Usted está aquí: sábado 3 de enero de 2009 Política Lamenta el INM falta de nuevas reglas para estaciones migratorias

■ Dicha carencia convierte la frontera sur en auténtica coladera

Lamenta el INM falta de nuevas reglas para estaciones migratorias

■ El proyecto, que se anunció hace dos años, está detenido en la Cofemer

Fabiola Martínez

En la frontera sur mexicana, con una longitud de mil 149 kilómetros, sólo operan 13 módulos de revisión migratoria. Este nivel de porosidad permanece prácticamente igual desde hace cinco años, al grado de que entidades completas, como Campeche, todavía no cuentan con ningún punto oficial de internación.

Desde el inicio del sexenio calderonista, la ampliación de los puntos de revisión y la restructuración de las estaciones migratorias fueron colocadas como insignias del proyecto integral para la frontera sur.

Sin embargo, ese plan sigue inconcluso, en nivel incipiente y con acciones dispersas, pese al incremento de la inseguridad en la zona, que se evidencia en el tráfico ilegal de armas, mercancías y personas, así como otras formas violentas como “secuestros” de indocumentados por bandas que exigen rescate a familiares radicados en México o en Estados Unidos.

Según cálculos oficiales, el gobierno federal tiene algún tipo de registro de 85 por ciento de las personas que transitan por la franja sureña, pero del resto no se sabe nada, cruza en absoluta clandestinidad.

Para 2009, el Instituto Nacional de Migración (INM) tendrá un presupuesto histórico (3 mil 800 millones de pesos), tanto de lo aprobado por el Congreso como de la recaudación programada de impuestos a extranjeros; los recursos adicionales para el año que se inicia serán utilizados para crear poco más de mil nuevas plazas laborales y en la construcción de un Centro de Control de Confianza, alternativa para evaluar el nivel de confiabilidad de su personal.

Hasta ahora no se han delineado proyectos concretos para la ampliación de los puntos de internación en la zona de referencia.

Estaciones migratorias

Son 13 los puntos de internación en la frontera sur y apenas medio centenar de centros de aseguramiento en todo el país, adonde son llevados los extranjeros que no pudieron acreditar su estatus legal, es decir, lugares que en los hechos fungen como antesala de la deportación de migrantes.

La restructuración de las estaciones migratorias se pretendía impulsar con base en un nuevo reglamento, pero, a dos años del anuncio del proyecto, el documento continúa en un ir y venir de revisiones administrativas en la Comisión de Mejora Regulatoria (Cofemer).

La comisionada del INM, Cecilia Romero, expresa molestia y se declara impotente ante esta demora, también generada por la constante oposición de organizaciones civiles que han advertido que la pretendida normatividad violenta los derechos humanos de los migrantes y de quienes los apoyan, debido a un sistema de fichaje (foto y huellas digitales) de los indocumentados.

–¿Qué ha pasado con el nuevo reglamento para las estaciones migratorias? –se le preguntó.

–No ha salido. Hemos vivido dos años sin ello. Total, que no lo saquen; digo, no tengo por qué estarme peleando todo el tiempo con las organizaciones de la sociedad civil –dijo Cecilia Romero a La Jornada.

“Yo acepté –agregó la funcionaria– 94 por ciento de las propuestas que me hicieron, pero yo soy la autoridad migratoria, la responsable. Entonces, hay cosas que puedo flexibilizar y otras que no.”

–¿Qué dice la Cofemer acerca de esa demora?

–No dice nada. Pero de verdad que ya no me interesa lo que pase con las nuevas (reglas).

–Pero es su trabajo…

–Sí, pero tampoco puedo estar peleándome con todo el mundo (…) Hay un rezago muy grave, por supuesto. Hay tantas cosas que hacer en el INM y la verdad tenemos otras prioridades. Si no va a salir el nuevo reglamento, pues que no salga.

Según datos oficiales, el flujo de migrantes indocumentados que logran ingresar a México ha disminuido, al igual que el número de repatriaciones a cargo de nuestro país.

En 2006, el INM deportó a 182 mil extranjeros, la mayoría procedentes de países centroamericanos; en 2007 la cifra bajó a 120 mil y se calcula que en 2008 el número oscile entre 100 mil y 110 mil.

Romero Castillo defendió el trabajo del organismo que encabeza y aseveró que el INM se dedica “a muchísimas más cosas que estaciones migratorias y puntos de internación en la frontera sur. Pero eso es lo que ‘vende mal’ el trabajo del Instituto”.

Dijo que el quehacer primordial del INM es ser “portero” de México: “Somos los que abrimos la puerta de par en par, los que ponemos alfombra roja o quienes la cerramos”, expresó a este diario.

Entonces, añadió, es un cúmulo de actividades que tienen que ver con la parte humanitaria y de seguridad.

“Guardando toda proporción –concluyó la comisionada del INM– nosotros estamos haciendo con los centroamericanos lo que queremos que haga Estados Unidos con nuestros paisanos, principalmente en lo que se refiere a apoyo para el trabajador fronterizo guatemalteco.”

 
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