Usted está aquí: domingo 1 de febrero de 2009 Política Programas de recuperación

Antonio Gershenson
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Programas de recuperación

Se ha dado una polémica acerca del uso de los 825 mil millones de dólares que se destinarían a contrarrestar los efectos de la crisis en Estados Unidos. Los diputados de la mayoría demócrata lo repartieron, en grueso, en 550 mil millones para inversión pública y lo que llamamos gasto social durante dos años. Los otros 275 mil millones serían para reducción en el pago de impuestos a individuos, principalmente, y empresas.

Obama buscó que se apruebe el paquete por consenso, o aunque fuera con el apoyo de algunos republicanos, pero eso no ha sido fácil: los republicanos quieren un cambio en el sentido opuesto al de la iniciativa, aumentando más las rebajas de impuestos a las empresas.

Ante esto, se publicó en uno de los más conocidos diarios del vecino país el resultado de una encuesta sobre las obras públicas, las construcciones, la infraestructura. Lo que resultaría afectado con lo que plantean los republicanos. No se trata directamente de ellos, pues son una minoría aun menor que la de antes de las elecciones de noviembre. Se trata de que si va a ser una votación unánime, se les tendría que pagar un precio reduciendo la obra pública para beneficiar más a las empresas con la reducción fiscal. Hay desconfianza, después de que el uso del dinero que se dio a los bancos fue en su propio beneficio y no para prestarlo. Ya en estos últimos días, Obama dijo que era vergonzoso que los banqueros de ese país se hayan autoasignado casi 20 mil millones de dólares de bonos de fin de año, en plena crisis y con algunos de los principales bancos recibiendo apoyos para evitar su quiebra.

Pues bien, los principales resultados de la encuesta son: a 94 por ciento le interesa mucho la obra en infraestructura de ese país. El 84 por ciento quiere que el gobierno federal gaste más en infraestructura (la mayoría de la cual es obra pública). El 81 por ciento aceptaría pagar más impuestos para que haya más de estas obras.

En plena polémica, el gobierno de Obama dio a conocer el paquete detallado del “plan de recuperación”. Éste incluye: duplicar la capacidad de generación de electricidad con energías renovables en tres años. La energía generada por esta ampliación equivaldría al consumo de 6 millones de hogares. Reconstrucción o reconfiguración de edificaciones para que sean más eficientes en cuanto al clima, reduciendo su consumo de energía en el aire acondicionado en tiempo de calor y en la calefacción en tiempo de frío, todo ello en 2 millones de viviendas y 75 por ciento de los edificios del gobierno. Computarización de la ficha médica de cada estadunidense en cinco años, haciendo más eficientes los diagnósticos y reduciendo el gasto de administración del sector salud. Impulso masivo a la medicina preventiva para toda la población. Rehabilitación y renovación de 10 mil escuelas. Inversión en carreteras, puentes y sistemas de transporte colectivo o masivo.

El paquete de recuperación ya fue aprobado por los diputados (o representantes), que agregaron 3 mil millones de dólares para transporte público, y con ajustes quedaron en 219 mil millones de dólares. La minoría republicana votó en contra. Esta semana que viene el caso se verá en el Senado, donde los demócratas también tienen mayoría.

En Brasil, que ya tenía el Programa de Aceleración del Crecimiento, ahora se agrega el plan de cinco años para el petróleo, que incluye nuevas refinerías: Pernambuco (con entrada en 2011), una pequeña en Río Grande do Norte, en Marianao la Premium I (2013, 600 mil barriles diarios) y en Ceara la Premium II (2014, 300 mil barriles diarios). Se dice que las Premium se tardan más por su capacidad y altas especificaciones, para exportar toda su producción a Europa y Estados Unidos. Además, el Complejo Petroquímico Río de Janeiro (Comperj, que procesará 150 mil barriles diarios) que entrará en operación en 2012, y el desarrollo del petróleo de la nueva zona bajo la capa de sal, que contribuirá al crudo que alimentará las nuevas refinerías conforme vayan entrando en operación (el yacimiento Tupi entra en 2010, Guara I en 2012 y Iara I en 2013). La inversión es 55 por ciento mayor que la planteada en el anterior plan de cinco años, anunciado poco más de un año antes. Con este calendario, llamamos la atención de los que quieren que nos tomemos con calma lo de la hasta ahora única refinería presupuestada y dicen que es normal que se tarde siete años (2009 a 2015 inclusive), y eso cuando no se ha hablado de plazos mayores.

China ya lleva poco más de dos meses ejerciendo los recursos de inversión contra la crisis. Ante la cantidad de desempleados que dejó la reducción de las exportaciones, a su vez resultado de la crisis en Estados Unidos y en otros países importadores, se pusieron a crear puestos de trabajo para satisfacer, al mismo tiempo, la demanda nacional. Pero no sólo eso. Están modernizando China de modo que cambie en un sentido más profundo.

Un ejemplo es el de los ferrocarriles, en especial los trenes de carga y rápidos para pasajeros entre ciudades, que tienen por lo pronto un presupuesto de 88 mil millones de dólares, el doble del ejercido el año pasado y siete veces más que el invertido en lo mismo en 2004. Además, se aceleró la construcción, ya avanzada, del tren rápido de Beijing (antes Pekín) a Shanghai, obra que ocupa 110 mil trabajadores, que costó 23.5 miles de millones de dólares, y en la que los trenes deberán recorrer los mil 300 kilómetros en cuatro horas. El nuevo tren bala de Beijing a Tianjin (antes Tientsin), terminado el verano pasado, llega a 350 kilómetros por hora. El tren Acela Express de Amtrak, en el noreste de Estados Unidos, llega a 240.

A este ejemplo se agregan construcciones masivas de vivienda, desarrollo rural, infraestructura y otras áreas del mercado interno. Las cifras ya empezaron a mejorar en diciembre y enero, y el gobierno estima un crecimiento de 8 por ciento en 2009, según se anunció en la reunión de Davos, Suiza.

Estos son ejemplos del mundo actual y de cómo se empieza a enfrentar la crisis. Se pueden comparar con las palabras de los políticos en el poder aquí, que hechos que se noten, todavía no tenemos.

 
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