Usted está aquí: jueves 12 de febrero de 2009 Mundo Ira contra los banqueros mina el apoyo popular al plan de Obama

■ Las instituciones de crédito, un fracaso; nacionalizar, la única respuesta: Joseph Stiglitz

Ira contra los banqueros mina el apoyo popular al plan de Obama

■ Directivos de casas financieras comparecen ante el Congreso; sólo admiten “ciertos errores”

■ Legisladores llegan a un acuerdo preliminar sobre el nuevo paquete de estímulo económico

David Brooks (Corresponsal)

Ampliar la imagen El presidente Barack Obama al visitar ayer una construcción en Springfield, Virginia, que forma parte de un gran proyecto de infraestructura en la entidad El presidente Barack Obama al visitar ayer una construcción en Springfield, Virginia, que forma parte de un gran proyecto de infraestructura en la entidad Foto: Reuters

Nueva York, 11 de febrero. La ira popular contra los banqueros se expresa por todas partes, lo que ha llevado a políticos, muchos de ellos antes muy respetuosos y hasta beneficiados por estas mismas figuras financieras, a tener que denunciarlos y cuestionarlos.

Y es que mientras los contribuyentes del país –que ahora sufren las consecuencias de la crisis que detonaron los máximos ejecutivos del sector financiero– otorgan cientos de miles de millones de dólares para rescatarlos, los financieros continúan recompensándose con millones en remuneraciones adicionales a sus salarios y nadie sabe bien qué se hizo con los 350 mil millones que el gobierno invirtió directamente en ese sector, además de otros miles de millones en apoyos.

Hoy, ocho de los ejecutivos en jefe de los principales bancos y casas financieras del país fueron convocados ante el Congreso para rendir cuentas sobre qué han hecho con todo este dinero público, y el intercambio fue más teatro que otra cosa; legisladores que durante años abdicaron de su responsabilidad de supervisar a ese sector, atacaron con gran retórica a la realeza financiera que ahora se encuentra en el banquillo de los acusados.

El representante Barney Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara, declaró ante los banqueros que “hay en este país una buena medida de furia contra las instituciones financieras, incluidas las representadas aquí”. Aunque los banqueros presentes, entre otros los ejecutivos en jefe de Citigroup, Bank of America, JP Moragan Chase y Wells Fargo, reconocieron la existencia de esta ira, insistieron en que están haciendo todo lo posible para incrementar y ofrecer más crédito.

Los bancos hoy representados han recibido aproximadamente 125 mil millones de dólares del gobierno como parte del rescate.

Pero en la audiencia que duró todo el día, una y otra vez los representantes expresaron la angustia y desesperación de los electores en sus distritos, quienes están perdiendo sus negocios por falta de acceso al crédito, sus casas al no poder pagar hipotecas, su acceso a educación y salud por falta de préstamos para pagar esos servicios. A veces defensivos, visiblemente irritados, y con respuestas opacas por el lenguaje especializado del mundo financiero, los ejecutivos admitieron, renuentemente, haber cometido ciertos “errores”, pero rehusaron asumir mayor responsabilidad por la crisis en sí.

Una y otra vez se les recordó que la misma gente a la que se le niega crédito, que está perdiendo su empleo en empresas obligadas a suspender o abandonar operaciones por falta de crédito, están entre los contribuyentes que están rescatando a estos bancos.

En tanto, el procurador general del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, presentó hoy un informe como parte de una amplia investigación sobre la remuneración a ejecutivos de bancos beneficiados por la asistencia pública, donde reveló que Merrill Lynch, recién fusionado con Bank of America, otorgó más de un millón de dólares en pagos adicionales, o bonos, a cada uno de casi 700 de sus ejecutivos justo antes de que el gobierno asistiera en la fusión financiada con miles de millones en fondos públicos.

Poco después la empresa informó que había sufrido pérdidas por más de 15 mil millones de dólares en el último trimestre de 2008, obligando a su nuevo dueño, Bank of America, a tener que solicitar miles de millones más en apoyo federal.

El gobierno ha otorgado miles de millones de dólares a más de 300 empresas financieras, desde entidades locales y regionales hasta trasnacionales. Pero la falta de transparencia y la pregunta constante de dónde están los miles de millones ya invertidos en este sector por el gobierno, nutren la sospecha generalizada de que el gobierno salva a los ricos con el dinero de todos los demás. Y eso está minando el apoyo público a las propuestas del gobierno de Barack Obama.

Es por ello que Timothy Geithner, ahora secretario del Tesoro (pero antes jefe de la Reserva Federal de Nueva York, justo cuando estalló la crisis, y ex alto funcionario del Tesoro y del Fondo Monetario Internacional) no ha logrado convencer a muchos de que su estrategia presentada ayer logrará estabilizar a este sector flotando sobre un mar de instrumentos de deuda “tóxicos”. Y es que la estrategia, según críticos, no resuelve el problema de fondo al sostener bancos que podrían ser técnicamente insolventes. Más aún, se cuestiona por qué se ha cedido tanto poder de decisión a los mismos ejecutivos y empresas que provocaron todo esto.

El economista y Premio Nobel Joseph Stiglitz dijo en una reciente entrevista que “el hecho es que los bancos están en muy malas condiciones. El gobierno de Estados Unidos ha vaciado cientos de miles de millones de dólares con muy poco efecto. Está claro que los bancos han fracasado. Los ciudadanos estadunidenses se han convertido en dueños mayoritarios en un gran número de los bancos principales. Pero no tienen ningún control. Cualquier sistema donde hay una separación entre dueño y control es una receta para el desastre”. Por ello, en la entrevista con Deutsche Welle, Stiglitz concluye: “la nacionalización es la única respuesta. Estos bancos están, efectivamente, en bancarrota”.

Mientras, aparentemente los inversionistas deseaban más para los banqueros y expresaron su desilusión con el plan cuando la bolsa de Nueva York se desplomó ayer desde el momento que Geithner reveló la nueva estrategia. Para decorar con cierto surrealismo el evento, las modelos de la edición anual de bikinis de la revista Sports Illustrated, fueron las invitadas para dar el campanazo del cierre de la jornada en la Bolsa de Nueva York anoche. Una foto muy reveladora de una de las modelos en bikini de la edición fue la portada del tabloide New York Post hoy con el encabezado: “¡Por fin!: un estímulo real”.

El paquete de estímulo económico promovido por el gobierno de Obama avanzó hoy al anunciarse que negociadores legislativos habían llegado a un acuerdo preliminar y tentativo para conciliar las dos versiones aprobadas en sus respectivas cámaras en un proyecto de ley de un total de 789 mil millones. Si el acuerdo es ratificado por el liderazgo de ambas cámaras, y si éstas aprueban la versión consensuada, podría ser promulgada por el presidente Obama al final de esta semana.

Pero incluso con ese triunfo legislativo y la posibilidad de los efectos positivos del paquete de estímulo económico, el problema, señalan economistas, es que la recuperación económica general depende de un sistema financiero operativo, y por el momento, ni los banqueros ni el gobierno han logrado hacer más que decir que todo está muy complicado, y que tienen el bien común de la nación en mente. Sin embargo, es cada vez más difícil convencer a la opinión pública que los banqueros y muchos políticos son los guardianes del bien de todos.

Por eso, tal vez tendrá que ser la ira pública contra los bancos la que obligue a los políticos a hacer más de lo que desean e imponer mayor control público sobre un sector financiero privado que ha llevado al país, y a buena parte del mundo, al borde del abismo.

 
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