Usted está aquí: viernes 2 de enero de 2009 Opinión Penultimátum

Penultimátum

■ Películas y estafas

Ahora que están de moda las estafas, con mayor razón tendrá éxito la película que recrea  la vida de quienes aseguran haber sido víctimas del Holocausto y no lo fueron. Herman Rosemnblat escribió sus “memorias” en las que cuenta los sufrimientos que pasó durante su estancia en un campo de concentración nazi. Allí, asegura, conoció a su esposa, Roma Radzicki. Los separaba apenas una alambrada de púas. Escaparon de la muerte y se reencontraron años después en Nueva York. El texto le pareció muy interesante a los que evalúan la calidad de las obras que publica Berkley Books. Fue aceptado y saldría este año a la venta bajo el título de Angel at the Fence (El ángel en la alambrada). Rosenblat recibió de la editorial un jugoso adelanto a cuenta de derechos de autor y regalías. Pero en unos cuantos meses se derrumbó la historia de amor de la pareja y del sufrimiento que soportaron junto a  miles más víctimas del régimen nazi: era falsa.

Ahora Berkley Books anuncia que no publicará el libro y exige que Rosenblat y la agente que lo representa devuelvan todo el dinero que recibieron como adelanto. La agente vendió las “memorias” a la empresa Atlantic Overseas Pictures que, pese al escándalo que ha suscitado conocer la verdad sobre Rosenblat y su esposa, decidió proseguir con los preparativo para llevar al cine Angel at the fence. El productor del film, Harris Solomon, salió en defensa del autor y del proyecto fílmico, alegando que es una especie de novela “llena de belleza”, pero en realidad se trata de aprovechar en taquilla el escándalo originado por la falsa historia. Bussines are bussines.

En cambio, otros hechos, que sí son verdaderos y terribles, merecen la pantalla grande, el video y muchos libros. Es el caso de los militares colombianos que asesinaron a más de mil jóvenes pobres de varias ciudades de ese país. Con engaños los reclutaron so pretexto de darles trabajo en lugares influenciados por la guerrilla. Pero los asesinaron haciéndolos aparecer como “muertos en combate” para cobrar la recompensa que el gobierno del presidente Uribe ofrece a los que abaten enemigos del orden. Además los condecoraron por “servicios a la patria”.

Otro caso, que no es ficción, es el de los desaparecidos durante la dictadura militar en Chile. La lista incluye casi 2 mil. Recientemente se descubrió que las familias de cuatro de los que figuran en ella cobraron la indemnización que el gobierno fijó por ese crimen (poco más de 62 mil dólares a cada familia) cuando en realidad tres viven y otro murió hace medio siglo. La derecha aprovecha la estafa para cuestionar la validez de la lista oficial de desaparecidos durante la dictadura y defender a Pinochet sin citar su nombre. No lo lograrán.

 
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