Usted está aquí: martes 9 de diciembre de 2008 Cultura La Sinfónica Infantil y Juvenil de México congregó a cientos de espectadores

■ El grito de ¡bravo, chavos! neutralizó el ruido de los automóviles frente a Bellas Artes

La Sinfónica Infantil y Juvenil de México congregó a cientos de espectadores

■ Ejecutantes de entre 9 y 17 años mostraron su talento

■ La orquesta representa la apuesta del país para formar nuevos músicos

■ La OSIM se presentó como parte de su tercera gira nacional 2008

Fabiola Palapa Quijas

Ampliar la imagen Atrilistas de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de México, durante su presentación, el domingo, en la explanada de Bellas Artes Atrilistas de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de México, durante su presentación, el domingo, en la explanada de Bellas Artes Foto: Marco Peláez

La Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de México (OSIM), bajo la dirección artística de Sergio Ramírez Cárdenas, sonó en grande este domingo durante su presentación en la explanada del Palacio de Bellas Artes, como parte de su tercera gira nacional 2008.

El público ovacionó cada una de las ejecuciones de los jóvenes provenientes de varios puntos del país, quienes mostraron el nivel de perfeccionamiento técnico que han logrado en el programa nacional de orquestas, realizado desde el Sistema Nacional de Fomento Musical del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

A partir de las 15:30 horas las personas se congregaron en la explanada del máximo recinto cultural del país para disfrutar y apreciar el talento musical de chavos de entre nueve y 17 años de edad. Familias, jóvenes y personas de la tercera edad asistieron al concierto; incluso una pareja de novios hizo su aparición para tomarse una fotografía y fue afortunada porque integrantes de la orquesta interpretaron brevemente la marcha nupcial.

Crecimiento musical y artístico

Minutos después de las 16 horas, Ramírez Cárdenas expresó su felicidad por presentarse frente al Palacio de Bellas Artes y frente a un público numeroso; asimismo indicó que la primera pieza interpretada por la orquesta sería la obertura de la ópera Rienzi, del compositor alemán Richard Wagner (1813-1883).

Al comenzar los primeros acordes la explanada estaba llena; había personas de pie y algunas sentadas en las jardineras. La gente seguía llegando y buscaba un espacio para acomodarse y escuchar el concierto que confirma el crecimiento musical y artístico de los niños de México.

Del compositor mexicano Armando Luna (1964), la Orquesta ejecutó Pasaameze y Ballet des Baccanales-Volta, danzas de Terpsícore. Posteriormente el director de la agrupación explicó que la siguiente pieza era un fragmento de La noche de los mayas, de Silvestre Revueltas: se trataba de Noche de jaranas, a cuyo compás algunos espectadores comenzaron a moverse en su lugar.

El tiempo transcurría y el ánimo de los espectadores aumentaba, mientras la OSIM sorprendía con la interpretación de los movimientos Allegro con brio y Finale: Allegro, de la Sinfonía No. 5 en do menor op. 67, de Beethoven.

Sin duda, el momento más emotivo fue cuando los chicos ejecutaron el Danzón No. 2 de Arturo Márquez. Los músicos, mientras seducían al público con sus instrumentos, también bailaban en su lugar, y el grito de ¡bravo, chavos!, se escuchó en la ciudad de México, neutralizando el ruido de los automóviles.

Virtuosismo y encores

La fiesta musical continuó con la interpretación de Cubanerías, pieza creada especialmente para la agrupación por Luis Pastor, en la que destaca el sonido de las percusiones como el güiro, maracas y claves.

Imposible no bailar con el ritmo del danzón, el cha cha chá, el bolero y el mambo, que combina esta obra; los músicos fueron los primeros en realizar movimientos cadenciosos.

El programa también incluyó el Mambo de West Side Story, de Leonard Bernstein (1918-1990), y el Huapango, de José Pablo Moncayo (1912-1958).

El virtuosismo de los jóvenes provocó que el público pidiera otra pieza y la OSIM interpretó de regalo obras de Eduardo Gamboa y de Johann Strauss.

La orquesta fue creada en 2001 con el objetivo de fortalecer el aprendizaje musical y la práctica orquestal de niños de talento musical sobresaliente, en favor de su desarrollo integral.

 
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