La fiebre estelar cundió en Zacatenco y CU
Con la no deseada presencia de un buen cúmulo de nubes, ocurrió la fiebre estelar que marcó el comienzo del Año Internacional de las Astronomía y que reunió a alto número de personas en el planetario del Instituto Politécnico Nacional, en Zacatenco, y en la amplia explanada de Universum, en Ciudad Universitaria.
Desde temprano legos y versados en esto de observar el firmamento apostaron sus aparatos y los enfocaron hacia Selene, que se apareció al pardear la tarde y fue el punto de referencia, ya fuese para enfocar el telescopio, como quizá lo haría en su tiempo, hace cuatro siglos, el emblemático Galileo, o bien calibrarlo, pues los modernos instrumentos llevan tornillos por doquier y precisan de una sintonía entre todos ellos para poder echar buen ojo.
Colosal espectáculo
Largas colas pronto se formaron por pacientes curiosos, que no salían del asombro cuando las nimbus y las stratus tuvieron compasión de ellos y, acompañadas de Ehécatl, con discreción se hicieron momentáneamente a un lado para permitir el colosal espectáculo celeste.
“Allá está Venus”, gritó un avezado chamaco desde el arbolado camellón en Zacatenco, donde vendedores de cuerpos celestes en forma de tortas, refrescos y cafés también se establecieron para sacar provecho de la ocasión. La multitud volteó y, en efecto, abajito de la Luna, un poquito hacia la izquierda, el brillo denunció a otro de los integrantes del sistema planetario.
De las 19 horas a pocos minutos de las 23, cada media hora las 300 butacas de la sala del planetario se ocupaban por el público que disfrutó tres documentales alusivos al tema, uno sobre la vida de Galileo, otro sobre radioastronomía y el último sobre el cielo de hoy y el de los mayas.
Alumnos del IPN atendieron a la concurrencia e igual ocurrió en CU con los universitarios. Tanto en el vestíbulo del planetario como alrededor de Universum se apagaron las luces.