Usted está aquí: martes 16 de diciembre de 2008 Opinión Itacate

Itacate

Cristina Barros y Marco Buenrostro
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■ Panales y cera

La miel ha estado presente mucho antes de que apareciera el hombre. En El libro de la miel, Eva Crane considera que esto debió ocurrir hace 20 millones de años. Seguramente el hombre recolectó miel como lo hacen otros mamíferos, pero su producción sistemática data de hace 10 mil años.

Hay pinturas rupestres en distintos lugares del mundo como Singapur, Rodesia –la actual Zimbabue al sur de África– y también en Castellón, España, que muestran las maneras en que se cultivaba o recolectaba la miel. En el Tibet se conservan técnicas muy antiguas de recolección.

En la antigüedad no se recogía sólo la miel, sino trozos enteros de los panales que incluían la cera con la que los construyen las abejas, larvas e incluso algunas abejas muertas.

Algunos cronistas refieren que los antiguos mexicanos recolectaban los panales y los llevaban a lugares donde podían tener mayor control sobre ellos. Los panales podían colocarse en ollas de barro o en troncos sellados con lodo que se apilaban, práctica que se ha conservado en lugares como la Mixteca oaxaqueña.

Este tipo de panales y herramientas, como los velos para proteger la cara, el uso de ahumadores para ahuyentar a las abejas y recipientes para recolectar la miel, se conservan en muchos países.

Las colmenas se hacían con lodo, paja y excremento de vaca, otros eran de barro cocido y otras más de bejuco, mimbre o paja. En Bali, registra Eva Crane, hay colmenas hechas con conchas marinas, hojas de diversas plantas y parte de las flores del coco. En Brasil y en México ubica las que se ponían en calabazos o guajes. Los ingleses solían excavar una puerta en los troncos de los árboles a la altura de quienes recolectarían la miel.

Además de la miel, refiere el biólogo Raúl Valadez Azúa, en México se producía cera desde la época precolombina; se utilizaba en orfebrería para trabajos de oro, cobre y plata con la técnica de cera perdida. Fueron famosas las que salía de los puertos de Sisal, en Yucatán, y de Campeche, por lo que se le denominó cera de Campeche.

Así como hoy los huicholes o wirárikas utilizan la cera para pegar los estambres y la chaquira en sus piezas de arte y artesanía, los antiguos mexicanos la usaban como base para el arte plumario.

La calidad y el sabor de la miel están vinculados con el tipo de flores que liban las abejas y la estación del año; esto lo sabían los antiguos mexicanos. Actualmente son muy apreciadas las de la orquídea de la vainilla y las de cítricos; las del desierto tienen como cualidad ser silvestres y no estar contaminadas con agroquímicos.

 
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