Opinión
Ver día anteriorViernes 27 de febrero de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Ciudad Perdida

PAN-DF: padrón bajo sospecha

Los dedazos de Calderón

Q

uien piense que en Acción Nacional el panorama para las próximas elecciones en la capital puede ser alentador, se equivoca. El factor que, según expresan los propios panistas, ha pesado como piedra en el cuello a ese partido y que le impide un mejor futuro se llama Mariana Gómez del Campo.

Por lo pronto, la presidenta que impuso Felipe Calderón en el PAN-DF se ha quedado prácticamente sin decisión sobre las candidaturas a jefes delegacionales y diputados por la capital, y el peso de las decisiones quedará en manos de Germán Martínez, que no soporta a Mariana, aunque sean astillas del mismo palo.

Según algunas voces azules, el sucio accionar de Gómez del Campo obligó a ese organismo a olvidarse de lo que significa, dicen ellos, ser más grande en la capital: la democracia. Las elecciones internas, que aunque criticadas eran parte del orgullo panista, tuvieron que desactivarse frente al fraude que orquestó la presidenta del partido en la ciudad para favorecer a un grupo de candidatos afines, pero principalmente a su pareja sentimental, el estridente pero inofensivo Jorge Romero, a quien le dicen el cohete chino.

Junto con eso, la imposición de César Nava, otro dedazo de Calderón, como candidato a diputado por el distrito XV federal –del que ya hablaremos– cambió el escenario que se había formado en ese partido hasta no hace muchos meses.

Pero hoy el problema es la elección. Los panistas aseguran que en lugar de aumentar su presencia en la capital del país, perderán escaños y delegaciones, y aunque sólo gobiernan en Miguel Hidalgo y Benito Juárez, y se suponía que podrían llegar a las jefaturas de Cuajimalpa y Coyoacán, cuando menos, las esperanzas se han ido diluyendo conforme crecen sus problemas internos.

Según sus militantes, el PAN-DF tiene hoy día un padrón bajo sospecha. Los miembros activos, aseguran, eran apenas unos 6 mil en toda la ciudad, y de pronto, con Mariana, la lista se fue un poco más allá de los 9 mil. Pero no es todo, el asunto con los adherentes, los que estarían en proceso de obtener derechos plenos como militantes, es alarmante.

La denuncia de los azules explica que el padrón de los postulantes, por decirlo de alguna manera, se elevó a 45 mil, de los cuales más de 23 mil no tienen un registro regular, y eso derivó en que las convenciones de delegados, donde se elegía a los candidatos, quedaran en el rincón de lo imposible, de lo deseable.

La irregularidad denunciada hizo que de inmediato el Comité Ejecutivo Nacional tomara las riendas de la elección en el DF, y el dedazo se convirtiera en la forma más segura de imponer a los militantes del grupo que protege Germán Martínez, lo que se ha convertido en un golpe bajo para el panismo crítico, que sí existe, y que no está de acuerdo ni con Mariana ni con Germán.

Total que las expectativas de los panistas para las próximas elecciones, según ellos, se han ido al piso, a cero, y aunque los inconvenientes se han dicho por todo el campo azul, y las encuestas les digan que la probabilidad de que se conviertan en la tercera fuerza en el DF es cierta, no hay oídos para las voces de alerta.

En Acción Nacional se dice desde hace un buen rato que el que peca y reza, empata, lo malo, aseguran ahora, es que Mariana nada más peca. Ni modo.

De pasadita

En la ceremonia para presentar una fundación que encabezarán los familiares de Benito Juárez debieron estar, a invitación de los organizadores, Felipe Calderón y Marcelo Ebrard.

No sabemos si habría sido la oportunidad que tanto se ha buscado para tomar la foto de esos personajes en amistoso apretón de manos. Lo que sí sabemos es que el jefe de Gobierno había aceptado estar en la ceremonia que se efectuaría en Palacio Nacional, pero resultó que en Los Pinos se dijo que allí Felipe Calderón era quien invitaba y que Ebrard no estaba en la lista, así que los organizadores, los familiares de Juárez, consideraron ese hecho un insulto y se fueron con su festejo al antiguo Palacio del Ayuntamiento, es decir, donde Ebrard, y se acabó la posibilidad de lo que le contamos. Así que luego nadie se queje.