11 de diciembre de 2008     Número 15

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Rimas Rurales
con enfoque de género

Canciones Rancheras
Empoderadas

Y DE LAS OTRAS

YO ME MUERO DONDE QUIERA
D.P.

En mi tierra mexicana
nos morimos entonando una canción.
Los rebozos son cananas
de las balas, al rugido del cañón,
con el clarín que tocará
el himno de la libertad.

Las mujeres y los hombres
por su patria dan la vida con valor;
Valentina y Jesusita
pelearon, pero nunca morirán,
y la Adelita morirá
peleando al lado de su Juan.

¡Ay!, yo me muero donde quiera;
en la raya la primera,
yo me juego el corazón.
¡Ay!, yo soy hembra de a de veras:

Si me echan un lazo,
respondo a balazos;
si me echan un grito,
de en medio los quito.

Allá en las trincheras,
allá donde quieran,
me juego de veras
por mi pabellón.

LA TEQUILERA
ALFREDO D´ORSAY SOTELO

Borrachita de tequila llevo siempre el alma mía,
para ver si se mejora de esta cruel melancolía.

¡Ay!.. por ese querer, pos qué le he de hacer,
si el destino me lo dio para siempre padecer.

Como buena mexicana sufriré el dolor tranquila,
al fi n y al cabo mañana tendré un trago de tequila.

¡Ay!.. por ese querer pos qué le he de hacer,
aunque me haya traicionado no lo puedo aborrecer.

Me llaman la tequilera como si fuera de pila,
porque a mí me bautizaron con un trago de tequila.

¡Ay!.. ¡ya me voy mejor, por qué aguardo aquí;
dizque por la borrachera, dicen todo... lo perdí!

EL PAÑUELO
D.P.

Macetita embalsamada
con hojitas de laurel,
¡qué bonitos son los hombres!,
cuando empiezan a querer
con cartitas, con pañuelos,
engañando a la mujer,
luego que la ven perdida
la empiezan a aborrecer.

Mi novio me dio un pañuelo
con cuatro puntas para llorar,
¡qué pensaría ese borrego,
que yo le había de rogar,
mejorcitos he tenido
y les he pagado mal,
cuantimás esa basura
tirada en el muladar!

JUANA MATAMARIDOS
D.P.

Entre las diez y las once Juana se puso a pensar:
Voy a matar mi marido para salirme a pasear.

Luego que ya lo mató, se agachaba y le decía:
Ya te moristes José lucero del alma mía.

Le trasculcaron la casa, como lo manda la ley.
Le hallaron una pistola y una navaja de muey

Calle de la Palma Real, por qué estás tan espantosa:
Es que se ha muerto José y lo ha matado su esposa.

LA RIELERA
SAMUEL M. LOZANO

Yo soy rielera, tengo mi Juan
él es mi encanto, yo soy su querer,
cuando me dicen que ya se va el tren:
–Adiós mi rielera, ya se va tu Juan.

Tengo mi par de pistolas
con sus cachas de marfi l,
para agarrarme a balazos
con los del ferrocarril

Tengo mi par de pistolas
con su parque muy cabal,
una para mi querida
otra para mi rival.

Si porque me ves con botas
piensas que soy "melitar",
soy un pobre rielerito
del Ferrocarril Central.

LA ENTALLADITA
JOSÉ ALBARRÁN MARTÍNEZ

Roberto Gudiño le dijo a Teodora:
Respeta el cariño, que traigo pistola.
La traigo con ocho tiros
y llevan dedicatoria.

Tú ya estás pedida y me arde la cara,
que salgas vestida con ropa entallada.
Todos los hombres te miran,
y eso no me cuadra nada.

Yo no te quería, mis padres me han dado.
Estaré pedida, mas no me he casado.
No voy a pasar la vida
con un celoso amargado.

No seas tan coqueta, sé más decentita.
Y ella le contesta con una sonrisa:
Pues yo no tengo la culpa
de haber nacido bonita.

Sacó la pistola para amenazarla.
Pero la Teodora le arrebató el arma.
Con ella, los ocho tiros
se los sepultó en el alma.

Luego la aprehendieron, pero a Teodorita,
los jueces la vieron tan entalladita,
que la libertad le dieron
nomás porque era bonita.

Roberto se ha ido, ella se ha quedado
robando suspiros, mas no se ha casado.
A darle vuelo a la vida
con su vestido entallado.

LA BORRACHITA
TATA NACHO

Borrachita me voy
para olvidarlo,
lo quero muncho y él
también me quere...

Borrachita me voy
hasta la capital,
¡ay!, pa' servirle al patrón
que me mandó llamar anteayer.

Yo lo quise traer,
dijo que no,
que si había de llorar
pa' qué volver.

Borrachita me voy
hasta la capital, ¡ay!,
pa' servirle al patrón
que me mandó llamar anteayer.

DE DUELO DE ESPADAS

La finca de la viuda Pereira
está a 7 km de la carretera
para llegar allá hay que atravesar el arroyo
sobre un puente de horcones.

Todo el camino hay flores
y aun en estos tiempos
se pueden ver conejos entre los matorrales.

La viuda nos recibe con quesos y frutas;
metida en unos pantalones de mezclilla
se para a medio patio y ordena que traigan los
caballos.

Vamos a montar todos –dice– pero las niñas no,
porque a los caballos si les sueltan la rienda
se desbocan rumbo al desfi ladero
y por ahí andan los peones
buscando niñas
para ahogarlas en el arroyo.

Vino el abuelo a visitarnos
y le trajo a mi hermano un rifl e
para matar conejos; a mí no me dio nada,
yo soy la mayor pero soy mujer.

Mi hermano desde que carga el rifl e no me habla,
tiene 10 años y yo 12

Pobre hermanito, por andar correteando perdices
se cayó de la yegua, montaba a pelo
y la reata que le servía de rienda
se le enredó en un pie;
la bestia lo arrastró entre los huzaches

Se lo llevaron al pueblo en una camioneta,
tiene tres días en el hospital y no sale.

Mi madre no hace más que llorar y ver la carretera.

Estamos de fiesta en un rancho cercano;
llegamos a caballo y nos reciben
con cervezas y agua de tamarindo.

Es la boda de Rosa Pecero,
aquí vinimos el año pasado
cuando Rosa cumplió 15;
ahora está toda de blanco en lo que llaman
el umbral de la vida

Apenas sale, los jaraneros empiezan a trovar,
las muchachas la rodean,
tienen una gota de envidia en los ojos

El novio Cipriano no se acerca para nada,
debajo del mezquite, sólo toma cerveza.

Cuando las campesinas
caminan por la carretera
corren peligro…
como las perdices
frente al cable eléctrico.

A la Pastora le ha nacido un hijo,
ya era tiempo,
su embarazo fue una larga cadena de penurias,
acarreó agua en sendos baldes
hasta que dio a luz.

Las mujeres se arremolinaban alrededor del jacal,
ya con agua caliente, ya con alcohol.

A eso de las 4 le nació,
no pegó ni un grito.

La comadrona le anudó un pañuelo rojo en la cabeza
y puso hojas de albahaca debajo de los pechos.
De madrugada todas fuimos al breñal
a cortar yerbas escarchadas para que se bañaran
la Pastora y su hijo.

Al amanecer, cuando el sol coqueteaba detrás
de las palmeras,
el llanto del niño se desplegó con fuerza
rompiendo la quietud del campo.

Yo nací en marzo,
en el mero tiempo de los loros.

Cuando rompí la fuente
todavía era invierno,
y no me sacaron de la casa
hasta que un chupamirto
anunció la primavera

Mis padres me cuidaron
como a un jarrón chino,
|12 años después, arriba de un ciruelo,
un espasmo en el vientre
me hizo descender

Ese día, por mala suerte
sobre la falda de popelina blanca
quedó la mancha, inevitable,
como un tulipán rojo.