Usted está aquí: lunes 22 de diciembre de 2008 Política Inaplazable, mayor control a transgénicos

Inaplazable, mayor control a transgénicos

Angélica Enciso L.

Si realmente se quiere mantener las variedades nativas de maíz libres de transgenes se deben realizar acciones mucho más decididas de control y de educación a la población, advirtió Exequiel Ezcurra, director del Instituto para México y Estados Unidos de la Universidad de California.

Consideró que el problema de la presencia del grano genéticamente modificado en cultivos tradicionales hasta ahora ha sido relativamente menor, porque son inocuas las construcciones transgénicas que se han detectado en las siembras mediante diversos estudios, pero si por accidente llegaran variedades con fines industriales y no aptas para consumo humano –como las que producen antibióticos–, que ya se experimentan en Estados Unidos, en el país no hay un plan de respuesta organizado e inteligente.

El ex presidente del Instituto Nacional de Ecología y coautor del estudio Ausencia y detección de transgenes en los cultivos de maíz en Oaxaca, que en 2005 descartó la presencia de grano genéticamente modificado en esa entidad, se refirió a investigaciones recientes que revelan la presencia de ese desarrollo biotecnológico en cultivos tradicionales.

Explicó que datos obtenidos en diversos estudios demuestran que “las construcciones transgénicas se mueven de manera ubicua, a través de la polinización cruzada, y son muy difíciles de mantener en condiciones controladas. A través del polen llegan fácilmente y se dispersan por los cultivos de manera no intencional”.

Continúa la presencia de maíz genéticamente modificado en cultivos tradicionales. Ahora se ha corroborado en un estudio que se acaba de divulgar en la revista Molecular Ecology, elaborado por el grupo de Elena Álvarez Buylla, del Instituto de Ecología de la UNAM, el cual encontró esos organismos en la sierra Norte de Oaxaca. De igual forma, recordó Ezcurra, hay análisis de otros investigadores, entre ellos Antonio Serratos, que han reportado la presencia de éstos en cultivos del valle de México.

Aseveró que en la investigación en que participó en 2005 con Jorge Soberón, cuando aún era secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Uso y Conocimiento de la Biodiversidad, y Sol Ortiz, investigadora del INE, nunca se dudó del descubrimiento que hizo Ignacio Chapela en 2001, en cuanto a la presencia de transgénicos en la sierra Norte oaxaqueña. Al contrario, apuntó, “lo aceptamos como hecho incontrovertible, mismo que el INE y la Conabio corroboraron en el primer muestreo de 2001”.

 
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