Usted está aquí: sábado 31 de enero de 2009 Disquero El Poeta en Jefe

Disquero

El Poeta en Jefe

Pablo Espinosa ([email protected])

Señoras y señores, con ustedes, ¡El Jefe!

Bruce Frederick Joseph Springsteen a sus casi 60 años la sigue rifando en la pradera. No en balde la primera historia que narra en su flamante disco es una de vaqueros: Outlaw Pete (Pedro el forajido) para dar paso al segundo título, cabalístico: My lucky day, preludio magnífico para el tema central del álbum Working on a Dream, que estrenó en plena campaña presidencial de Barack Obama, su amigo y a quien dedicó esta pieza.

He aquí al mismísimo Jefe en toda su magnífica potencia. Degustad su voz de rocas mojadas con whiskey Juanito Caminante (Johnny Walker, etiqueta negra, por favor, solo, solito y su alma), especialmente en el track siete, un blues con todas las de la ley: Estaba parado enmedio del río, donde corre el agua oscura, mi ojo bueno para la oscuridad y el otro para el sol, tengo todas las riquezas de la tierra pero sobre todo te tengo a ti. El maestro Springsteen. El Poeta en Jefe.

El disco salió a la venta apenas el martes. Mañana El Jefe será la figura central del Super Calzón (traducción sicalíptica de Super Bowl, Super Tazón). Su imagen con Obama sigue intacta. El Jefe sigue siendo nota de ocho columnas vertebrales.

No terminamos de disfrutar la magia de Magic, su disco anterior, cuando aparece La Creación de un Sueño (traducción libre y soberana de Working on a Dream).

El corto lapso entre una y otra entrega obedece a la alegría. Así lo dispuso El Jefe: vivamos en alegría. No hay contradicción alguna entonces en la dedicatoria al final del cuadernillo de este álbum: “Así es como hoy decimos adiós a Dan, El Fantasma Dan, Federici, padre, esposo, amigo e integrante toda la vida de la E Street Band. Te extrañamos Dan. Este álbum está dedicado a Dan Federici, 1950-2008”.

La alegría de hacer música juntos. Cada noche a las ocho, recuerda El Jefe, El Fantasma y él se pararon al borde del precipicio, es decir del escenario e hicieron magia juntos. No es casualidad que el producto amoroso de esas noches se llamara Magia.

Magia se llamó la gira. Magia se llamó el disco. Magia se llama el amor, la llama del amor, como la llama que arde en la bellísima pieza del nuevo disco, Working on a Dream, titulada The Last Carnival, con la voz de rocas de río de El Jefe con su buen ojo para la belleza y una guitarra acústica que no puede más de tanta pasión. Entre el coro de bellas a lo lejos, en esta pieza sublime, parece unirse la voz de Jeanne Moreau La Joven: “siento debilidad por los hombres devorados por la pasión” y una orquestación entre bruckneriana y soul, combinación exquisita para consolidar la justeza, fiereza y valor de un icono de la sociedad contemporánea, The Boss, es decir Bruce Springsteen.

Idiosincrasia estadunidense absoluta. Entre los muchos versos que pueblan este disco se escucha una de las explicaciones del origen del término “gringo”: where the green grows the grass (grín grou) pero también se escucha la ironía amorosa, como cuando se enamora de una mujer imposible y no le queda más que cumplir rituales de adoración en silencio y asombrarse de que el resto del planeta no se dé cuenta que estamos frente a una belleza única e irrepetible. Él se asume enamorado y le rinde pleitesía con música. Entonces resplandece.

He aquí, señoras y señores, al mismísimo Jefe. Celebrad su capacidad de crítica social, que hizo crecer junto a Neil Young y otras personas pensantes en la ola mundial de indignación por las atrocidades del chaparrito Bush. Su batalla, ahora que su amigo Obama ofrece lo todo diferente, sin embargo continúa. El Guerrero en Jefe.

 
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