Usted está aquí: sábado 14 de febrero de 2009 Mundo Suman al menos 50 los muertos en el accidente aéreo en Buffalo, Nueva York

■ El avión se estrelló cuando se encontraba a nueve kilómetros del aeropuerto

Suman al menos 50 los muertos en el accidente aéreo en Buffalo, Nueva York

■ Descarta FBI que haya sido un atentado; pesar del presidente Barack Obama y su esposa Michelle

Reuters, Afp y Dpa

Ampliar la imagen Bomberos intentan apagar el fuego provocado por el avión que se estrelló en una casa de Clarence Center Bomberos intentan apagar el fuego provocado por el avión que se estrelló en una casa de Clarence Center Foto: Ap

Buffalo, 13 de febrero. Al menos 50 personas murieron cuando un avión se estrelló la noche del jueves en medio de una nevada contra una vivienda en esta ciudad del estado de Nueva York. Según las primeras investigaciones, la tripulación de la nave notó cantidades “significativas” de hielo acumulado en las alas poco antes del percance, por lo que se descartó que se tratara de un atentado.

El avión cubría un vuelo de Continental Connection operado por Colgan Air y viajaba desde Newark, Nueva Jersey, hacia Buffalo, Nueva York. Los investigadores recuperaron las cajas negras con las conversaciones de los pilotos y los parámetros de vuelo.

Según el análisis, el aparato se hallaba a nueve kilómetros del aeropuerto de Buffalo, ya en su fase de aterrizaje, cuando la tripulación se percató del problema del hielo, indicó Steve Chealander, vocero de la Oficina Nacional de Seguridad en el Transporte.

De acuerdo con la conversación grabada, “la tripulación revisó las condiciones meteorológicas y reportó que la visibilidad era de casi cinco kilómetros, con nieve y neblina en las inmediaciones”.

Tras recibir la autorización para descender a 11 mil pies (2 mil 300 metros), los pilotos advirtieron la acumulación del hielo a pesar de que los instrumentos indicaban que el sistema de descongelación estaba encendido.

Posteriormente los pilotos intentaron volver a subir el tren de aterrizaje que habían bajado poco antes, así como los alerones que ayudan a disminuir la velocidad en el descenso, señaló Chealander.

Al impactar el suelo, el avión que aún llevaba 2.6 toneladas de combustible, se convirtió en una bola de fuego, y desató un incendio tan intenso que las llamas impidieron el acceso inmediato de los equipos de rescate. Sólo la parte de la cola del avión quedó intacta tras el accidente.

La aeronave perdió contacto con la torre de control a pocos kilómetros de su destino. “Continental 3407 repórtese por favor”, repitió varias veces el controlador.

Cuando no obtuvo respuesta, se dirigió al piloto de un avión de Delta Air Lines que volaba cerca. “Delta 1998, mire unas cinco millas a la derecha si ve un Dash 8, que debería estar volando a unos 2 mil 300 metros. ¿Ve algo?” “Negativo”, contestó el piloto.

Para ese entonces, el avión ya había caído prácticamente de cabeza sobre una casa, que quedó completamente aplastada. Solamente la parte de la cola del avión quedó intacta tras el accidente.

La responsable local de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Laurie Bennet, aclaró que no había “indicios de un crimen o un acto de terrorismo”.

El constructor del avión bimotor a turbohélice Dash 8-Q400, la firma canadiense Bombardier Aeronautique, envió un equipo de expertos al lugar junto a investigadores federales de Estados Unidos.

David Paterson, gobernador de Nueva York, declaró de que el hecho de que el avión no haya caído con trayectoria más horizontal evitó una catástrofe aún mayor en las inmediaciones pobladas.

“Dos de las tres personas que se hallaban en la casa escaparon milagrosamente” a la muerte, dijo Paterson, y agregó que entre las víctimas se halla Beverly Eckert, viuda de una persona fallecida en los atentados del 11 de septiembre de 2001, y Alison Des Forges, experta internacional sobre el genocidio de 1994 en Ruanda.

El presidente estadunidense, Barack Obama, y su esposa Michelle dijeron estar “muy tristes” por el accidente aéreo.

La tragedia se dio tras un extenso periodo de seguridad en la industria de aerolíneas estadunidenses y fue el primer accidente fatal desde agosto de 2006, cuando un número similar de personas murió en un avión que se estrelló en el despegue en Kentucky.

El desastre del jueves ocurrió a menos de un mes de que un avión de US Airways acuatizó por accidente en el río Hudson, en la ciudad de Nueva York, y las 155 personas a bordo sobrevivieron.

Por otro lado, en Londres, un avión de British Airways sufrió una falla en su tren de aterrizaje en el momento en que tocaba tierra en el aeropuerto de Londres, sin que se produjera una catástrofe; solamente cuatro personas resultaron heridas, según un informe de los bomberos.

 
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