Usted está aquí: lunes 24 de noviembre de 2008 Cultura Yani Pecanins enfrasca historias simples para no dejarlas al olvido

■ Irena Sendler, quien salvó 2 mil 500 niños judíos de un gueto, inspiró Small memories

Yani Pecanins enfrasca historias simples para no dejarlas al olvido

■ Como la polaca, la artista guarda identidades en recipientes a los que agrega materiales naturales para darles una nueva dimensión

■ La instalación consta de 50 frascos e incluye 14 collages

Merry MacMasters

Ampliar la imagen "Tengo un frasquito sobre una palestina que fue asesinada a golpes por su familia porque su novio era blanco. Eso se lee todos los días. Ese tipo de historias me impresionan y pasan al olvido, entonces me interesa rescatarlas", explicó la artista “Tengo un frasquito sobre una palestina que fue asesinada a golpes por su familia porque su novio era blanco. Eso se lee todos los días. Ese tipo de historias me impresionan y pasan al olvido, entonces me interesa rescatarlas”, explicó la artista Foto: Jesús Villaseca

Un rincón de la Galería Pecanins ha adquirido las características de cavidad subterránea, donde medio centenar de frascos de vidrio de diferentes tamaños han sido enterrados con la finalidad de preservar las historias en ellos contenidas.

Las raíces de un árbol rematan el conjunto que contrasta con las paredes pintadas ahora de color “tierra”. Hay hojas secas en el piso.

Sentada en la banca de madera de siempre, la artista visual Yani Pecanins habla de cómo la noticia de la muerte de la “heroína de la Segunda Guerra Mundial”, la polaca Irena Sendler, quien salvó a más de 2 mil 500 niños judíos de un gueto en Varsovia, le motivó a crear los frascos que integran la instalación Small memories (Memorias pequeñas), la cual, junto con 14 collages trabajados sobre trapos y encajes viejos, fue inaugurada el sábado 22 en la Galería Pecanins, ubicada en Durango 186, colonia Roma.

En un periódico, “de esos que reparten gratis en la mañana”, Yani leyó que Sendler sacó a los niños en bolsas de basura, cajas de herramientas y hasta ataúdes, para llevarlos a conventos o con familias en donde estuvieron a salvo de los nazis. Luego, Sendler guardó los nombres y datos de los pequeños en frascos de conservas, que enterró debajo de un árbol para que, una vez terminada la guerra, pudieran rencontrarse con sus familias.

A Yani le atrajo la historia, sobre todo, la acción de guardar las identidades de los niños. Así empezó a trabajar la idea de encerrar dentro de frascos historias personales y darles una nueva dimensión.

Detalles impresionantes

Las creaciones de Yani ya no tratan sobre los niños judíos, sino provienen de sus lecturas, las frases y los detalles que le impresionan. Small memories, entonces, gira en torno al recuerdo de “las cosas simples, las personas sencillas”.

Explica: “A veces retomo una frase o un párrafo, y lo introduzco en este universo del frasco. Por ejemplo, uno de estos frascos tiene un pedazo de texto de Salman Rushdie, que habla sobre las personas, sus raíces y por qué emigran. Era la primera vez que leía un texto desde el punto de vista de que las personas que emigran quieren huir. Me encantó esa idea, agarré unas plantas y raíces, y las metí dentro del frasco. Cuando recién la hice, el frasco estaba lleno de hojas verdes, que se han resecado, cosa que me gusta, porque tiene que ver con la historia. Las raíces también se secan y dejan de alimentarte”.

Ana Frank es un personaje al que siempre recurre Yani. En esta ocasión las frases de la joven llenan un frasco con una casita holandesa. También ha echado mano de textos de escritores paquistaníes, como Nadeem Aslam, y del libro El dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy, porque hablan de “cosas muy simples, las historias de los pueblos que, por lo general, son terribles. Pero, siento que lo que se dice se puede aplicar a cualquiera de nosotros”.

Ejemplifica: “Tengo un frasquito que habla de una mujer palestina que fue asesinada a golpes por su propia familia porque su novio era blanco. También lo saqué de un periódico, pero en realidad lo lees todos los días. Ese tipo de historias me impresionan y siento que pasan al olvido, entonces, me interesa rescatarlas”.

Otro frasco contiene una frase dicha por el padre de Arnoldo Kraus, que quedó registrada en un libro escrito sobre la historia de su familia. En alusión a la celebración de la noche de los cristales rotos en Berlín, otro frasco recoge cristales y platos rotos, que para Yani envuelve “la condición que tenemos todos en el mundo”.

 
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