Penultimátum
■ Pastilla azul, 10 años
Cumplió 10 años de estar en el mercado y continúa como la marca farmacéutica más solicitada y discutida del mundo. También es la que más consultas registra en Google, 2 millones. Mucho más que Prozac o Botox. El Viagra es por mucho el producto más prescrito: a 30 millones de personas en 120 países, sin contar los que lo obtienen sin necesidad de receta, como en México. Las utilidades que ha dejado a sus fabricantes, la empresa Pfizer, suman más de mil 600 millones de dólares.
En la fama lleva sus logros: revolucionar el universo del sexo, como en su tiempo lo hizo la píldora anticonceptiva. Y es que la de color azul, anunciada por el rey Pelé y que permite a Julio Iglesias seguir siendo el hombre que les ha cumplido en la cama a más de 3 mil mujeres distintas, récord planetario, ayuda a solucionar un problema que millones de hombres mantienen en riguroso secreto, como es la disfunción eréctil, originada lo mismo por problemas prostáticos que por diabetes. Aunque estos males deben tratarse según cada paciente, el Viagra ayuda a restablecer el vigor en las relaciones sexuales de parejas que tenían al sexo como cosa del pasado, en el armario, y que tienen ahora una vida más feliz.
Pero no todo es miel sobre hojuelas con la pastilla azul, pues se le cuestiona por otros resultados que sus creadores no tuvieron en cuenta. Por principio, los médicos alertan sobre el uso que le dan jóvenes sin problemas de disfunción eréctil en su empeño por ser los campeones sexuales, especialmente en los reventones de fin de semana suficientemente bañados con licor. En el otro extremo, los servicios de salud registran un aumento del número de hombres de la tercera edad con enfermedades sexualmente transmisibles debido al nulo cuidado que ponen al elegir a la mujer con la que van a presumir su capacidad de erección. Esta nueva ola de señores “raboverdes” es objeto de estudio por los especialistas en Estados Unidos, Italia y España. No en México. Además de que, a más edad, mayor dosis de la pastilla azul. Pero como pasa con el alcohol, según explica el doctor Graham Jackson, el abuso afecta la salud de los sexagenarios y también de los jóvenes.
Y para rematar, se conocen las protestas de muchas mujeres mayores de 50 años que ven convertidos a sus compañeros de cama en auténticos tigres de bengala. Lo expresa muy bien una señora de Florida en carta publicada en un diario local y en la que califica a su marido de “sátiro”. Explica que, a sus 62 años y luego de criar a seis hijos, lo único que ella deseaba era descansar. Hasta del sexo. Se lo merecía luego de tanto trabajo hogareño. Pero su marido descubrió el Viagra y desde entonces la “acosa” sexualmente cuatro veces a la semana. Está a punto de pedir el divorcio, como han hecho otras por la misma causa en Estados Unidos.