Usted está aquí: lunes 2 de febrero de 2009 Economía Banqueros que desataron la crisis deberían ser procesados por crímenes de lesa humanidad

■ El impacto será devastador, dice el ex ministro de Obras de España, Joseph Borell

Banqueros que desataron la crisis deberían ser procesados por crímenes de lesa humanidad

■ El Foro Social Mundial no tiene por qué ser no gubernamental, pues otro mundo posible se construye y eso involucra a varios gobiernos, afirma el sociólogo brasileño Emir Sader

Luis Hernández Navarro (Enviado)

Ampliar la imagen Cientos de simpatizantes asistieron ayer a la clausura del Foro Social Mundial en Belem, Brasil Cientos de simpatizantes asistieron ayer a la clausura del Foro Social Mundial en Belem, Brasil Foto: Ap

Belem, 1º de febrero. Día final del foro. Se clausura tal y como concluyeron los siete foros anteriores: sin acuerdos de programa o de acción. Esas han sido siempre las reglas del juego y, por la más que pasen los años, no se han modificado.

No todo mundo está contento con esta medida. Incluso hay malestar. Los movimientos populares siempre han reivindicado la necesidad de aprobar acciones en común. Como el Foro Social Mundial (FSM) no permite hacerlo se reúnen por separado, en la asamblea de movimientos sociales, y allí pactan un plan de acción internacional multisectorial.

Pero no son los únicos inconformes. En esta ocasión voces tan respetadas como la del filósofo Boaventura Souza, tradicionalmente inclinado a hacer del foro un instrumento exclusivo de deliberaciones, intercambio de experiencias y conocimiento mutuo, sugirió la posibilidad de emprender acciones comunes contra la masacre en Palestina. Lo mismo hizo el economista filipino Walden Belo.

Quienes reivindican los acuerdos mundiales señalan que no hay una instancia parecida al FSM que permita enfrentar de manera unificada los retos planetarios. Según ellos, la izquierda moderna nació siendo una fuerza de vocación internacionalista y los retos que le plantea la globalización la obligan a practicar un nuevo internacionalismo, que vaya más allá de la democracia deliberativa. Uno de sus ejemplos favoritos para demostrar la eficacia de esta forma de acción es la movilización mundial contra la guerra, que se efectuó en centenares de ciudades al comienzo de la invasión estadunidense en Irak, convocada por el Foro Social Europeo de Florencia.

Las reglas del juego

Por el contrario, quienes defienden el actual funcionamiento del foro sostienen que ese fue su mandato original. Estas reglas del juego están claramente expresadas en la Carta de Porto Alegre, en la que se le concibe como “un lugar abierto de reunión, donde grupos y movimientos de la sociedad civil opuestos al neoliberalismo y a un mundo dominado por el capital o por cualquier forma del imperialismo, que a su vez están comprometidos con la construcción de una sociedad planetaria concentrada en la persona humana, se juntan para conjugar su pensamiento, para debatir las ideas democráticamente, para formular propuestas, para compartir sus experiencias libremente y para crear redes de acción efectivas”.

La sesión del séptimo FSM realizado en Nairobi, Kenia, entre el 20 y 25 de enero de 2006, se efectuó en medio de fuertes críticas respecto a la dinámica de su funcionamiento. Esa edición del foro fue dominada por las congregaciones religiosas y las grandes fundaciones de la cooperación internacional con muchos recursos, por sobre los movimientos sociales. El que empresas privadas hayan patrocinado el encuentro, levantó la indignación de quienes ven en él una alternativa a la lógica del mercado. Finalmente, que los organizadores hayan cobrado una cuota para acceder a la reunión, dejando fuera a los africanos más pobres que no tenían dinero para pagarla, fue severamente cuestionado. Con picardía, alguien transformó el lema original del foro “Otro mundo es posible” en “Otro turismo es posible”.

En esta ocasión las críticas se concentraron en el papel preponderante que tienen las ONG en la estructura formal de dirección del foro, en detrimento del que ocupan los movimientos populares.

Según el sociólogo Emir Sader, director de Clacso, hay “una especie de pecado original del foro. Surgió dirigido por un secretariado de ocho organizaciones brasileñas, de las cuales seis son Ong y dos, el MST y la CUT, son movimientos sociales. Es una desproporción. El MST y la CUT tienen una existencia incuestionable, eligen a sus representantes y ponen a votación sus decisiones. A pesar de que algunas Ong como IBASE son conocidas, otras no lo son. Hay, además, un secretariado más amplio, pero está integrado por entidades de varios países que tienen dificultades para estructurarse”.

Para el brasileño las Ong no pueden ser el paradigma de otro mundo posible. Ellas tienen un lugar en su construcción pero el protagonismo proviene de los movimientos sociales. “Yo no me siento representado por las Ong. No todos sienten que participan en fijar el destino del foro ¿Quién las eligió?”, dijo. Desde su punto de vista el foro no tiene porqué ser no gubernamental, pues lo central es dónde se está construyendo el otro mundo posible y eso involucra a varios gobiernos.

El señalamiento apunta a un problema delicado. Formalmente, el FSM es un organismo autogestionado. Sin embargo, quienes tienen el dinero para viajar y para convocar invitados de otros países son las Ong, por lo que ellas acaban decidiendo quién asiste al foro. En cambio, los movimientos populares tienen muy pocos recursos para viajar.

Entre los temas que más interés concitaron en el foro estuvo el de la crisis económica. Bernardo Kucinski, de la agencia Carta Mayor y durante muchos años asesor personal del presidente Lula, señaló que los especialistas que abordaron el tema parecían los cuatro jinetes del Apocalipsis. En general, los análisis que ofrecieron en diversas mesas coincidieron en que lejos de solucionarse a corto plazo, la crisis y sus efectos en el crecimiento del desempleo se van a profundizar.

El impacto será tan devastador que uno de los conferencistas, el doctor en economía Joseph Borell, ex ministro de Obras de España, afirmó que “los banqueros que provocaron la crisis deberían estar presos y procesados por crímenes de lesa humanidad”.

“La crisis –dijo Fátima Bello, integrante del Comité organizador del foro— nos obliga a mejorar nuestras propuestas. Hemos montado una gran red contra la crisis y lanzaremos varias jornadas de acción mundiales y campañas este año, para que los pobres no paguen el pato de la crisis”.

Frente a quienes le restan importancia al foro, Ramón Mantovani, dirigente del Partido de la Refundación Comunista de Italia, sintetiza en tres puntos su balance del encuentro: el foro existe, influye y es lo que hay como organismo coordinador de iniciativas a nivel internacional.

 
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