Usted está aquí: lunes 9 de febrero de 2009 Política Participación es el nombre de la democracia del futuro

Entrevista a Leonel Godoy Rangel, gobernador de Michoacán

Participación es el nombre de la democracia del futuro

Reclama que los estados tengan capacidad recaudatoria

El mandatario michoacano resume los factores que, sostiene, dificultan las labores de un gobierno de izquierda: trato inadecuado con los medios de información, desconfianza de los empresarios y la embestida de un sector de la derecha

La Jornada Michoacán

Ampliar la imagen Leonel Godoy Rangel Leonel Godoy Rangel Foto: Iván Sánchez, La Jornada Michoacán

Morelia, Mich., 8 de febrero. El trato inadecuado con los medios de comunicación, la desconfianza de los empresarios y la embestida de un sector de la derecha, que se conjugan en la falta de una cultura democrática en el país –herencia de un régimen de partido casi único– “dificultan la tarea de un gobierno de izquierda”, subraya el gobernador de Michoacán, Leonel Godoy Rangel.

Sin dejar de reconocer los errores propios de los gobernantes, políticos y partidos de la izquierda en México –“que también hemos contribuido a la falta de desarrollo de esa cultura democrática”–, apunta, sin embargo, que en medio de todas estas dificultades, complejidades y debates, los gobernantes de extracción perredista tienen la obligación de diferenciarse y comprometerse firmemente en el combate a la pobreza, “que es nuestra tarea fundamental”.

Rechaza la “errónea y engañosa” apreciación de que es lo mismo la izquierda “democrática y moderna” y la izquierda “moderada”. Hay que diferenciar, pide, a fin de poder presentarse como “una verdadera opción”, una alternativa distinta para los mexicanos, “más en este tiempo de crisis”.

En entrevista con La Jornada, a casi un año de haber asumido el gobierno de Michoacán, Godoy se interesa, así, por definir, “defender” y proyectar una referencia de gobierno con orientación social.

“Yo defiendo un programa de gobierno de izquierda a partir de las propias acciones de gobierno. La primera es el trabajo como política social, que es el medio principal para salir de la pobreza y generar oportunidades; la segunda, es la política social, que yo la ubico en asegurar y ampliar la educación pública, la salud pública, en impulsar políticas transversales de las mujeres, de jóvenes, de indígenas, de migrantes, de la cultura, del medio ambiente, el desarrollo del campo, la defensa del ejido, de la comunidad indígena, de la pequeña propiedad, como las formas de la propiedad social previstas en la Constitución y que a mi juicio son las que servirían de motor para que el campo produzca y haya justicia social para los campesinos y los indígenas”, dice.

En lo que toca al ejercicio del poder político, agrega, “el futuro de la democracia es la democracia participativa. Dar poder a la gente, no sólo para votar y ser votado, sino para tomar parte de las decisiones de gobierno, de las definiciones de políticas públicas. Por eso nuestro interés en llevar a la práctica el referéndum, el plebiscito, la iniciativa popular, la revocación de mandato, los consejos ciudadanos, las contralorías sociales, las asambleas populares… Sin duda son figuras de democracia participativa que tenemos que impulsar”.

A partir del desarrollo de estas políticas públicas, sostiene, se podría avanzar con firmeza en el combate a la delincuencia, que no se podrá frenar sólo con el uso de la fuerza, sino que se requiere “que haya oportunidades para la gente, oportunidades de educación, salud y trabajo”.

–En el ejercicio real de un gobierno estatal, más cuando se dice de izquierda, ¿cuánto se puede alcanzar en la actual correlación de fuerzas en el país?

–Con el modelo fiscal actual, donde las facultades recaudatorias, las facultades fiscales están en manos del gobierno federal, realmente el margen de maniobra es poco. No puedes ser un gobierno con capacidad para tomar decisiones propias si 96 por ciento del presupuesto proviene de la Federación y sólo 4 por ciento de ingresos propios. Y eso no es porque los michoacanos no sean trabajadores y no participen en el producto interno bruto del país, sino que eso se debe al centralismo de la recaudación fiscal, que lo hace la Federación fundamentalmente. Por eso, también para que un estado sea realmente libre y soberano, como establece la Constitución, tendría que recuperar su capacidad recaudatoria, en los términos previstos en la Carts Magna.

“En esta complicada red fiscal y financiera del país, que no permite a los estados tomar decisiones económicas importantes, si no es con la suma de la Federación, tienes entonces que tener también una gran capacidad de diálogo y de acuerdos con el gobierno federal… Entonces, en el ejercicio real de la función pública, gobernar es una tarea de búsqueda de acuerdos y consensos, y del trato entre diferentes para buscar beneficios para la gente”, apunta.

–En lo político, ¿pesan sobre el gobierno las mismas presiones y campañas, incluso mediáticas, que se observan durante los procesos electorales?

–Tengo elementos para decir que no tenemos un trato adecuado con los medios de comunicación, yo lo diría de entrada. No sé si se deba a prejuicios, no sé si deba a falta de talento nuestro para comunicarnos, si se deba a recursos… o sea todo; pero sin duda, nuestra incapacidad de comunicar a través de los medios de comunicación, de la prensa escrita o electrónica es, diríamos, ya histórica: no hemos sido capaces ni de comunicar bien ni de tener un buena relación con los medios escritos y electrónicos.

“Eso por un lado, pero también el sector empresarial, de entrada, no ve bien a un gobierno de izquierda. Hay que convencerlo de que eres una izquierda democrática, moderna, que crees que para el desarrollo de la economía el capital, la iniciativa privada juega también un papel importante. Pero de inicio te cuesta trabajo.

“Por otro lado, creo que a la derecha le falta cultura democrática… Como le falta a la izquierda, también. Y creo que eso no nos permite una relación de otro nivel, donde la disputa sea en el terreno de las ideas, de las propuestas y de la forma de gobernar.

“Ya en esta línea –advierte que la suma de esos factores– “sin duda crea un contexto no favorable para los partidos y los gobiernos de izquierda. Pero creo también que parte de eso se debe a nuestra propia falta de capacidad para relacionarnos con estos sectores, con los que no existe de entrada una (buena) comunicación, con la prensa, con los empresarios…”

–¿Falta eso que llaman normalidad democrática?

–Sí. Nos falta cultura democrática, de la izquierda, de la derecha, de los medios de comunicación, de los empresarios, de las iglesias, de todos los sectores. Creo que el haber vivido durante tantos años en un sistema político de un partido casi único no fue propicio para que se creara una cultura democrática. Creo que la estamos construyendo con muchas dificultades.

–Esa falta de cultura democrática, como lo define, ¿termina por someter y distorsionar un concepto de gobierno de izquierda?

–Sin duda lo dificulta. Esa falta de cultura democrática dificulta la tarea de un gobierno de izquierda.

–¿Y en medio de esta crisis económica, tan severa para la mayoría, qué tipo de gobierno de izquierda quieren proyectar, qué referente pretenden ser?

–Primero, creo que habrá que evitar las apreciaciones que confunden lo que es la izquierda democrática y moderna con lo que se ha dado en llamar izquierda moderada. Yo diferenciaría. Tenemos que hacer un planteamiento donde defendamos esta izquierda moderna y democrática, una izquierda que crea en el capital como factor del desarrollo de la economía. Una izquierda que crea en las elecciones como un método de acceder al poder, una izquierda responsable socialmente, que defienda la existencia de la educación pública, de la salud pública, del sistema de seguridad social, la necesidad de una democracia participativa, la defensa de una política transversal y, sin duda, un campo donde se defienda la existencia de los campesinos pobres que se organizan en la defensa del ejido y de las comunidades indígenas.

“Así es como yo concibo esta izquierda moderna y democrática, donde le das un papel al capital y a un sistema electoral, pero también donde fijas funciones de un Estado que debe fomentar y tratar de alcanzar la justicia social.”

Aun en esta crisis, expresa, “se abre la posibilidad de demostrar que para superarla debe haber un gobierno de izquierda y que la línea de un gobierno de izquierda democrática, social, representa una opción real para disminuir la pobreza, combatir la delincuencia y hacer que nuestros migrantes regresen”.

 
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