Usted está aquí: domingo 23 de noviembre de 2008 Opinión El presidente Obama puede redimir a la Casa Blanca

Amy Goodman*

El presidente Obama puede redimir a la Casa Blanca

Alice Walker es la primera mujer afroestadunidense que ganó el Premio Pulitzer por una obra de ficción. Pero el lunes la llamé para hablar sobre una historia verdadera. La familia Obama acababa de visitar la Casa Blanca. El primer afroestadunidense elegido para ser presidente de Estados Unidos había visitado la que pronto será su nueva residencia, una casa construida por esclavos. Walker me dijo: “Incluso cuando la estaban construyendo, ya sabes, encadenados o embargados por la desesperación y la tristeza, la estaban construyendo para él. Nuestros ancestros tenían una perspectiva de la vida a muy largo plazo y veían lo que algún día llegaría.” La autora de El color púrpura, que escribe sobre esclavitud y redención, continuó: “Esta es una gran victoria del espíritu y significa una gran victoria, en especial para la gente que ha tenido que vivir fundamentalmente de su fe.”

Varias décadas atrás, Alice Walker violó las leyes de Misisipi contra el mestizaje cuando se casó con un hombre blanco. Walker es descendiente de esclavos.

Aunque Barack Obama no es descendiente de esclavos –es hijo de un keniata y de una mujer blanca de Kansas–, su esposa, Michelle, sí lo es, y también lo son, entonces, sus hijas Sasha y Malia. Los antepasados de Michelle Obama provienen de Carolina del Sur; su abuelo fue parte de la gran migración que se dirigió hacia el norte, a Chicago.

Melissa Harris-Lacewell, profesora adjunta de Política y Estudios Afroestadunidenses de la Universidad de Princeton, reflexionó sobre la próxima mudanza de la familia Obama: “Hay dos niñas afroestadunidenses, dos pequeñas niñas, que van a crecer teniendo como domicilio la avenida Pensilvania 1600. Esto supone un increíble cambio para nuestro país. No implica el fin de la desigualdad racial. No significa que el mundo haya mejorado para la mayoría de las niñas de color que crecen en hogares del South Side de Chicago o en Harlem, o para los niños y niñas de origen latino. Pero sí quiere decir que algo es posible en este país.”

La construcción de la Casa Blanca comenzó en 1792. Fue construida con arenisca extraída de las canteras de Aquia, Virginia, por esclavos, después transportada a través del río Potomac y colocada en su lugar también por esclavos. La Asociación Histórica de la Casa Blanca enumera a varios de los esclavos que formaron parte de aquella histórica cuadrilla de construcción: “Tom, Peter, Ben, Harry y Daniel, tres de los cuales eran esclavos propiedad del arquitecto que diseñó la Casa Blanca, James Hoban”. Canteros o madereros “que aparecen en las listas de empleados del gobierno, tales como ‘Jerry’, ‘Jess’, ‘Charles’, ‘Len’, ‘Dick’, ‘Bill’ y ‘Jim’ sin duda fueron esclavos subarrendados a sus amos”. Randall Robinson, en su libro The Debt (La deuda), escribió acerca del trabajo de los esclavos en la construcción del Capitolio de Estados Unidos: “Las desgastadas y picadas piedras sobre las que se paran los turistas indudablemente fueron colocadas en ese lugar por esclavos, a quienes se reservaba las tareas más duras. Cocían y apilaban los ladrillos. Mezclaban el cemento. Serruchaban las largas vigas de madera en fosas endiabladamente peligrosas en las que un esclavo se colocaba fuera de la fosa y otro adentro, y éste, con frecuencia, era casi enterrado vivo por el aserrín.”

Si miramos hacia adelante, Barack Obama puede hacer historia de otra forma. Las órdenes ejecutivas que emita determinarán el tono de su presidencia y podrían marcar el comienzo de una nueva era. Los grupos defensores de los derechos humanos están pidiendo el cierre del campo de prisioneros de la bahía de Guantánamo y de las “prisiones secretas” de la CIA, lugares en los que la tortura se practica como algo habitual.

Esto nos lleva de nuevo a la esclavitud. Cuando el famoso abolicionista Frederick Douglass era joven, fue esclavizado en una plantación de la costa este de Maryland llamada Mount Misery, propiedad de Edward Covey, un famoso “domador de esclavos”. Allí las torturas físicas y sicológicas eran algo corriente. En la actualidad el dueño de esa propiedad es Donald Rumsfeld, el ex secretario de Defensa que fue uno de los principales artífices del programa de torturas y detenciones del ejército de Estados Unidos.

Con un gesto de su pluma, el día de la toma de posesión de la presidencia, el presidente Obama podría prohibir la tortura. Sería un modo de rendir homenaje a aquellos esclavos que construyeron su nuevo hogar, la Casa Blanca, a aquellos esclavos que construyeron el edificio del Capitolio de Estados Unidos, a aquellos que fueron torturados en Mount Misery.

*Denis Moynihan colaboró en la investigación periodística para la producción de esta columna. Este trabajo fue publicado el 12 de noviembre.

*Amy Goodman es presentadora de Democracy Now!, un informativo diario internacional de televisión y radio de una hora que se emite en más de 550 emisoras en inglés y 200 emisoras en español. Ha sido galardonada con el premio Right Livelihood 2008, también llamado Nobel Alternativo, y recibirá el galardón en el Parlamento sueco en diciembre.

© 2008 Amy Goodman.

 
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