Usted está aquí: domingo 8 de febrero de 2009 Espectáculos ¿En qué momento Teotihuacán, que era nuestro, ya no lo es?

■ El celo del INAH hacía que los sitios arqueológicos fueran intocables: Jorge Reyes

¿En qué momento Teotihuacán, que era nuestro, ya no lo es?

Arturo Cruz Bárcenas

Ampliar la imagen Jorge Reyes ambientó la Noche de las estrellas en el Zócalo de la ciudad de México, el 31 de enero Jorge Reyes ambientó la Noche de las estrellas en el Zócalo de la ciudad de México, el 31 de enero Foto: Francisco Olvera

“Los trabajos para instalar un espectáculo de luz y sonido en las pirámides de Teotihuacán son un ataque al simbolismo de esos monumentos. Hay reglamentos muy estrictos, por ejemplo, no dejan que entren dos vehículos al mismo tiempo. ¿Por qué el cambio de actitud de las autoridades?”, preguntó el músico michoacano Jorge Reyes, quien adquirió fama por sus fusiones de distintos tipos de música, difundir la sonoridad prehispánica y por haber sido miembro de la legendaria banda mexicana de rock progresivo Chac Mool.

“En Teotihuacán hubo otros espectáculos de luz y sonido. De hecho, el primero en una zona arqueológica en México fue ahí. Duró un tiempo y fue desechado. Es llamado El Ombligo de la Luna, es un lugar cargado de un simbolismo muy fuerte para los mexicanos. Es la toltequidad, donde vivían los hombres perfectos. De los 70 para acá hemos visto crecer una multitud de gente que acude en el equinoccio de primavera o en ciertas fechas especiales para cargarse de energía.

“Las autoridades han estado en conflicto permanente con estas tribus, con la gente que quiere ir ahí. Ha sido extremadamente difícil hacer conciertos; de hecho, hace unos 10 años vino George Martin, el arreglista y productor de los discos de Los Beatles, en conexión con Eduardo Llerenas y Discos Corason, para ser parte de un proyecto artístico-musical que abarcaba varios lugares.

“Entre otros, consideraba los templos budistas en Japón y las pirámides de Egipto. Yo vi el legajo de 3 mil páginas de estudios del suelo, de iluminación, el cableado, el peso de los equipos... era un proyecto muy ambicioso. Implicaba sólo tres días para el público, pero una pre producción a conciencia.

“Iba a haber un ensayo con cámaras, ante unas 20 mil personas. Al tercer día, transmisión mundial. El elenco era Peter Gabriel, Sting, Banda El Recodo, la Orquesta Sinfónica del estado de México, Nandayapa, Jorge Reyes y varios más.

“El concepto de George Martin, que era el director musical, consistía en la interacción, lo cual ya se había hecho en Japón, con Bob Dylan, interactuando con la música tradicional japonesa. Era una idea como ecuménica, universal.

“Se trataba de que Peter Gabriel y Sting, con su grupo base, tocara dos piezas con la Banda El Recodo, conmigo o con Nandayapa. Bueno, ese proyecto no se pudo realizar, porque había reglamentaciones tan específicas, siempre del Instituto Nacional de Antropología (INAH), que planteaban un veto para que en esa zona no se pueden hacer espectáculos masivos.

“Ese evento iba a durar tres días, pero había 3 mil páginas de estudios. Todo estaba perfectamente estudiado para no tocar ni una sola piedra. Había un respeto escrupuloso, ¡y no se pudo realizar!”

Otro antecedente es el concierto de Jean Michel Jarre con motivo del eclipse total de Sol en 1991. “Fue echado para atrás. Nos quedó muy claro que el celo de las instituciones por proteger nuestro patrimonio llegaba a tal grado que esos sitios se convirtieron en intocables. ¿En qué momento se ablandaron esas reglas? ¿En qué momentos esos procedimientos burocráticos se facilitaron para que hoy día, sin tener estudios a conciencia, como los de proyectos anteriores, que fueron rechazados, se palomearon tan rápido y en secreto para hacer lo que actualmente se proyecta para Teotihuacán?

“Lo que hoy se hace en Teotihuacán se planeó en secreto. Los otros proyectos siempre fueron públicos. De hecho, el de Jean Michel Jarre se canceló por atraer demasiado público. Hubo oposición de artistas dedicados a la música prehispánica, que consideraban que era un sacrilegio que un francés tocara en Teotihuacán en lugar de un mexicano, pero eso ya obedecía a otras circunstancias.

“¿En qué momento se abrió un hueco para establecer nuevamente las zonas arqueológicas globales, para el gran turismo, con tours, autobuses? ¿Quién dio el sí? Si era una estructura absolutamente cerrada. Obviamente, todo indica que es para pulir la imagen de un candidato presidenciable. Es promoción y eso es lo triste.

“Volvemos a vivir el México antiguo de la corrupción. ¿Por qué unas cosas sí se pueden y otras no? ¿Por qué yo no puedo tocar ahí? Llevo 20 años y nunca me han dado permiso, ni a los promotores. ¿En qué momento se ablandan los arqueólogos escrupulosos y se contradicen? ¿En qué momento Teotihuacán, que es nuestro, ya no lo es?

“Aparte, esas cosas se tienen que hacer con una convocatoria pública, abierta. Teotihuacán está construido en varias fases arquitectónicas. Excavas un muro y te encuentras otro muro de 200 años antes, o de cien. Hay pisos abajo de los pisos, paredes atrás de las paredes? Hay quienes con irreverencia afirman que hay partes reconstruidas y que se está perforando algo que no estaba en el original.

“Lo que se les olvida es el simbolismo que tienen esas piedras, esas formas, esas estructuras, esos lugares que son catalizadores de culturas extraordinarias, que fueron el esplendor de una forma de pensamiento y que ahora son considerados atracciones turísticas y centros energéticos.

“Los gobiernos prefieren verlos como atracciones turísticas y prohíben la entrada a los danzantes. ¡Pero sí puede llegar una compañía equis a taladrar y poner canalejas de iluminación que parece comederos de gallinas!

“Los danzantes tienen que luchar para hacer sus danzas. El equinoccio de primevera se convierten en un problema tan terrible que la entrada la tienen que controlar de tal forma que no saben qué hacer con tanta gente.”

Para Reyes, Teotihuacán no necesita más promoción, pues “es el lugar más conocido de México en el exterior. Siempre hay turistas. ¿De dónde nos vienen a decir que es para promoverlo turísticamente? ¡Lo que quieren es una lana! ¿Cuál es la importancia aquí? Tan sólo es para la proyección internacional de un personaje, la proyección de la política para las elecciones de 2012. Eso es lo que es triste, que nuestro patrimonio también es rehén de estrategias publicitarias de promoción de imagen.”

Concluyó: “Hay que sumar voces en contra de este espectáculo. Somos más los que nos oponemos. Si aquí hay democracia y las mayorías son las que deciden, entonces se puede parar esto y hacer bien las cosas, convocando a creativos nacionales y extranjeros.”

 
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