ánimos del público, que gastó fuerzas en arrojarles enorme cantidad de basura, espetarles un rosario interminable de mentadas de madre y pintarles dedo a lo largo de los 30 minutos que duró su presentación, a pesar de las ganas que le puso el frontman, los recorridos frenéticos de guitarra y bajo y el efectivo golpeteo a los tambores y platillos. La mala recepción que tuvo el grupo quedó resumida en el comentario del estudiante Iván Rasgado, quien definió: Atreyu es metal marica.

Lobotomía musical

Afortunadamente, cuando la luna tomaba el turno del sol, el grupo Carcass apareció para elevar el nivel, que rozó la perfección. Con su death metal melódico sometó al respetable a una lobotomía musical mediante guitarrazos hipodérmicos, voz cerruchadora, batería quirúrgica y bajo diseccionador.

Comenzó a respirarse verdadero heavy metal cuando el vocalista de Carcass dijo: te encanta Ágora... te encanta Lauren Harris... te encanta Morbid Angel... te encanta Atreyu... te encanta Iron Maiden... me encanta México. La banda provocó que se creara por primera vez en el día un enorme mosh pit con un impresionante slam dance; además, claro de aceptación unánime. Antes de despedirse el frontman de Carcass volvió a dirigirse al público para informarles: La primera vez que estuvimos en México fue en 1992. Somos los mismos, excepto por el baterista, quien está muy ocupado drogándose en Birmingham.

Juego de luces y pirotecnia

Todo estaba listo para que Iron Maiden saliera. Así lo hizo pasados 10 minutos de las 20 horas. La recompensa para los fanáticos que llegaron temprano para apostarse en las primeras filas fue saldada con dos horas de intenso y químicamente puro heavy metal, un juego de luces sorprendente, pirotecnia y la aparición en el ocaso del concierto, durante el tema Evil that men do, para ser precisos, de la mascota/emblema de Maiden, Eddie, un cyborg gigante, portando un lanzallamas con el que simuló acribillar a los espectadores con intensas ráfagas de esquirlas indolentes; vino una gran ovación con gritos, brincos y deschongue generalizado.

Con un preámbulo que incluyó imágenes del Ed Force One, el avión de la banda, que dio cuenta de los lugares que ha tocado la Somewhere Back in Time World Tour, Bruce Dickinson, Janick Gers, Dave Murray, Adrian Smith, Steve Harris y Nicko McBrain presentaron 15 canciones de su extensa discografía, algunas con arreglos nuevos y otras deconstruidas. La primera del set list fue Aces high, desde los primeros acordes la gente no paró de comulgar con los temas elegidos, con la misma escenografía de la vez pasada, adornos con motivos egipcios, acordes con el concepto de la portada de su más reciente disco, Somewhere back in time. Siguieron: Fear of the dark y Wrathchild, dos de las más ovacionadas por los adolescentes acompañados de sus padres y por los fanáticos de siempre. Un dejá vu metaloso, con una multitud enardecida/complacida.

Otras rolas de la velada metalera fueron The trooper, Phantom of the opera y Run to the hills; esta última hizo cimbrar al Foro Sol y elevar a nivel demencial el ánimo del público, efecto reforzado por los fuegos artificiales que brotaron del escenario.

El anuncio de Bruce Dickinson de que al terminar esta gira comenzarán a grabar otro disco para regresar a México contó con la venia de los fanáticos. En el colofón del concierto Iron Maiden cantó: The number of the beast, Evil that men y se despidió con una impresionante interpretación de Sanctuary, que se escuchó verdaderamente celestial.