Usted está aquí: jueves 11 de diciembre de 2008 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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■ Urgen políticas para evitar efectos de la crisis

■ Galardón a México SA

Resulta tan grave la creciente intensidad de la crisis, que hasta los organismos internacionales y regionales más optimistas decidieron reconsiderar sus estimaciones originales sobre la reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe. Los modestos avances observados en la primera mitad de la presente década podrían cancelarse, si se agudiza lo que algunos genios describieron como un simple “catarrito” económico.

Tal es el caso de la Cepal, que en su más flamante análisis sobre “la crisis económica actual y su posible impacto sobre la pobreza” subraya que según las proyecciones más recientes, durante 2008 habría continuado disminuyendo la incidencia de la pobreza, pero a un ritmo menor que en los años inmediatamente anteriores, mientras habría crecido levemente la cantidad de pobres extremos o indigentes. “Estos resultados reflejan en buena medida el impacto del incremento de la inflación acaecido desde principios de 2007 y, en especial, de los elevados aumentos de los precios de los alimentos”. Sin embargo, los efectos de la crisis financiera internacional desatada originalmente en Estados Unidos han comenzado a influir sobre la economía real, ya que provoca una desaceleración, e incluso caída, de la actividad económica en el mundo industrializado y, por ende, de los niveles de bienestar de la población.

La convergencia de un conjunto de factores internos y fundamentalmente externos ha provocado un fuerte incremento en los precios de los alimentos, lo que ha afectado negativamente las condiciones de vida de los más pobres en América Latina. En efecto, el alza en el precio de los alimentos acumulada en 2007 y 2008 habría impedido que unos 11 millones de personas puedan salir de la pobreza y un número similar de la indigencia.

No sólo eso: los efectos de la crisis internacional también se harán sentir sobre la dinámica económica global de las economías de América Latina y el Caribe. La menor demanda de los bienes que exporta la región y la disminución de las remesas de los migrantes, por ejemplo, son factores que, en mayor o menor medida afectarán negativamente la demanda agregada de los países de la región. De la misma manera, las limitaciones del mercado financiero internacional constituirán otro obstáculo al mantenimiento del ritmo de crecimiento que se registró el último año (la referencia es regional). Esta desaceleración del crecimiento económico está llamada a tener efectos sobre la dinámica de la pobreza en el próximo año, que posiblemente prolonguen el comportamiento menos favorable que se produciría en 2008.

En efecto, subraya la Cepal, cabría esperar que el empleo agregado para el conjunto de la región se estanque durante 2009 al compás de una expansión productiva bastante menor que la de 2008, cuando el empleo ya había crecido sólo levemente. En este contexto, resultaría también difícil que las remuneraciones reales mejoren en una medida significativa, por lo que cabría prever que se mantendrán, en promedio, sin variaciones. Por tanto, el ingreso medio real de los hogares proveniente del trabajo –la fuente principal de recursos de la mayor parte de la población–, podría llegar a caer en términos per cápita.

Tampoco son optimistas las previsiones sobre la distribución de la leve modificación que se produciría en el ingreso total de los hogares, en tanto los trabajadores menos calificados, que representan la mayor parte de los ocupados de los estratos de menores ingresos, serían aquellos más rápida e intensamente afectados por la desaceleración de la producción. Entre ellos se concentran los trabajadores por cuenta propia y los asalariados precarios, cuyos empleos resultan usualmente más sensibles al ciclo económico. Esto también llevaría que sus remuneraciones sean aquellas afectadas más negativamente.

En el marco de economías en las que el empleo y las remuneraciones de los hogares de menores ingresos puedan sufrir una retracción, la pobreza y la indigencia podrían crecer. No se considera que este aumento resulte de gran magnitud, pero extendería un comportamiento negativo que ya se habría iniciado en 2008 y que significó la irrupción de un periodo de cinco años de descenso de la incidencia de la pobreza y la indigencia.

Dicho panorama presentaría diferencias, según grupos de países. Aquellos más afectados por la disminución de las remesas, o por su conexión más directa con el mercado de Estados Unidos (léase México), podrían encontrarse entre los más afectados. También aquellos cuyas exportaciones se encuentren menos diversificadas y se concentren en bienes cuyos mercados fueron los más afectados.

Este escenario de leve incremento de la pobreza, que llegaría incluso a cobrar cierta intensidad en algunos países, podría moderarse si los Estados despliegan políticas destinadas a evitar que los efectos de la crisis vuelvan a descargarse sobre los sectores de menores ingresos y se pierdan parte de las mejoras que vinieron lográndose desde 2002. “La región no resultará inmune a los efectos de la misma, pero se encuentra en mejores condiciones para enfrentarla que en otras coyunturas. Ello debería traducirse en la puesta en marcha o intensificación de acciones que alivien el impacto que la menor demanda de trabajo tendría sobre los hogares pobres, y sobre aquellos que podrían caer en tal situación”.

En 2007 América Latina y el Caribe tuvieron un desempeño económico favorable, caracterizado por un crecimiento del PIB de 5.7 por ciento, equivalente a un incremento del producto por habitante de 4.3 por ciento. Con este resultado, anota el organismo, se acumularon cinco años de expansión continua. Ese año, todos los países de la región registraron incremento neto del PIB por habitante aunque en magnitudes diversas. Algunos crecieron a un ritmo superior a 7 por ciento anual, incluyendo a Argentina (7.6), Cuba (7.3), Panamá (9.7), Perú (7.6) y Uruguay (7.2), mientras otros presentaron resultados más magros, como Ecuador (1), Haití (1.5) y México (2). Se estima que la tasa de desempleo promedio de la región en 2008 alcanzará 7.5 por ciento –medio punto por debajo del año anterior– producto de la continuidad del crecimiento registrado. Sin embargo, en 2009 podría modificarse la tendencia a la baja del desempleo, cuya tasa podría, entonces, elevarse lentamente.

Las rebanadas del pastel

Qué bueno que es el “defensor” de los usuarios de servicios financieros: “poner un tope a las tasas de interés de tarjetas de crédito es como la pena de muerte; no da resultados” (Luis Pazos, presidente de la Condusef)… Mi profundo agradecimiento al Club de Periodistas de México, a Celeste Sáenz de Miera, Mouris Salloum George, Mario Méndez Acosta y al jurado calificador, por el galardón otorgado a México SA. Un fuerte abrazo para todos y cada uno de ellos, con copia a los compañeros de La Jornada que también fueron premiados.

 
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