Usted está aquí: lunes 1 de diciembre de 2008 Sociedad y Justicia Llaman a erradicar la violencia contra mujeres

■ Víctimas de agresión, 50% de mexicanas

Llaman a erradicar la violencia contra mujeres

(De la Redacción)

Un grupo de hombres, entre ellos académicos, artistas, periodistas, políticos, intelectuales, representantes de organizaciones no gubernamentales, funcionarios públicos y profesionistas se pronunciaron ayer por erradicar la violencia contra las mujeres.

En el foro Un minuto contra la violencia y una vida por la equidad, 52 hombres, por lapsos de aproximadamente un minuto cada uno, unieron sus voces para manifestar su rechazo a las agresiones contra las mujeres y se pronunciaron contra la discriminación, la desigualdad y el maltrato de que las mexicanas son víctimas, con el propósito de impactar y sensibilizar a muchos hombres y fortalecer a muchas mujeres para juntos luchar contra esos ataques.

La asociación Tech Palewi y la Red de Democracia y Sexualidad, con el apoyo de la Dirección de Igualdad y Diversidad Social de la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal, organizaron el acto e hicieron un llamado a “hombres sensibles, congruentes y con gran calidad humana a participar y apoyar la lucha para erradicar la violencia contra las mujeres”.

Entre los asistentes estuvieron Luis Botello, subdirector del área de Género y Salud de la Secretaría de Salud; Francisco Trejo Martínez, jefe de enseñanza de la jurisdicción sanitaria de la delegación Cuauhtémoc; Gerardo Sauri, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia; Enoc Leaño, actor y cofundador de la ONG Tenzin; Enrique Quezadas, escritor y compositor ganador de dos Arieles; Antonio Medina, coordinador del suplemento Letra S de La Jornada; Julio Hernández, columnista de este diario, y Luis Meneses, delegado en Gustavo A Madero.

De igual forma, Roberto Sosa, actor; Adrián Aldrete, terapeuta familiar; Jesús Salvador Valencia Guzmán, director del DIF del Distrito Federal; David Barrios, sexólogo y director de Caleidoscopio; Jorge Arvizu, El Tata, actor y comediante; Juan Carlos Martínez, economista, y Vicente Díaz Sánchez, director general de Mexfam, entre otros.

Se destacó que la violencia “no es inevitable ni es componente intrínseco de la especie humana. Sin embargo, en el mundo cada año mueren más de 1.6 millones de personas de manera violenta y muchas más quedan con lesiones de diversos grupos y tipos –físicas, emocionales y mentales”.

En ese contexto, se recordó que, según la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, una de cada tres familias en México padece violencia intrafamiliar y 50 por ciento de mujeres han sido víctimas de agresiones en algún momento de su vida.

Los organizadores precisaron que, de acuerdo con cifras de la encuesta sobre la dinámica de las relaciones en los hogares 2006 –Inmujeres, Inegi, Unifem–, 67 por ciento de mexicanas de 15 años o más padecieron algún tipo de violencia en los pasados 12 meses, ya sea familiar, en el trabajo, en la escuela o por su pareja.

Subrayaron que los responsables de 50 por ciento de las muertes violentas de mujeres son los maridos, ex cónyuges, novios y convivientes.

Antonio Medina, del suplemento Letra S de La Jornada, habló sobre el “no a la violencia contra las empleadas domésticas”. Ellas, en México, son violentadas en al ámbito de la vida cotidiana, pero también en los espacios mediáticos comerciales.

“Históricamente las mujeres que hacen trabajo doméstico en los hogares mexicanos han sido víctimas de burlas, vejaciones y discriminación. En ese sentido, los medios de comunicación han reforzado, mediante la representación negativa, un saber social que va en detrimento de ese segmento de la población femenina de nuestro país.”

En ellas, abundó Medina, “recaen muchos mitos y estereotipos que las han estigmatizado. En el lenguaje popular hay palabras que según esto las describen: gatas, criadas, chachas”.

Medina hizo un llamado a los medios de comunicación comerciales a la reflexión, para que no refuercen mitos sociales y culturales en detrimento de ese sector de la población que ha sido históricamente vulnerado en sus derechos.

Les pidió que “no lucren (mediante el chiste o la broma) con la imagen de esas mujeres, pues al hacerlo están contraviniendo sus códigos de ética y están reforzando los patrones de violencia simbólica hacia ellas, pues, sin temor a equivocarme, las empleadas domésticas han sido un sector social que ha aportado su trabajo al desarrollo de nuestro país”.

 
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