Directora General: CARMEN LIRA SAADE
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Domingo 1 de febrero de 2009 Num: 726

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Hua Guofeng, el último maoísta
ALEJANDRO PESCADOR

Bautizada por el viento
ADRIANA DEL MORAL entrevista con ENRIQUETA OCHOA

Quienes revelan la eternidad: Enriqueta Ochoa
ADRIANA DEL MORAL

Goran Petrovic, la mirada trashumante
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Hua Guofeng en 1976, en su primera aparición pública como líder de China

Hua Guofeng,
el último maoísta

Alejandro Pescador

Para Eugenio Anguiano

UN DIRIGENTE SIN RELIEVE

Una línea de la agencia oficial de noticias Xinhua informó el miércoles 20 de agosto de 2008 que Hua Guofeng, ex dirigente del Partido Comunista Chino había muerto en Beijing a los ochenta y siete años de edad. Esa misma noche, en su noticiario estelar de las 7 pm el canal 1 de la Estación Central de Televisión abordó en cadena nacional en treinta segundos el fallecimiento. Mientras se presentaba el breve obituario, en la pantalla sólo apareció una foto en blanco y negro del sucesor de Mao Zedong. Hua había pasado sus últimos días internado en el Hospital 305 del Ejército Popular de Liberación, reservado para la elite política china. Como su muerte ocurrió en plena euforia por la celebración de los Juegos Olímpicos de Beijing –clausurados el 24 de agosto–, sus exequias se llevaron a cabo el 31 de ese mismo mes en el cementerio de Babaoshan, en las afueras de la capital, y antes de que comenzaran los Juegos Paralímpicos el 6 de septiembre. A veces se dice que las malas noticias, sobre todo las relacionadas con la muerte, pueden empañar una celebración. Y aquí la muerte es una palabra impronunciable. En el salón donde reposaba el féretro cubierto con la bandera comunista, la de la hoz y el martillo, desfilaron el presidente Hu Jintao –con un brazalete de seda negra alrededor del brazo izquierdo–, el ex presidente Jiang Zemin, el vicepresidente Xi Jinping –posible sucesor de Hu–, el primer ministro Wen Jiabao y el ex primer ministro Zhu Rongji, la elite pasada, la presente y acaso la futura. Todos expresaron sus condolencias a la viuda de Hua Guofeng, la señora Hang Zhijun y a su hija, Su Ling. Se mencionó que Li Peng no acudió al funeral por encontrarse muy enfermo. La noticia del sepelio se publicó con relativa amplitud en los medios impresos, pero apenas se mencionó en la televisión. El cotidiano Ren Min Ri Bao se refirió a Hua Guofeng como un dirigente honesto y un revolucionario proletario. No hubo mayores calificativos, lo que en la compleja codificación del lenguaje político chino podría interpretarse como que Hua Guofeng ocupa un sitio de escaso relieve en la historia de los comunistas chinos.

PALABRAS DE UN REVOLUCIONARIO PROLETARIO

Hua Guofeng era un nombre de guerra. El personaje se llamaba en realidad Su Zhu, un nativo de Jiaocheng, provincia de Shanxi, donde nació el 16 de febrero de 1921, bajo el signo del Gallo del horóscopo chino. En 1938, apenas un adolescente, Hua se incorporó a la lucha antijaponesa y se afilió al Partido Comunista Chino. Su nombre de guerra provenía del lema “vanguardia del pueblo chino que resiste la invasión japonesa y salva a la nación”, que en el sistema de transliteración de la lengua china conocido como Pinyin se leería: “Zhong hua kangri jiu guo xian feng dui”. Literalmente su nombre podría leerse como “China, país, vanguardia.” Bajo este nombre, Hua estuvo bajo las órdenes de Zhu De, fundador del Ejército Popular de Liberación y talentoso estratega militar.


Gente sosteniendo banderas y retratos en señal de luto por la muerte de Hua Guofeng durante su entierro en el cementerio de Babaoshan, Pekín, 31 de agosto de 2008. Foto: STR/AFP/Getty

En 1949, Hua ocupó un cargo como dirigente local en la Provincia de Hunan, donde había nacido Mao. Más tarde se convirtió en un ferviente promotor de las políticas del Gran Salto Adelante propuestas por el Gran Timonel, las cuales terminaron por causar una hambruna de proporciones catastróficas en la que perdieron la vida varios millones de campesinos. En esos años, Hua Guofeng alentó la creación de una comuna en Hunan dedicada a emular los logros (ficticios) del condado de Dazhai, provincia de Shanxi, donde la educación política, especialmente la lectura de los textos de Mao Zedong, permitía superar –afirmaban sus defensores– cualquier cuota fijada para la producción.

A principios de la década de los setenta, una vez fallecido Lin Biao, el supuesto sucesor designado de Mao, Hua Guofeng comenzó a perfilarse como el heredero del poder máximo. Hua incluso formó parte de la comisión investigadora del accidente de aviación en el que se dice murió Lin Biao. Para 1975, Hua ya era ministro de Seguridad Pública. Y cuando, entre septiembre y octubre de 1975, se llevó a cabo en la provincia de Shanxi la i Conferencia sobre las Lecciones de Dazhai en la Agricultura , Hua acababa de ser nombrado viceprimer ministro a cargo del desarrollo agropecuario, y se acercaba cada vez más al fuego del poder que brinda abrigo y calor, pero que también puede quemar. Como dice el refrán chino banjun, rubanhu, acompañar al poderoso es tan riesgoso como acompañar a un tigre.

El discurso principal de la Conferencia no correspondió a Jiang Qing, la esposa de Mao, ni a Deng Xiaoping, viceprimer ministro –ambos enemigos políticos irreconciliables entre sí, presentes en la Conferencia –, sino a Hua Guofeng, quien abogó por la vigencia de las propuestas maoístas del Gran Salto Adelante e hizo un llamado para “luchar juntos contra las actividades capitalistas” (un ataque contra las propuestas de reforma planteadas por Deng en esa época)*, aunque reconoció la necesidad de impulsar las Cuatro Modernizaciones (agricultura, industria, tecnología y defensa nacional), según lo habían sugerido previamente Zhou Enlai y el propio Deng Xiaoping. Ahora Hua Guofeng buscaba compaginar la retórica maoísta con políticas más pragmáticas.


Jiang Qing con su esposo Mao Zedong

Una vez desaparecido Zhou Enlai el 8 de enero de 1976, Hua actuó como primer ministro interino y recibió el encargo de intensificar la campaña contra los intentos de aplicar políticas más pragmáticas sugeridas por Deng Xiaoping. Tras el estrepitoso fracaso del Gran Salto Adelante, Deng había respaldado las reformas aplicadas por Liu Shaoqi, el compañero de armas del joven Mao y luego calificado de traidor al Partido. Liu, un intelectual sólido y político talentoso con gran capacidad organizativa, había fallecido en 1969, víctima de la Revolución Cultural y del maltrato que recibió en prisión. Su inteligencia ofendía a varios en las alturas.

Pero 1976 abundó en presagios. Las muertes de Zhou Enlai el 8 de enero, primero, y luego la de Zhu De el 6 de julio y por último la de Mao Zedong el 9 de septiembre así parecieron confirmarlo a los ojos de los supersticiosos.

La antigua creencia de que las catástrofes naturales anuncian la caída de las dinastías en China renacía entre la gente. El 4 de abril de 1976, en la víspera de las celebraciones de Qingming, cuando las familias chinas recuerdan a sus muertos y queman papel moneda ficticio destinado a los gastos en el inframundo, el pueblo de Beijing espontáneamente acudió al monumento a los Mártires de la Patria en el centro de la plaza de Tian'anmen para colocar ofrendas y poemas en recuerdo de Zhou Enlai, un político pragmático que sistemáticamente se opuso a los excesos de Mao. Sin embargo, al amanecer del 5 de abril ya todas las ofrendas habían sido retiradas por la policía. Hua Guofeng había participado en la reunión que decidió retirar las ofrendas. Esa mañana de Qingming, una multitud de unas cien mil personas se enardeció cuando comprobó que las ofrendas habían sido retiradas de Tian'anmen: las turbas volcaron e incendiaron patrullas de la policía; hubo grupos de ciudadanos que forzaron su ingreso a las oficinas gubernamentales y causaron destrozos en su interior, pero ya para la tarde de ese día la calma había retornado a la plaza. Hubo cientos de detenidos, pero no se registró víctima mortal alguna.

Dos días después del incidente de Tian'anmen, el 7 de abril, la alta dirigencia china acusó a Deng Xiaoping de actuar como el instigador del homenaje a Zhou Enlai y de los disturbios que siguieron. Deng perdió sus cargos “dentro y fuera del Partido”, aunque Mao se opuso a que Deng fuera expulsado como miembro del Partido.

Poco más de tres meses después, el 28 de julio, ocurrió uno de los peores terremotos de que se tenga noticia en la historia: en Tangshan, provincia de Hebei, colindante con la capital del país; según cifras oficiales dadas a conocer en Beijing murieron 242 mil personas y resultaron heridas 164 mil. Según las cifras oficiales del Comité Revolucionario de Hebei, el saldo respectivo fue de 655 mil y 779 mil. Hua Guofeng aprovechó el desastre de Tangshan para atacar a un muerto y a un defenestrado: Hua dijo que los desastres naturales de 1960 sirvieron a Liu Shaoqi y a Deng Xiaoping para aumentar la extensión de los predios de producción privada en el campo, abrir mercados y estimular la producción de pequeñas empresas privadas, es decir, una desviación de los principios socialistas más ortodoxos, pero que en las labores de rescate y reconstrucción de Tangshan esta vez había triunfado el socialismo…

Tras los ominosos signos del terremoto, la prolongada agonía de Mao concluyó el 9 de septiembre de 1976, para confirmar en la mente de los supersticiosos que las señales divinas en efecto anticipan la caída de las dinastías en China. En la oración fúnebre en honor de Mao Zedong leída por Hua Guofeng ante un millón de personas en la plaza de Tian'anmen, Hua subrayó:

La historia del Partido Comunista es la historia de la lucha de la línea marxista leninista del presidente Mao contra las líneas oportunistas tanto de derecha como de “izquierda” surgidas en el seno del Partido.


La joven Jiang Qing, llamada por el pueblo chino Madame Mao

Hua Guofeng volvió a atacar en su oración fúnebre a un par de muertos y a un defenestrado. Condenó “el complot restauracionista de Liu Shaoqi, Lin Biao y Deng Xiaoping”, pero advirtió, en un posible mensaje dirigido a la viuda de Mao y sus asociados en lo que luego se designó como la Banda de los 4, que Mao Zedong había indicado la necesidad de “practicar el marxismo y no el revisionismo; trabajar por la unidad y no por la escisión; actuar en forma franca y honrada y no urdir intrigas ni maquinaciones”.

CAÍDA DE LA BANDA DE LOS 4

El 6 de octubre de 1976, mientras Hua Guofeng se encontraba nominalmente en el poder, se produjo la detención de la Banda de los 4: Jiang Qing, viuda de Mao, así como de Wang Hongwen, Zhang Chunqiao y Yao Wenyuan fueron aprehendidos en una operación impecable. Y si bien el gran sinólogo estadunidense Jonathan Spence asegura que Hua Guofeng ordenó la detención de la Banda , también reconoce el papel central de Wang Dongxing, guardaespaldas personal de Mao y jefe de la unidad militar de elite 8341, la cual procedió directamente a la detención de los cuatro personajes. “El alcance y naturaleza del poder de Wang –sostiene Spence– apuntan a las subestructuras conspiradoras que unen a los militares y a la policía secreta en el centro del mismo Partido Comunista Chino.”

Sin embargo, la historia oficial del Partido ofrece una versión no del todo coincidente con las afirmaciones de Spence. En el volumen A Concise History of the Communist Party of China (sic), se indica que para el 11 de septiembre de 1976, a dos días del fallecimiento de Mao, Wang Hongwen, uno de los miembros de la Banda de los 4, ya había instalado en Zhongnanhai –complejo habitacional ubicado al oeste de la Ciudad Prohibida , donde se alojan y despachan los altos dirigentes chinos– una especie de Comité Central paralelo en prevención de cualquier acción tendiente a disputarles el poder. De acuerdo con A Concise History: “Él [Hua Guofeng] estudió repetidamente el asunto y lo discutió con Ye Jianying (presidente de la Comisión Central Militar en ese momento) y Li Xiannian, quien luego sería presidente de la República de 1983 a 1988. Con la aprobación de la mayoría de los miembros del Buró Político, se tomó la decisión de adoptar medidas drásticas [respecto a la Banda de los 4]” y la noche del 6 de octubre, los miembros de la Banda de los 4 “fueron puestos bajo investigación”, lo que en términos de la Comisión de Inspección Disciplinaria del PCC se entiende como detener y confinar para un interrogatorio que puede prolongarse por años. La misma noche del 6 de octubre de 1976, concluido el arresto de la Banda de los 4, Hua Guofeng ya podía ostentarse como presidente del Comité Central del Partido Comunista Chino y presidente de la Comisión Central Militar. La tercera sesión plenaria del x Comité Central del pcc lo confirmó en esos cargos en julio de 1977.


De Arriba hacia abajo: Yao Wenyuan, Jiang Qing, Zhang Chunqiao y Wang Hongwen, conocidos como La banda de los 4

Para Hua Guofeng, la detención de la Banda de los 4 constituyó uno de sus momentos estelares en la política china. Al menos así parece que lo entendió la población cuando el 14 de octubre, más de una semana después de las detenciones, la información se hizo pública.

En su libro Zhong Nan Hai, un clásico para asomarse a los entretelones de la política de reforma y apertura emprendida por Deng, Laurence Brahm, cercano colaborador de Zhu Rongji en proyectos de política económica en China, ofrece una versión nutrida de detalles sólo conocidos por alguien inmerso en los círculos de la alta dirigencia china.

Brahm sostiene que en casa de Ye Jianying, presidente de la Comisión Central Militar, se llevaron a cabo reuniones a principios de septiembre de 1976, para ver cómo se resolvía el problema que representaba la Banda de los 4. Chen Yun, a cargo de los temas económicos durante el período final del mandato de Mao, y Deng Yingchao, viuda de Zhou Enlai, habrían estado presentes en esas reuniones junto con líderes de la vieja guardia. Ye les advirtió que para concluir con éxito cualquier plan al respecto deberían lograr el apoyo de Hua Guofeng. Tras la muerte de Mao Zedong el 9 de septiembre, apunta Brahm:

Ye Jiangying y Deng Xiaoping valoraron con cuidado la situación. Primero había que disponer de la Banda de los 4. Hua Guofeng quedaría aislado; posteriormente podría resolverse su situación. Sin embargo, Jiang Qing, como esposa de Mao, estaba segura que pronto el cetro de Mao sería suyo. Y la Banda de los 4 tenía sus seguidores. Estaban ciertos de que el equilibrio del poder cambiaría en su favor. Deng en lo personal no tenía dificultades con que Hua Guofeng continuara como líder. Su única preocupación se refería a deshacerse de la Banda de los 4. Los cálculos de Ye indicaban que luego de un golpe quirúrgico contra la Banda de los 4, la vieja guardia apoyaría a Deng.

Ye Jianying persuadió a Hua Guofeng para desbaratar a la Banda de los 4. Hua carecía de una base de poder propia y por eso entendió que no podía apoyarse en la viuda de Mao para mantenerse en sus cargos. “Wang Dongxing, guardaespaldas personal de Mao y carismático comandante de la Unidad 8341, era el confidente más íntimo del Gran Timonel. En una reunión de medianoche, Wang y Ye exigieron a Hua tomar una difícil decisión: unirse al golpe o enfrentar sus consecuencias. Hua optó por unírseles.” De acuerdo con lo pactado, la noche del 6 de octubre, Hua convocó a una reunión del Buró Político del Comité Central del pcc en el salón Huarentang en Zhongnanhai. Wang Dongxing y sus efectivos detuvieron a cada uno de los miembros de la Banda de los 4 cuando ingresaron al lugar. Tras los arrestos, Ye planteó en la reunión del Buró Político que Deng Xiaoping debía ser rehabilitado y reinstalado como vicepresidente de la Comisión Central Militar. En principio Hua Guofeng rechazó la sugerencia, pero carecía de poder para enfrentar a Ye, quien tenía bajo su mando a las fuerzas armadas.

Hua Guofeng, fiel seguidor de las ideas de Mao, parecía haber caído en el sortilegio de su propio signo del horóscopo chino: quienes nacen bajo el signo del Gallo son leales pero carecen de sutileza; exigen atención y exhiben sus talentos en unos cuantos instantes. Son compatibles, entre otros signos, con el de la Serpiente , el signo del horóscopo chino que cupo en suerte a Mao. Más tarde Deng Xiaoping pidió a Hu Yaobang, uno de sus aliados más cercanos, que publicara sucesivamente un artículo en los diarios Guangming Ri Bao, Ren Min Ri Bao y Jiefangjun Bao –el cotidiano de las fuerzas armadas–, en el que proponía: “No actúen como lo piden arriba; no actúen como lo piden abajo. No actúen como lo pide la gente: busquen la verdad en los hechos.” Las afirmaciones constituían un desafío para Hua Guofeng, quien a partir de ese momento se apartó del camino emprendido por China a favor de la reforma y la apertura, cuyo proyecto inicial quedó articulado en el tercer pleno del xi Comité Central del pcc en diciembre de 1978. En 1981, una resolución del Partido reconoció que Hua había desempeñado un papel importante en la detención de la Banda de los 4, pero que luego había incurrido en “muchos errores”. En la medida en que avanzó el proceso de reforma y apertura, Hua fue desplazado por Zhao Ziyang como primer ministro en 1980 y por Hu Yaobang al frente del Partido en 1981. El propio Deng tendría a su cargo la Comisión Central Militar entre 1981 y 1989. El año 2002, Hua Guofeng dejó de pertenecer al Comité Central del Partido Comunista Chino.

Otra versión más directa de lo acontecido durante los preparativos, la detención y el confinamiento de la Banda de los 4 apareció el 23 de agosto de 2008 en el diario Ren Min Ri Bao, en la sección de noticias correspondientes al Partido. Se trata de una serie de memorandos muy detallados que dan la impresión de haber sido escritos por agentes de inteligencia militar en las horas y los días en que se desarrollaron aquellos acontecimientos. La conclusión que puede uno sacar de su lectura subraya el papel marginal de Hua Guofeng en la detención de la Banda. Al mismo tiempo, los documentos otorgan un papel prominente a Ye Jianying y a Wang Dongxing, pero muestran pudor al no referirse al talento político de Deng Xiaoping para articular todo el plan. En uno de los memos, se describe con cuidado casi literario la ira y el pánico entremezclados de Jiang Qing, la viuda de Mao, al ser detenida. Posteriormente se describen las condiciones del confinamiento de los detenidos en habitaciones subterráneas y luego el traslado de la Banda a la prisión de Qincheng, seis meses después de su arresto.

ADIÓS, PRESIDENTE MAO

En un libro que se tiene previsto aparecerá a principios del año próximo, Richard Baum indica que un día de 1978, cuando se colocaban unos carteles en Tian'anmen con la famosa frase dedicada por Mao a Hua Guofeng: “Contigo a cargo, estoy tranquilo”, que en chino se leería “ni ban shi, wo fang xin”, alguien en la multitud sentenció a voz en cuello con un ligero cambio en el sexto carácter: “ni ban shi, wo fang pi”, es decir “Contigo a cargo, me peo.” Era el aviso de que el poder Hua llegaba a su fin.


Dos niñas pioneras chinas realizan un sketch de repudio a la imagen de Jiang Qing en Shangai. Foto: Liu Heung Shing/ PR

En los meses que precedieron a la muerte de Hua, también hubo una creencia de catástrofes difundida por los supersticiosos: las cinco mascotas de los Juegos Olímpicos, conocidas como Fuwa, representaban las cinco desgracias del año: heladas en el sur de China, inundaciones en diversas partes del país, colisión de dos trenes en la provincia de Shandong, disturbios en el Tibet y terremoto de Sichuan. Los supersticiosos calificaron estos desastres como la maldición de las Fuwa.

Ahora, en estos mis últimos días en Beijing, pude todavía reunirme con gente del Departamento Internacional del Comité Central del PCC. Hablamos de tópicos de actualidad, pero ni remotamente hubo alusión alguna al fallecimiento de Hua Guofeng. En cambio, en una reunión con académicos del Instituto de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China, un académico me comentó: “Hua fue una figura de transición. Su poder fue escaso y de corta duración.” Tal vez sea la forma más certera de entenderlo en el contexto de la política china.

Tras su retiro de la política, Hua se consagró a la caligrafía, otro de los pasatiempos de Mao. Y todavía el 26 de diciembre de 2007 se le vio visitar el Mausoleo de Mao Zedong en el centro de la Plaza Tian 'anmen, un pequeño y sólido edificio que aloja el cadáver momificado del Gran Timonel.

La primera piedra del Mausoleo fue colocada personalmente por Hua Guofeng pocos meses después de la muerte de Mao.

*En un discurso pronunciado en Naciones Unidas en 1974, Deng Xiaoping había defendido su propuesta de que los intercambios económicos y técnicos con países extranjeros, sobre la base del respeto a la soberanía, la igualdad y el beneficio mutuo, resultaban positivos. Ver Jonatha Spence, The Search of Modern China , w. w. Norton, New Cork , 1991, p. 641.