Usted está aquí: miércoles 4 de febrero de 2009 Opinión Las pirámides politizadas

Javier Aranda Luna

Las pirámides politizadas

Según el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Alfonso de Maria y Campos, el caso del proyecto Resplandor teotihuacano “se politizó” a tal grado que se cambiaron las obras sólo porque a los ojos de gente “que no es experta en la materia” se habían afectado las estructuras de las pirámides del Sol y de la Luna.

Si debemos creer en las palabras del funcionario y aceptamos que se politizó el proyecto de luz y sonido en Teotihuacán, podríamos preguntarnos si no fue él mismo quien le dio ese cariz: primero por tomar decisiones técnicas basado en supuestas opiniones inexpertas, y luego porque los principales inconformes con las obras de intervención en la zona arqueológica son los propios expertos cuyos sueldos paga el INAH y los especialistas a quienes comisionó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para evaluar el caso y quienes dictaminaron suspender los trabajos.

Si los expertos no son expertos, son “poco objetivos” y maniqueos, ¿para qué seguirles pagando con cargo al erario?

Abogado de profesión, ex cónsul, ex editor estatal, especialista en estudios latinoamericanos, De Maria y Campos es, si atendemos a sus palabras, de los que sí saben de asuntos tan técnicos y delicados como intervenir una zona arqueológica.

En estos tiempos en los que la crisis financiera multiplica el desempleo es muy loable que se fomente la creación de nuevas fuentes de trabajo. Resplandor teotihuacano, dice el director del INAH, busca eso. Según cifras ofrecidas por el responsable de Turismo del estado de México, este proyecto generará 250 nuevos empleos. ¿Pocos? ¿Muchos? Usted decida.

Por lo pronto, la inversión que se ha hecho para Resplandor teotihuacano es, hasta el momento, de 60 millones de pesos, según cifras de De Maria y Campos. ¿Serán empleos permanentes? ¿Temporales? ¿Incluyen a las cuadrillas que ponen y quitan los foquitos de las pirámides? ¿Terminarán cuando concluyan las obras de instalación?

Frente a esa cifra posible, otras cifras reales dan cuenta del futuro de ese proyecto: según datos de la industria del turismo, éste descendió 10 por ciento a causa de la violencia en el país; los hoteleros anunciaron que no construirán nuevos inmuebles por la incertidumbre económica en México y porque los índices de delincuencia en la entidad gobernada por Enrique Peña Nieto no son cualquier cosa: hace unos días se dio a conocer que el mayor número de robos de equipo de Enciclomedia en el país ha ocurrido en el estado de México.

¿Por qué si Teotihuacán es un proyecto tan prometedor, el gobernador Peña Nieto no nos lo garantiza ante notario público como cuando hizo sus promesas de campaña?

Tan poco transparente ha sido la actuación de funcionarios del INAH y del estado de México que llaman la atención las palabras de la titular de la Secretaría de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, quien aseguró el pasado 23 de enero que el turismo no debe dañar al patrimonio cultural, “no (debe) comprometer las oportunidades de las generaciones futuras por las necesidades de las generaciones presentes”. Si tal claridad de visión tiene la secretaria Vázquez Mota, ¿no podría sensibilizar a todos esos políticos empeñados en un proyecto económico con tan poco sustento y con tan alto riesgo de afectación de nuestro patrimonio teotihuacano según los especialistas del INAH y de la UNESCO?

Para nadie es un misterio que la mejor promoción turística en cualquier parte del mundo es el control de la violencia. ¿Los principales promotores de Resplandor teotihuacano nos darían una prueba de que la violencia no afecta al turismo, vacacionando con sus familias en Ciudad Juárez o Tijuana? En esas ciudades hasta las conferencias culturales son suspendidas por tiroteos callejeros y amenazas de bomba.

El body count, el plato de sangre cotidiano, en nada alienta a los extranjeros para visitar el país. Mientras el Estado no cumpla con su principal obligación: garantizar la seguridad en su territorio, de nada servirán las campañas para contrarrestar en el extranjero las “distorsiones informativas” sobre México, de nada servirá sembrar con foquitos nuestras pirámides.

 
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