Usted está aquí: domingo 15 de febrero de 2009 Opinión Gratas novedades

Ángeles González Gamio
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Gratas novedades

La imponente plaza, tercera en dimensiones en el mundo, que llamamos cariñosamente Zócalo, ha sido la sede desde los tiempos de gloria de México-Tenochtitlán de los poderes político, religioso y económico. Magníficas construcciones hablan de ello; una de éstas es la que alberga al gobierno de la ciudad, antiguo Ayuntamiento. De las primeras acciones que emprendió Hernán Cortés al arribar a las tierras que habrían de llamarse Nueva España, fue la creación del Ayuntamiento de la Villa Rica de la Vera Cruz. Al conquistar la capital mexica, dicha institución se trasladó a la recién fundada ciudad de México. En 1524 se levantó la primera acta de cabildo que aún se conserva en el Archivo Histórico, que ocupa el hermoso Palacio del conde de Heras Soto.

Tras la conquista Cortés encargó la nueva traza de la ciudad al jumétrico Alonso García Bravo. El edificio del Ayuntamiento fue de las primeras obras públicas que se levantaron. Esta construcción, que se concluyó en 1532, fue tosca y con carácter de fortaleza, como todas las que se hicieron en esa época.

A fines del siglo se le agregó una cárcel y la primera alhóndiga. Dicha edificación fue saqueada e incendiada una centuria más tarde, a raíz del motín de 1692, en el que también se destruyó parte del recinto virreinal. Treinta años tuvieron que transcurrir para que se redificara, con el beneficio de que se hizo en bello estilo barroco y con muchas modificaciones, que tuvo hasta 1910, cuando el presidente Porfirio Díaz ordenó embellecerlo para las famosas fiestas del Centenario de la Independencia, en las que materialmente “echó la casa por la ventana”; para ello se contrató al arquitecto Manuel Gorozpe, quien le agregó otro piso. En la década de los 30 nuevamente fue intervenido; en esta ocasión se le añadió un piso más y los torreones laterales. También se le colocaron los paneles de azulejos que adornan la fachada hacia el Zócalo y muestran los escudos del Ayuntamiento de la Villa Rica de la Vera Cruz, de la fundación de la ciudad de México, de Cristóbal Colón y de Hernán Cortés.

Esta última remodelación obedeció a la que se hizo en toda la Plaza de la Constitución para darle un carácter “mexicano”, convirtiendo todos los edificios al estilo “neocolonial”. Es importante señalar que a pesar de todas las modificaciones que ha padecido, el antiguo Palacio del Ayuntamiento aún conserva buena parte de sus cimientos, muros y varios otros elementos arquitectónicos originales.

Destaca en el interior el Salón de Cabildos, con una suntuosa decoración de carácter ecléctico que se realizó en 1892. Los autores de las pinturas del lambrín y de las esculturas fueron Charles Brisbin y Gabriel Guerra, respectivamente. En este suntuoso espacio va a estar expuesto al público el recién recuperado documento de la UNESCO que designa al Centro Histórico y a Xochimilco, Patrimonio de la Humanidad.

Tras admirar el documento fuimos a conocer, a un par de cuadras, en la esquina de 5 de Febrero y Uruguay, el nuevo hotel Hampton Inn & Suites, que abrió la cadena Hilton, en un antiguo edificio del siglo XVIII que seguramente fue remodelado en las primeras décadas del siglo XX, y que conserva el estilo barroco y que ahora nuevamente fue objeto de una restauración que combina los elementos del pasado que lo distinguen, como la fachada con ajaracas, la herrería, la talavera, molduras y ornamentos, con el confort moderno.

Las habitaciones tienen todos los servicios: Internet, televisión de pantalla plana, secadora de pelo, despertador, plancha y burro de planchar, cafetera y el hotel ofrece salas de juntas, bussines center, gimnasio, área de niños, café las 24 horas y desayuno caliente incluído. Además, alberga dos buenos restaurantes que dan servicio a todo público: Fishers, que en un ambiente marino ofrece pescados y mariscos y Garabatos, que le brinda buen café, chocolate, pastelillos, pastas finas y emparedados, en un ámbito acogedor.

 
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