Usted está aquí: lunes 29 de diciembre de 2008 Política Pena de muerte, vía fácil para satisfacer una sed de revancha, señala especialista

■ Leyes especiales contra el crimen, “un riesgo para movimientos sociales”

Pena de muerte, vía fácil para satisfacer una sed de revancha, señala especialista

Gabriel León Zaragoza

Aplicar la pena de muerte en México para pretender contrarrestar cualquier delito que dañe a la sociedad está comprobado que “no es el camino correcto, sino una vía fácil para satisfacer una sed de revancha de la opinión pública”; la solución consiste en contar con “una justicia verdaderamente equitativa” que se apoye en un sistema judicial autónomo al poder político, y nuevas leyes que funjan como “herramienta extraordinaria” en la lucha contra el crimen organizado, afirmó el especialista en derechos humanos Paolo Pagliani.

En entrevista, el director del Centro de Estudios sobre la Paz y la Memoria de la Universidad del Claustro de Sor Juana indicó que cuando Italia vivió y solucionó una crisis social por el incremento de sus índices delictivos, como los que actualmente padece México, “quisieron enfrentarse al monstruo de la mafia y (los impartidores de justicia) pidieron herramientas extraordinarias, como leyes nuevas que les apoyaran en ese trabajo difícil; nunca pidieron la pena de muerte”.

Agregó que frente al reto de mantener los derechos humanos y la seguridad, en el país hay que tomar el camino difícil y complejo, que es quizá el más doloroso, pero es el que permitirá la aplicación de una justicia de Estado.

No se trata, dijo, de emprender la batalla fácil en contra de grupos del crimen organizado, como el gobierno de Coahuila lo ha pedido ante el aumento de secuestros. “Es falsa la ecuación de que los países que tiene la pena de muerte son los que tienen más seguridad. La seguridad que esas naciones tienen se debe a una mayor y mejor distribución de la riqueza”, aclaró.

Cualquier reforma dirigida a mejorar el sistema de justicia del país es un paso importante, como los que actualmente ha seguido el gobierno federal en materia judicial y penal; sin embargo, “lo que hay que buscar en realidad es una total autonomía e independencia de los jueces del poder político. Eso es el primer logro por una justicia verdaderamente efectiva”, que aún no tiene lugar en México, consideró.

Advirtió que cuando se instauran “leyes especiales” en contra del crimen organizado siempre se corre el riesgo de que “alguien las utilice para afectar a los movimiento sociales”, como sucedió en los años 70 en Italia, cuando se presentó la “emergencia del terrorismo político” y se actuó también contra los movimientos estudiantiles y sindicales.

“Lo peor es cuando la gente se olvida que se trata de leyes especiales y las vuelven ordinarias. En el momento que se quedan y pertenecen a la normalidad, éstas se vuelven verdaderamente devastadoras”, señaló.

En su opinión, las protestas que han tenido lugar en naciones como Grecia forman parte de una ola internacional de la “extremización de las luchas” sociales, de las que México no está excluido, debido a que “cuando la gente tiene problemas y cosas que decir y nadie las escucha, (sectores sociales) al final buscarán que les presten atención”, a través de manifestaciones.

 
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