Usted está aquí: domingo 28 de diciembre de 2008 Estados En Villahermosa, el comercio resiente aún estragos por el aluvión de 2007

■ Bancos, restaurantes e incluso centros culturales y clínicas están cerrados, en venta o remodelación

En Villahermosa, el comercio resiente aún estragos por el aluvión de 2007

■ Empresarios aseguran que no recibieron apoyos del Fonden; denuncian caída hasta de 60% en ventas

René Alberto López (Corresponsal)

Ampliar la imagen Un restaurante ubicado en la Zona Luz de Villahermosa, Tabasco, muestra el anuncio: "Para reactivar este negocio exitoso solicito préstamo. Ofrezco una garantía hipotecaria valuada en un millón y medio". El establecimiento reclama apoyo del Fondo Nacional de Desastres Un restaurante ubicado en la Zona Luz de Villahermosa, Tabasco, muestra el anuncio: “Para reactivar este negocio exitoso solicito préstamo. Ofrezco una garantía hipotecaria valuada en un millón y medio”. El establecimiento reclama apoyo del Fondo Nacional de Desastres Foto: Jorge Hernández Gómez

Villahermosa, Tab., 27 de diciembre. Los efectos de las inundaciones de octubre y noviembre de 2007, que en Tabasco dejaron pérdidas por 31 mil 871 millones de pesos, aún afectan negocios del primer cuadro de Villahermosa. Más de un año después, muchos comercios y centros culturales permanecen cerrados, en venta o remodelación, entre ellos sucursales bancarias, tiendas de colchones, restaurantes, el archivo de la biblioteca José María Pino Suárez e incluso el teatro Esperanza Iris, el espacio escénico más importante de la entidad.

Empresarios y comerciantes se quejan por no haber recibido apoyos del Fondo Nacional para la Atención de Desastres Naturales (Fonden), así como por la baja afluencia de visitantes, y aseguran que este diciembre enfrentan un desplome en las ventas que fluctúa entre 50 y 60 por ciento, en relación con años anteriores a la contingencia.

La actividad comercial en el corazón de la capital tabasqueña comenzó a normalizarse la segunda semana de diciembre del año pasado. A un año de distancia, los comerciantes de la Zona Luz, área peatonal del Centro Histórico de la capital, con un padrón de 440 comercios establecidos, 60 semifijos y 40 “tolerados”, se quejan por la temporada más baja de su historia.

“Antes del aluvión llegaban entre 12 y 15 mil visitantes semanales; ahora, pese a la temporada decembrina, la cifra no llega a 7 mil”, aseguró Fernando Sánchez Torruco, coordinador del Centro de Entretenimiento y Negocios del Malecón, área turística que aglutina a 13 restaurantes-bares sobre una plataforma de tres mil metros cuadrados, ubicada a orillas del río Grijalva, provocó el desastre natural más catastrófico en esta ciudad.

Como secuelas de la inundación, hoy se observan negocios abandonados, lo mismo oficinas que centros culturales y clínicas, los cuales, después de las anegaciones, siguen en reconstrucción o cambiaron de giro. En decenas de locales comerciales vacíos cuelgan letreros llamativos: “se vende” o “se renta este local. Trato directo”.

La muralla de costales de arena que permanece como bordo de contención en el malecón de la ciudad, a orillas del Grijalva, es el reflejo de una catástrofe que los lugareños no olvidan.

El gobierno federal anunció inversión de 20 millones del Fonden para reactivar la economía de la Zona Luz, pero el coordinador del centro turístico asegura que nunca se recibió la ayuda. Los propietarios estiman las pérdidas por las bajas ventas en más de nueve millones de pesos, por lo que algunos tratan de traspasar sus espacios.

Sánchez Torruco narró que “después de tantas vueltas”, sus agremiados no pudieron obtener apoyos del Fonden a pesar de realizar los 16 trámites que se les exigieron, por lo que se vio en la necesidad de liquidar al personal y cerrar definitivamente, después de 11 años, su restaurante bar El Jarro Café, que funcionaba frente al malecón. “Hoy sólo alquilo el local para eventos”, comentó.

Salvador Samperio Aguilar, coordinador de la Zona Luz, dijo que en otros años el movimiento comercial en el corazón de la ciudad comenzaba el 5 de diciembre y no paraba hasta el día 31. “Pero ahora viene con muchos picos. Sube la actividad pero hay picos muy pronunciados a la baja; antes era una elíptica ascendente.” Consideró que no se puede comparar este año con otros diciembres.

“El impacto de la riada aún se siente; para estas fechas teníamos siempre cupo lleno, pero ahora no hay manera de que nos recuperemos. Este año andamos un 60 por ciento a la baja, y así está todo el centro”, afirmó Alberto Naranjo, propietario del estacionamiento público Manolo, en la esquina de la avenida 27 de Febrero y Madero.

Añadió que entre la ciudadanía priva un trauma colectivo: “la catástrofe nos dejó marcados para siempre, aun con todos los apoyos que recibamos, porque vivimos con el temor de otra inundación cuando comienzan las lluvias, por eso muchos están optando por vender o traspasar sus negocios”.

En la esquina de la avenida Mina y la calle Sánchez Magallanes aún se observa un gigantesco letrero, colocado desde hace un año, con la leyenda: “Este negocio dañado por la inundación para reapertura busca socio, ya que el Fonden no quiere apoyarnos. Folio: 682”, y ofrece el teléfono celular 9931-526931.

Ahí operó durante 18 años el restaurante vegetariano Acuario. Su propietario, Lester Gabriel Martínez, recordó que buscó créditos para reabrir el local, pues las aguas del río Grijalva destruyeron todo el mobiliario. “Nos cansamos de dar vueltas en las dependencias de gobierno, en la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados, y nadie nos atendió”.

En la Zona Luz, donde el agua alcanzó 1.33 metros, permanece cerrada una sucursal del banco HSBC, al igual que una de Banorte, así como una escuela de cómputo, una joyería, dos zapaterías, una farmacia y una librería cristiana. En la esquina del Malecón y la calle Reforma, un anuncio en el cristal de un local cerrado de lo que fue la boutique Delizioso indica “se renta”.

La sede del PAN, alcanzada por la inundación, se cambió a un local diferente, al igual que una oficina de la Secretaría de la Reforma Agraria. En plena Zona Luz, Teléfonos de México aún rehabilita su edificio, lo mismo que la clínica Guadalupe, en la avenida Méndez.

El gobernador Andrés Granier reinauguró el 28 de noviembre pasado La Noria, restaurante de comida árabe. El jueves 4 de diciembre, después de ser remodelada, reabrió sus puertas con una conferencia la Casa Museo Carlos Pellicer Cámara.

Las cuatro embarcaciones que dan servicio de transporte colectivo fluvial en el río Grijalva, principalmente a habitantes de la colonia Gaviotas, reiniciaron labores apenas el 8 de diciembre anterior, luego de que el 28 de octubre de 2007 suspendieron operaciones por la contingencia.

En el aspecto público aún falta por recuperar el teatro Esperanza Iris, así como restituir libros del acervo de la biblioteca José María Pino Suárez, que perdió 15 mil volúmenes.

El desastre natural que azotó a Tabasco en octubre de 2007 dejó daños severos en 168 mil viviendas, 3 mil 618 escuelas, en 55 centros de salud y hospitales, así como en 113 unidades de atención primaria de salud. Además, provocó estragos en 132 puentes y en seis mil 645 kilómetros de carreteras y caminos (73 por ciento de la red estatal), y devastó 570 mil hectáreas agrícolas, en tanto 25 mil empresas fueron afectadas.

Según estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, dependiente de Naciones Unidas, y del Centro Nacional de Prevención de Desastres de la Secretaría de Gobernación, los daños ascendieron a 31 mil 871 millones de pesos.

 
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