Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 14 de diciembre de 2008 Num: 719

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Antonio Machado: poesía perdurable
ALEJANDRO MICHELENA

Explanations of love
NASOS VAYENÁS

Rafael Escalona, gran maestro vallenato
entrevista de JUAN MANUEL ROCA y MARCO ANTONIO CAMPOS

Ricardo Piglia la alegría del lenjuage
RODOLFO ALONSO

Manuel Scorza: réquiem para un hombre gentil
RICARDO BADA

Charco de tormenta
SALVADOR CASTAÑEDA

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Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
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Alonso Arreola
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Sonidos del Japón urbano (II Y ÚLTIMA)

Decíamos hace una semana que se debe desmitificar la industria musical japonesa, que contrario a lo que muchos suponen fuera de la isla, por lo general los nipones escuchan pop y rock de mala calidad, además de que cada vez cuesta mayor trabajo encontrar cidís con sonidos de vanguardia. Igualmente hablábamos de numerosos y pequeños clubes que, empero y en respuesta a lo que pasa en la superficie, afortunadamente siguen mostrando lo mejor del Japón alternativo. Finalmente, hace ocho días prometimos recomendar bandas, tiendas y sitios interesantes, lo que haremos justo a continuación.

Para empezar debemos citar a Djamra, Soe's y Le-Silo, tres grupos provenientes de Osaka, Hiroshima y Tokio, respectivamente, que atienden con disciplina y calidad a los mejores cánones del jazz, el folk y el progresivo. Con grandes diferencias entre ellos, el primero es un quinteto de bajo, guitarra, teclados, saxofón y batería, fundado por Shinji Kitamura y Masaharu Nakakita, que lo mismo pasa por la fusión matemática del viejo Casiopea que por la histeria de John Zorn o la contundencia de los Screaming Headless Torsos. En cambio, el segundo, liderado por Shu Kajiyama, se inclina con su trío de dos bajos y saxofón (más invitados eventuales en koto y percusiones) hacia un folk a veces cantado que inusualmente coquetea con el clásico jazz de Estados Unidos. Lejos de ellos, la pianista Miyako Kanazawa lidera sus composiciones a través de un trío con batería y guitarra en el que no faltan ni virtuosismo ni locura. Dedicando canciones al alcohol y la noche, su furiosa propuesta raya en el rock progresivo de Zappa, pero con mucha influencia de su ex colega Yoshida Tatsuya (Ruins) y de Mike Patton (Fantomas), dos inconformes a los que les gusta gritar y dramatizar en el escenario.

Por otro lado, si lo que se quiere es comprar discos, no se puede soslayar la oferta de dos tiendas de Tokio, muy cercanas la una de la otra, que por tamaño y tradición se han mantenido firmes en Japón pese a su desaparición en el resto del mundo. Hablamos de Tower Records y de HMV, localizadas en el área comercial de Shibuya. Con varios pisos especializados y conciertos en su interior, en ellas se le puede tomar el pulso a Asia desde cualquier perspectiva comercial. Claro que, aunque ofrecen algunos materiales raros dedicados al clásico, el jazz y el avant garde, para tales géneros existen múltiples opciones en pasajes de metro y calles peatonales abiertas a los amantes de la casualidad y la colección de acetatos.


Djamra

Ahora, si el lector está interesado en la búsqueda y conocimiento de instrumentos musicales, tradicionales o modernos, sin duda vale la pena acercarse a la tienda-taller esp Custom de Osaka, lugar que vende los productos típicos para el profesional, pero en donde además se diseñan bajos y guitarras al gusto del cliente, quien tiene la oportunidad de seleccionar maderas y tipo de ensamblaje. Por su lado, Ishibashi Korg de Tokio, a una cuadra de los impresionantes almacenes Isetan en el área de Shinjiku, posee un catálogo envidiable para tecladistas, dj's y guitarristas, lo que por su lado exhibe el Bass Center de Shibuya para los bajistas. Establecimientos tipo boutique, entre todos destaca la Mikki Gakki de Umeda, en Osaka, con una selección de baterías que por precio e historia más bien parecen piezas de museo.

Finalmente, y pensando en melomanías que trascienden al concierto, los discos y los instrumentos en pos de hallar libros, cómics, videojuegos y hasta juguetes relacionados con la música, podemos compartir nuestro desconcierto al encontrar pocas librerías con estos materiales, casi siempre aglomeradas en pasajes bajo tierra; lo mismo que sucede con los establecimientos de animé y manga en cuyos fascinantes pasillos se pueden encontrar verdaderas joyas en forma de afiches, revistas, figuras de acción y memorabilia del rock-pop mundial. La más imponente de todas es, sin duda alguna, la gigantesca Mandarake. Con varias sucursales en el país, destacan dos en Tokio. Una se halla en el pasaje techado del metro Nakano y la otra en el corazón de Shibuya. En ambas descansa el reflejo de los últimos cincuenta años de la cultura pop japonesa en todas sus vertientes, por lo que sus visitantes pueden ser mayores, jóvenes, niños o, por supuesto, las famosas “Lolitas”, esas bellas jóvenes disfrazadas con ropa hecha en casa inspirada en las caricaturas más extravagantes del repertorio japonés.

Dicho lo anterior y para poner punto final a este viaje, podemos concluir que el Japón musical es casi completamente urbano, que bajo su espantosa cáscara comercial hay un mundo interesante y disgregado, que su industria también está en decadencia, que su desenfado estético seguirá produciendo arte de vanguardia por mucho tiempo y que, así como su incomprensible y elevada arquitectura, la densidad de su población y el reducido espacio producirán permanentemente fricciones positivas para los creadores. Por todo ello Japón es un lugar que vale la pena conocer y –como el sashimi– rebanar con calma y fineza.