Usted está aquí: viernes 12 de diciembre de 2008 Espectáculos Rinden homenaje a Anabel Ochoa en Los monólogos de la vagina

■ Se realizó conmovedora representación 5 mil 200 en el espacio teatral de Hotel NH

Rinden homenaje a Anabel Ochoa en Los monólogos de la vagina

■ Al final, se leyó una emotiva semblanza de la sexóloga

■ Esta obra fue una de las actividades que más disfrutó y amó; la hizo crecer como persona y la volvió actriz, dijo su hija Diana Lein

Arturo Cruz Bárcenas

Ampliar la imagen Mi madre era el calor del hogar, lugar de muchas risas, humor y buenos momentos, expresó Diana Lein (en la imagen) tras la presentación de la obra original de Eve Ensler Mi madre era el calor del hogar, lugar de muchas risas, humor y buenos momentos, expresó Diana Lein (en la imagen) tras la presentación de la obra original de Eve Ensler Foto: Arturo Cruz Bárcenas

“La voz de mi madre, Anabel, (Ochoa) no puedo despegarla de mi mente; era el calor del hogar, lugar de muchas risas, de mucho humor y buenos momentos. En la casa siempre se hablaba de sexo, con mucha amplitud. Cuando cumplí siete años me regaló una enciclopedia sobre la vida sexual por edades, para que la leyera y la comentáramos”, expresó Diana Lein, hija de la sexóloga y actriz fallecida hace 23 días.

Profundamente emocionada, Diana habló de su mamá al final de la representación 5 mil 200 de la obra de teatro de atril Los monólogos de la vagina, donde actuó Anabel y en la que Lein desarrolla un papel importante como actriz profesional que es.

El espacio teatral de Hotel NH, donde se presenta la puesta, estuvo lleno; además, estuvieron presentes Josu Iturbe, compañero de Anabel, y muchas de las mujeres que han participado en la obra, cuya autora es Eve Ensler.

En uno de los clímax, en el parlamento final y como homenaje, se escuchó la voz grabada de Anabel, quien en vida interpretó el texto Yo estuve ahí, que relata la maravilla de un parto y el entorno hipnótico de la vagina: su dilatación al dar vida a un ser.

Dos fotos de Anabel se proyectaron en los extremos. Las lágrimas corrieron en los rostros de muchos asistentes, y otros tragaron saliva.

Era el final de la representación 5 mil 200 de una de las obras más exitosas de la historia del teatro en México. Corre su noveno año en cartelera.

Se proyectaron imágenes de la vida de Anabel y se escuchó una semblanza: “Si bien Anabel Ochoa vio la luz por primera vez en Bilbao, la querida doctora nació más de una vez en distintas latitudes y en diversos contextos. Sí, nació en muchas ciudades y en muchos corazones.

“Originaria de las tierras vascas –de ahí quizás su espíritu rebelde–, Anabel realizó estudios en la Universidad de Bilbao con especialidad en sexología. Fue cofundadora de la Biblioteca Freudiana de Bilbao y pionera de la educación sexual institucionalizada en las escuelas españolas; gracias a su programa radiofónico Hábitos sanitarios de la población, realizado en conjunto con el gobienro vasco, ayudó a crear conciencia de tan importante tema.

“Su espíritu emprendedor la llevó al otro lado del planeta, y obtuvo un doctorado en medicina oriental por la Universidad de Pekín, con sede en la pequeña isla de Sri Lanka, donde Anabel vivió algunos años, al igual que en Indonesia.

“También fue corresponsal de prensa médica en Oriente y recibió cursos de radio, arte y feature radiofónico en Alemania.

“Hace dos décadas, de la mano de su hija Diana y de su inseparable compañero Josu Iturbe, Anabel volvió a nacer en México, país del que hizo su segunda patria, tanto, que aquí recibió a su siguiente hija, Alejandra.”

Continuó la semblanza y el llanto se manifestó. Anabel publicó 13 libros, y su hija Diana informó que dejó material para otros dos.

“Esta noche significó –expuso Diana–, por un lado, un dolor muy profundo, porque es darse cuenta de que ya no está con nosotros.

“Por otro lado, emociones muy encontradas. Cuando mi madre entró a Los monólogos de la vagina fue una de las actividades que más disfrutó y amó. Esta obra la hizo crecer como persona, la convirtió en actriz. Compartir escenario con ella ha sido de lo más hermoso que me ha sucedido.”

Ocho años de goce infinito

–¿Fue atacada por su postura sobre el sexo?

–Todo el tiempo. No sólo críticas, sino amenazas abiertas. ¡Que se fuera del país! Que la iban a matar; que iban a matar a sus hijas. Y no se amedrentó ante nada.

El productor teatral Morris Gilbert, quien descubrió la veta histriónica de Anabel, expuso que fue fanático del programa de radio de la sexóloga, en la W. “Cuando pensé en hacer esta obra, de inmediato me vino a la cabeza Anabel Ochoa, a quien ni conocía. Lo que decía en su programa tenía tanto que ver con la obra que hacía un macho perfecto.

“Cuando la quise contactar fue muy divertido porque nadie sabía cómo. Gente de mi oficina llegó a decir que Anabel era un travesti, que no existía, pero me aferré.

“Cuando por fin la hallé y le dije que la quería en esta obra se murió de la risa y me preguntó que si estaba loco, que ella no era actriz. En mi oficina hablamos media hora y salió con el contrato firmado. Lo siguiente fueron ocho años de goce infinito.”

Los monólogos de la vagina entró en su noveno año de permanencia en cartelera y han participado 72 actrices. Algunas han retornado a la obra, como Ludwika Paleta.

La placa por las 5 mil 200 representaciones fue develada por Andrea Legarreta y Patricia Llaca.

 
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