Usted está aquí: lunes 24 de noviembre de 2008 Capital Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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■ Gabriela Cuevas, repudiada por sus gobernados

■ Los pasos a desnivel como moneda de pago

Sea como sea, pase lo que pase, hoy por hoy Gabriela Cuevas ha sido derrotada por sus gobernados. Igual que Ulises Ruiz en Oaxaca, o Mario Marín en Puebla, la Cuevas debe sentir, quiéralo o no, el repudio de la gente de Miguel Hidalgo.

Pero la gobernante de esa parte de la ciudad sabe que, pese al repudio, está obligada a reponer a los agentes del dinero buena parte de lo que les hizo perder cuando decidió oponerse a la construcción de la torre del bicentenario, es decir, les quedó a deber y ahora debe pagarles. Los deprimidos son el pago.

No hay remedio. Casi las mismas atrocidades que, según la delegada, iba a hacer el Gobierno del DF, son las que se propone realizar ahora, por eso la gente de las Lomas y Polanco, reacios a las manifestaciones, se plantaron en son de protesta, allí donde deberían iniciarse los trabajos, y como cualquier habitante de la ciudad, o del país, que sufre los golpes del gobierno, fueron desalojados por los ángeles azules que comanda la misionera Cuevas.

Por eso, porque la deuda es ineludible, es que la Cuevas se niega, una y otra vez, a hablar con la gente. Sus esfuerzos están encaminados a conseguir que el gobierno de Marcelo Ebrard avale en su totalidad la obra y, en su momento, sea éste el que cargue con las culpas que ya señala la población.

Esto lo debe tener en cuenta el propio Ebrard, quien tendrá que echar un ojo a la experiencia para recordar que siempre que el panismo hace cómplice a cualquier partido, más tarde que temprano le carga todas las culpas. Quién no recuerda que al final de las batallas, los azules se lavan las manos y señalan: ellos –refiriéndose a sus cómplices– lo avalaron.

Así que al gobierno citadino más le vale tener en cuenta cómo rellenan la albóndiga los panistas, para que después no lamente que las culpas se las cargue completas.

De esto la Cuevas ya les dio una probadita. Ya salió a decir, casi a gritos, que el gobierno de la ciudad le había otorgado todos los permisos para saldar sus cuentas, ¡perdón!, para construir los pasos a desnivel, y no faltó quien de inmediato saltó para señalar a Ebrard como el causante principal de los males que han sacado de sus casas a los vecinos de las Lomas.

De cualquier forma, ya es tiempo de que el Gobierno del DF caiga en cuenta de que no todas las alianzas le pueden acarrear beneficios, hacerlo de manera indiscriminada le puede resultar muy caro. La población de Miguel Hidalgo está ofendida, y con razón, por la actitud de la señora Cuevas, y eso debe estar en la conciencia del mandatario.

Dar el aval a la delegada, como quien se quiere amarrar el dedo antes de la cortada, porque se tienen tantas obras en la ciudad que han sido protestadas, no vale la pena. Lo mejor será seguir en el camino del diálogo y la construcción de acuerdos con quien sí sabe respetarlos, y no caer en otra de las trampas que siempre tienen listas los azules.

Baste recordar que fue la delegada Cuevas quien pidió que la autoridad central mandara la fuerza pública para reprimir a los habitantes de las Lomas, aunque ya tenía listos a sus ángeles para hacer el trabajo sucio, es decir, lo único que pretendía era que las culpas las absorbiera el propio Ebrard.

De pasadita

El jefe de las finanzas del Gobierno del Distrito Federal, Mario Delgado, le quitó el susto a muchos funcionarios que tenían por seguro que las obras que se realizan tendrían que ser suspendidas por falta de recursos, cuando advirtió que los movimientos financieros efectuados en su oportunidad se convirtieron en la red de seguridad que dará viabilidad a esos trabajos. Así que ni modo, tendrán que seguir trabajando, y con esfuerzo redoblado.

 
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