Usted está aquí: viernes 23 de enero de 2009 Cultura Realizaron en Francia el estreno mundial de manuscritos de Mozart para el kyrie de una misa

■ Luego de cien días, expertos determinaron que sí son notas escrita por el autor austriaco

Realizaron en Francia el estreno mundial de manuscritos de Mozart para el kyrie de una misa

Pablo Espinosa

Ampliar la imagen Foto: Reuters

Ampliar la imagen Las notas escritas por el compositor. En la imagen de abajo, el violinista Daniel Cuiller, ayer, las interpretó en la ciudad de Nantes Las notas escritas por el compositor. En la imagen de abajo, el violinista Daniel Cuiller, ayer, las interpretó en la ciudad de Nantes Foto: Reuters

El estreno mundial de una página inédita de Wolfgang Amadeus Mozart reavivó ayer la leyenda del compositor, ahondó las dudas de los musicólogos, tendió nuevas inquietudes entre los matemáticos y finalmente volvió a poner sonrisas en los rostros de músicos y escuchas.

El 17 de septiembre pasado investigadores alemanes que indagaban asuntos de otra índole encontraron entre las montañas de papeles del fondo reservado de la biblioteca de Nantes, Francia, partituras del color del tiempo con una firma al calce: WAMozart.

Sus brincos de júbilo retumbaron de inmediato en las redacciones, salas de hogares y salas de conciertos.

Ayer, luego de cien días de deliberaciones, expertos mozartianos determinaron que sí son notas escritas por Mozart y se trata de apuntes o bocetos para el kyrie de una misa que traía en el cerebro el compositor sin que todavía redactara la partitura.

La leyenda: estamos ante un autor cuya obra, a 217 años de fallecido, no termina.

Las dudas: no se sabe a ciencia cierta el origen y destino tanto de la obra en el cerebro de Mozart, es decir qué mecenas se la encargó y para qué ocasión histórica; como del papel, es décir no se han explicado por entero cómo es que llegó ese pedacito de obra maestra a una población tan pequeña, si bien Mozart fue un viajero frecuente.

Las inquietudes: a los matemáticos se les complica el algoritmo que estaban armando para explicar el posible desfase entre el número de notas que escribió Mozart y el número de minutos que vivió.

Al final, otra vez sonrisas. Porque alguien dice Mozart y todos sonreímos.

 
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