Usted está aquí: lunes 15 de diciembre de 2008 Opinión Calentamiento global en Yucatán

Iván Restrepo

Calentamiento global en Yucatán

Pimero, lo más importante, lo urgente: resolver la denominación de origen del chile habanero. El estado de Yucatán la obtuvo del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. Pero Quintana Roo y Campeche, geográficamente también parte de la península, se inconformaron. Alegan que la denominación no debe ser exclusiva de la entidad que gobierna la señora Yvonne Ortega, partidaria de la pena de muerte. Por eso solicitan que la denominación sea, por ejemplo: “chile habanero de la península de Yucatán”. Sobre este trascendental asunto se espera llegar a un acuerdo que deje satisfechos a los tres estados. El chile habanero es cada vez más requerido en el exterior. Sería bueno aclarar si tan fuerte picante procede de la selva amazónica o de la isla de Java.

En cambio, no hay prisa para poner en marcha las medidas que aminoren los daños que sufrirá la península de Yucatán por el calentamiento global. Aquí dimos cuenta de los resultados de un trabajo de especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México en el cual advierten que las zonas bajas de esa parte del país sufrirán inundaciones en 40 años porque el deshielo de los polos aumentará el nivel del mar. Ello puede originar más erosión en la franja costera y mayor impacto de los ciclones y las marejadas.

Ahora el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) advierte en un estudio que el mar podría elevarse hasta casi 60 centímetros en las partes bajas de la península. Los daños serán incalculables si no se toman medidas urgentes para regular y planificar el desarrollo urbano y económico del litoral.

Otra investigación alerta sobre la desaparición de los arrecifes de coral del Caribe (los más importantes después de los australianos) por el cambio climático. Sin embargo, las instancias locales y federales seguramente ignorarán estos nuevos llamados de alerta. Mientras, se siguen cometiendo los mismos errores que ocasionan ya severos daños a la franja litoral de la península: desde asentamientos humanos sin planeación alguna hasta “desarrollos” hoteleros y obra pública que no toman en cuenta los efectos del cambio climático.

A nivel global, quienes dirigen los destinos del mundo tienen otras prioridades. La principal: aminorar los efectos de una crisis que no crearon miles de millones de personas, sino los dirigentes de los grandes bancos y empresas trasnacionales. La primera prioridad es inyectar dinero público a los negocios en quiebra, so pretexto de que ello evitará el colapso de la economía global y mayor pobreza. Entre tanto gozan de impunidad los que se enriquecieron escandalosamente por sus maniobras financieras y el mal manejo empresarial. Luego vendrán los planes para controlar el cambio climático. La más reciente reunión sobre el tema acaba de celebrarse en Poznan, Polonia, con la asistencia de más de 9 mil delegados enviados por 185 países. Allí se ofrecieron nuevos datos sobre la escasez de agua para la mitad de la población mundial en cuatro décadas más. De igual forma se dijo que la recesión económica no es excusa para descuidar la lucha contra el calentamiento global, pues ya ocasiona desequilibrios en todo el planeta.

El mundo al revés: en Poznan se calificó de “gran logro” poder utilizar un fondo que tiene alrededor de 60 millones de dólares para ayudar a los países pobres a afrontar las consecuencias del cambio climático. Esa cantidad es la décima parte del pago que recibió como gratificación por su “buen desempeño” en 2007 uno de los implicados en las quiebras bancarias en Estados Unidos.

Pero no todo son malas noticias. En su reunión “cumbre” celebrada en Bruselas, la Unión Europea acordó un “histórico” plan de lucha contra el cambio climático, el cual contempla para el año 2020: reducir en una quinta parte las emisiones de gases efecto invernadero respecto a 1990, abatir el consumo de energía en esa misma proporción y aumentar la generación de energías renovables. Estos objetivos son un mensaje para que Estados Unidos, Canadá, Japón, Rusia, China, Australia e India se sumen a una “revolución verde”.

En México también se prometen acciones para enfrentar el cambio climático. Pero se desconoce cuándo y cómo se harán realidad.

 
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