Usted está aquí: miércoles 31 de diciembre de 2008 Política Descartan familiares suicidio en el caso de la chef mexicana muerta en Filipinas

■ “Era una persona transparente; absurdo pensar que se quitara la vida”

Descartan familiares suicidio en el caso de la chef mexicana muerta en Filipinas

Leopoldo Ramos (Corresponsal y Notimex)

Saltillo, Coah., 29 de diciembre. Familiares de la chef Elisa Loyo Gutiérrez, quien murió la semana pasada en Filipinas, en el restaurante del hotel donde trabajaba, negaron que la joven mexicana se haya suicidado, como en principio adelantaron sus patrones y las autoridades del país asiático.

“Ella era una persona jovial, solidaria, desprendida y transparente. Es absurdo pensar que se quitara la vida”, señaló Daniela Gutiérrez Flores, prima de la hoy occisa, originaria de Monterrey, Nuevo León, quien vivió prácticamente toda su vida en Saltillo, Coahuila.

El viernes 26, el mesero Erwin Paras y el chofer Marvin Kim hallaron el cadáver de Elisa en una bodega del hotel Fontana en la ciudad de Clark, provincia de Pampanga, con signos aparentes de asfixia. Pero según su tío, Ariel Gutiérrez Cabello, la joven de 25 años “tenía señales de tortura, moretones en las manos”, y un suicida no se puede lastimar así.

En 2001 Elisa viajó a Ontario, Canadá, donde radica su madre, casada en segundas nupcias con un originario de esa nación. Adquirió la doble nacionalidad y en mayo pasado terminó la carrera de alta cocina internacional en el Culinary Confederation College. Se especializó en París, y su misma escuela le consiguió empleo en el restaurante del hotel Fontana desde el 13 de septiembre.

“Regularmente se comunicaba con nosotros; con su madre, Rosa de Guadalupe Gutiérrez Cabello, y con sus primas, por teléfono y correo electrónico; pero el 23 de diciembre se perdió el contacto. Se nos hizo muy extraño. La madre quiso localizarla en su celular pero no contestaba, y en el hotel dijeron que tenía tres días de no ir a trabajar”, narró el tío.

Fue el 26 de diciembre cuando la madre recibió una llamada de la administración del hotel, donde le informaron el hallazgo del cadáver y que su hija se había “suicidado”.

Dos días después, la Secretaría de Relaciones Exteriores informó en un comunicado que, según las primeras investigaciones, Elisa murió por asfixia, pero se carecía de más elementos para determinar las circunstancias del suceso.

La embajada mexicana en Filipinas apoyó a los familiares para que se trasladaran al país asiático, se unió a las autoridades en el seguimiento del caso y, por su doble nacionalidad, coordinó las actividades de protección con el consulado canadiense en Manila, dijo la cancillería.

 
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