Usted está aquí: domingo 7 de diciembre de 2008 Espectáculos Vibra Italia con la celebración de los 50 años de La Dolce Vita

■ Sobre el clásico filme de Fellini se organizó en Rimini una convención internacional

Vibra Italia con la celebración de los 50 años de La Dolce Vita

■ El director eligió el apellido Paparazzo porque rima con cazzo (pene)

■ En su ciudad natal harán uso de todos los recursos posibles para darle un agasajo internacional de dos años

Reuters

Ampliar la imagen Marcello Mastroianni y Anita Ekberg en un fotograma de la cinta Marcello Mastroianni y Anita Ekberg en un fotograma de la cinta Foto: Tomada de Internet

Rimini, Italia, 6 de diciembre. El clásico filme de Federico Fellini La Dolce Vita está por cumplir medio siglo y la ciudad natal del director hará uso de todos los recursos posibles para darle un agasajo internacional de dos años, al puro estilo del cineasta.

Las celebraciones por el filme, que Fellini concibió en 1958, filmó en 1959 y estrenó a principios de la década de los 60, llegarán hasta Los Ángeles en el 2009, en un extenso tributo al hombre a quien le gustaba decir “¿Por qué usar dos palabras cuando alcanzan 10?”

Como parte de las iniciativas por el 50 aniversario, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que entrega los premios Oscar, realizará una exposición entre el 24 de enero al 19 de abril sobre el Libro de los sueños de Fellini en sus oficinas centrales de Beverly Hills.

Pero Rimini comenzó la fiesta hace unas semanas con una convención internacional sobre La Dolce Vita, que incluyó discursos por parte de críticos, un sociólogo, una sicoanalista, un compositor, un etimólogo e incluso un sacerdote.

Durante dos días los invitados discutieron, analizaron y debatieron sobre cada aspecto de la película en blanco y negro, de 178 minutos de duración, que cambió la historia del cine. Fellini, que murió en Roma en 1993, es un dios para los amantes del cine y La Dolce Vita es un icono. De modo que no sorprendió que para algunos la convención fuese como una experiencia religiosa, una posibilidad de venerar una reliquia junto a otros creyentes.

“Nuestro rol es conservar y transmitir la histórica memoria de Federico Fellini”, dijo solemnemente Vittorio Boarini, director de la fundación que lleva el nombre del fallecido director.

La fundación organiza seminarios y exposiciones, pública libros e incluso tiene un resumen trimestral de “Estudios Fellinianos”, que incluyen tópicos de peso, como la importancia de los trenes y el mar en el expresionismo del director.

“Fellini fue un artista cuya influencia, poder cultural e intelectual, fue mucho más allá del cine. Su creatividad, sus dibujos, sus escritores, la música que elegía, influyó al arte y a la sociedad en general”, comentó Boarini.

Hace unas semanas, la fundación inauguró la exposición llamada Los libros de mi casa, donde los devotos pueden ver las publicaciones que lo influyeron, desde historietas y novelas de misterio hasta obras de Freud y Sócrates.

Su escandaloso estreno

La Dolce Vita, protagonizada por Marcello Mastroianni, Anita Ekberg y Anouk Aimée, fue polémica al momento de su estreno, pero es bastante ligera para los estándares de hoy, donde se puede ver más piel en un anuncio televisivo de desodorantes.

En siete episodios vagamente conectados, Mastroianni, interpretando al reportero Marcello, cubre las escapadas de la noblesa, los nuevos ricos, las estrellas y los parásitos del café ubicado en la Vía Veneto, mientras lucha por encontrar sentido a su propia vida.

Una mujer acaudalada y aburrida –Anouk Aimée– lleva a Marcello en su Cadillac a la sórdida casa de una prostituta porque hacer el amor allí sería más excitante que en su propiedad.

En su escena emblemática, Sylvia, una altísima diva rubia interpretada por Ekberg, atrae a Marcello a una sensual zambullida de media noche en las frías aguas de la Fontana di Trevi, en Roma.

En la película, Marcello cubre los eventos con su inseparable compañero, un fotógrafo cuyo apellido es Paparazzo: la palabra que en casi todos los diccionarios ahora significa fotógrafo agresivo de la vía pública.

“La frase 'Dolce vita' o 'dulce vida' y la palabra paparazzo se han vuelto parte cotidiana del idioma estadunidense”, dijo Ellen Harrington, de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas en California.

“La película realmente pronosticó dónde nos encontramos respecto al culto a las celebridades en Estados Unidos, que está saturado y exagerado”, sostuvo Harrington.

“Los paparazzi están por todas partes y mis hijos pequeños ya conocen la palabra porque la existencia de estas criaturas incide de algún modo en nuestras vidas en Los Ángeles”, añadió.

Para el papel de Paparazzo, Fellini se basó en las historias de la vida real de Tazio Secchiaroli, un legendario fotógrafo que murió en 1998.

Existen varias explicaciones de por qué Fellini eligió el apellido Paparazzo. Una es que su última silaba –azzo– rima con “cazzo”, el término vulgar para la palabra italiana que significa pene.

Cuando la película fue presentada, el Vaticano afirmó que debía cambiarse su título por “La vida desagradable” y una indignada anciana abordó a Fellini en Roma y le espetó “debería atarse una piedra alrededor del cuello y ahogarse en el mar más profundo”.

 
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